Iniciamos el año con un panorama económico que nos recuerda constantemente el incremento de los precios. Y a pesar de que la inflación parece estar bajo control, los tipos de interés van a mantenerse elevados por un tiempo. Además, hemos terminamos el año 2023 con unas tasas de ahorro notablemente bajas, alrededor del 6%. Todo apunta, pues, que nos enfrentamos a un año financieramente incierto con muchas variables clave pendientes de estabilizarse.
El inicio del año es un momento donde el ahorro suele quedar en segundo plano, pero que ofrece la oportunidad para reflexionar sobre nuestras finanzas. Marie Kondo destaca por su singular enfoque en la organización y orden en el hogar, pero ¿qué decir sobre la organización y el orden en nuestras finanzas personales? Desarrollar hábitos financieros saludables resulta tan crucial como mantener el hogar ordenado. A continuación, te presento cinco consejos clave para lograrlo.
El primer consejo es tener una buena planificación financiera sobre como queremos gestionar nuestro dinero a lo largo del año. Para ello, es esencial revisar detenidamente los gastos del año anterior. Este ejercicio nos permitirá identificar gastos innecesarios, como suscripciones no utilizadas, que representan una fuente de ahorro al final del ejercicio. Además, nos aportará claridad sobre en qué áreas estamos gastando más de lo que realmente nos podemos permitir. Esta evaluación detallada es un valioso ejercicio para tomar conciencia de la dirección de nuestros recursos financieros, facilitándonos un mayor control sobre nuestra economía doméstica.
Se recomienda destinar aproximadamente el 20% de nuestros ingresos al ahorro. Apartar cada mes una parte de nuestros ingresos en una cuenta específica funciona
El segundo consejo crucial para mantener unas finanzas personales saludables es adoptar el hábito del ahorro. A menudo, seguimos el patrón de gastar primero y luego guardar lo que queda, lo cual suele ser poco o incluso nada. Para fomentar una gestión financiera más sólida, es esencial modificar este enfoque y apartar sistemáticamente una porción de nuestros ingresos tan pronto como recibimos la nómina.
Con el objetivo de lograr estabilidad financiera, se recomienda destinar aproximadamente el 20% de nuestros ingresos al ahorro, evitando así depender de préstamos o terceros. Aunque alcanzar este porcentaje pueda parecer desafiante, representa una tasa que garantiza tranquilidad a medio y largo plazo. Esta práctica no solo nos permitirá crear un fondo de emergencia para situaciones como la pérdida de empleo o crisis inesperadas, sino que también facilitará el ahorro para imprevistos anuales.
Crear el hábito de apartar automáticamente una parte de nuestros ingresos en una cuenta bancaria específica mes a mes es una estrategia efectiva. Esto no solo nos ayuda a evitar la preocupación y angustia de quedarnos sin dinero al final del mes, sino que también se alinea con las recomendaciones de la Asociación Americana de Psicología (APA), que identifica la falta de dinero como una de las principales causas de estrés entre las personas. Adoptar el hábito del ahorro no solo fortalece nuestra seguridad financiera, sino que también contribuye significativamente a nuestro bienestar emocional.
Establecer metas financieras concretas, como el depósito para una vivienda, un coche nuevo o un viaje nos ayuda a tener motivación y enfoque
Y es muy probable que, una vez revisados nuestros gastos del año anterior y decidido priorizar el ahorro antes de cualquier gasto, no nos sintamos completamente motivados ante estos cambios. Por esta razón, el tercer consejo básico es establecer metas financieras concretas. Definir objetivos claros sobre cuánto queremos ahorrar y con qué propósito resulta fundamental para que la renuncia a compras impulsivas o gastos excesivos a corto plazo se vea recompensada.
Establecer metas financieras específicas, como ahorrar para el depósito de una vivienda, la adquisición de un coche nuevo, un viaje u cualquier otra inversión significativa, nos ayudará a tener la motivación y enfoque necesarios. Estos objetivos no solo nos permiten visualizar las recompensas a largo plazo, sino que también nos ayudan a ver el progreso y actúan como recordatorios para ver por qué estamos comprometidos con un cambio en la gestión de nuestro dinero.
El cuarto consejo, estrechamente vinculado al ahorro, se centra en la inversión. En el último año y medio, hemos oído constantemente los desafíos que implica una inflación elevada. Los precios han experimentado un aumento acelerado, lo que significa que para adquirir los mismos bienes y servicios, debemos pagar una mayor cantidad de dinero. Y aunque al comprobar nuestro saldo bancario durante el ahorro parezca que mantenemos la misma cantidad, la realidad es que, con el tiempo, ese dinero va perdiendo su valor adquisitivo. A lo largo de quince, veinte o treinta años, nuestros ahorros pueden experimentar una depreciación significativa.
Es necesario considerar la opción de invertir parte de nuestros ahorros, especialmente al pensar en nuestra jubilación y en la necesidad de contar con un capital que nos proporcione una calidad de vida al dejar de trabajar.
Hay que considerar la opción de invertir parte de nuestros ahorros, pensando en contar con un capital que nos proporcione calidad de vida cuando dejemos de trabajar
Tomar decisiones informadas sobre inversiones puede ser clave para asegurar un futuro financiero sólido y sin duda, esto requiere una base de educación financiera. Adquirir conocimientos financieros es el quinto consejo para hacer cambios en la gestión de nuestras finanzas. Poseer conocimientos en este ámbito nos capacita para tomar decisiones informadas, prescindiendo de la necesidad de delegarlas a terceros y nos permite invertir de manera adecuada según nuestro perfil y necesidades. Esta autonomía nos confiere control sobre nuestro dinero, ayuda a evitar posibles estafas y nos encamina hacia la consecución de la independencia financiera.
No es necesario convertirse en expertos en inversiones bursátiles, sino más bien enfocar la educación financiera en la adquisición de habilidades para realizar una planificación financiera efectiva y comprender los distintos tipos de inversiones disponibles en el mercado. Desarrollar un criterio sólido para evaluar el coste de una inversión, valorar su rendimiento y riesgo, así como diseñar una cartera diversificada, son elementos esenciales y necesarios par poder tomar decisiones conscientes óptimas.