Los Acuerdos para el Empleo y la Negociación Colectiva o AENC son una de las principales herramientas laborales que tienen los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) y las patronales (CEOE y Cepyme) para ordenar los más de 4.000 convenios colectivos que se negocian en España y contribuir así a una menor conflictividad, minimizando las huelgas durante las negociaciones salariales en los sectores e, incluso, en las empresas. Pero como bien recuerdan los cuatro dirigentes -Antonio Garamendi por CEOE y Gerardo Cuerva por Cepyme y Unai Sordo por CCOO y Pepe Álvarez por UGT- es un acuerdo firmado por las cúpulas de sus organizaciones que, en ningún caso, tiene carácter vinculante, pues los negociadores de cada convenio son soberanos, aunque formen parte de estas dos patronales y los dos sindicatos.

Aún así, es altamente positivo ya que establece unas orientaciones, con una vigencia de tres años, para el resto de las organizaciones territoriales o sectoriales encargados de negociar los convenios colectivos que son, en definitiva, donde se establecen las subidas salariales para los trabajadores. En definitiva, si las cúpulas de sus organizaciones han sido capaces de pactar unas orientaciones de posibles subidas, ellos están amparados a la hora de acordar subidas en el entorno de lo firmado en el AENC. No obstante, dadas las peculiaridades económicas de cada sector, los negociadores tienen toda la libertad, y la obligación, de ajustar las subidas a la realidad económica de las empresas afectadas por el convenio.

De hecho, Unai Sordo ha recordado estos días que muchos negociadores estaban a la espera de un posible acuerdo marco que estableciese unas pautas a seguir. Lo que ha supuesto la paralización de muchos acuerdos, por lo que los sindicatos habían dado un plazo a la CEOE -no más allá de verano- para firmar el V AENC. De no ser así, darían la orden a sus organizaciones para que activasen las negociaciones de los convenios endureciendo la conflictividad allí donde las patronales mostrasen mayores resistencias. Lo que ha motivado a la CEOE a sentarse a negociar este preacuerdo que podría ser ratificado este lunes.

El fin de los AENC

Además, los sindicatos lanzaron una segunda amenaza, esta de más calado: si la patronal no se sentaba a negociar con la intención de llegar a un consenso, los AENC estarían muertos para el futuro. Algo que, según matizó Pepe Álvarez, sería una verdadera lástima, pues estos acuerdos marcos firmados por las cúpulas de los principales agentes sociales de este país han demostrado ser muy útiles para ordenar la negociación de los más de 4.000 convenios.

Porque estos acuerdos que no se limitan a las recomendaciones de subidas salariales, pues contemplan otros muchos factores que se recogen en los convenios colectivos. Especialmente, novedades normativas del ámbito laboral que deben ser trasladadas a estos convenios que tienen rango de ley, por lo que son publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE) como cualquier otra norma legal. Su incumplimiento, pues, tiene consecuencias en los tribunales. Y son muchas las leyes laborales que se han firmado desde 2020, cuando la pandemia paralizó la negociación del V AENC que podría ser ratificado este lunes tras el preacuerdo alcanzado este viernes.

Entre las muchas normas que han visto la luz en 2020, 2021, 2022 y alguna otra en 2023, cabe destacar en primer lugar la reforma laboral, una de las de mayor calado de los últimos decenios. Pero no ha sido la única norma aprobada en estos tres años: se ha legislado sobre el teletrabajo, que no está teniendo el desarrollo que se esperaba y que podría recibir un empujón con el AENC; las leyes de igualdad salarial o la ley Riders para el sector de las empresas digitales. Aunque también se han producido leyes del ámbito de la Seguridad Social, como la creación de los nuevos fondos de pensiones de empleo que deben articularse a través de la negociación colectiva.

Un invento español

Los Acuerdos para el Empleo y la Negociación Colectiva son un invento español que no tiene igual en ningún país, ni siquiera de nuestro entorno, y que despierta la envidia de muchos agentes sociales en Europa y fuera de Europa. Aunque lo suyo ha costado, pues son fruto de una larga historia de negociaciones bilaterales entre los sindicatos mayoritarios y el entorno de la CEOE. El primer AENC 2010-2012, pues tienen una vigencia de tres años, se firmó en 2010; el segundo llegó puntual, pues se cerró en 2012 por otros tres años; el tercero, un poco más retrasado, se acordó en 2015 con una vigencia nuevamente por tres años y el cuarto, y último hasta el momento, se estableció para 2018-2020. Como muestra del amplío abanico de cosas que se incorporan, en ese cuarto acuerdo sindicatos y empresarios decidieron que el salario mínimo interprofesional (SMI) subiría a 1.000 euros el último año del acuerdo, en 2020. Pero llegado ese año, la CEOE se resistió a tal subida.

Firma II AENC

Sin embargo, el primer AENC no brotó de la nada. Las negociaciones bilaterales (el Gobierno está fuera) son de rancio abolengo en la tradición del diálogo social en España. Si nos remontamos a 1997, aparece el Acuerdo para la Estabilidad en el Empleo y cuatro años más tarde surge el primer Acuerdo para la Negociación Colectiva o ANC, los precursores de los AENC. En 2003, 2005 y 2007 se firmaron otros tres, también con una vigencia por tres años. Pero también se han dado otro tipo de acuerdo entre los agentes sociales, no solo en el ámbito de la negociación colectiva, como el Acuerdo Social y Económico, en plena crisis financiera, con el objetivo de empujar la economía O el acuerdo, una semana más tarde de proclamarse el confinamiento del Covid, en el que sindicatos y patronales sentaron las bases de algunas medidas, como la extensión masiva de los Ertes que fue aprobada por el Gobierno.

Atasco del V AENC

Sin duda, este quinto AENC ha sido el más accidentado y llega con un retraso de casi cuatro años, pues el anterior caducó en 2020. El covid primero y la invasión de Ucrania después, han impedido las negociaciones, especialmente el efecto de la guerra sobre la inflación, que ha impedido que sindicatos y empresarios se pusiesen de acuerdo en las subidas salariales. En mayo del pasado año se pospusieron sine die las negociaciones ante la constatación de que con una inflación que entonces estaba en el 9,5% era imposible acercar posturas.

Los sindicatos aceptaban entonces diferir las subidas a lo largo de los próximos tres años, pero siempre que se garantizase que los convenios recuperarían de forma masiva las cláusulas de revisión salarial -en desuso, por los bajos niveles del IPC de las últimos años- para asegurar que los trabajadores pudiesen recuperar, aunque fuese varios años después, el poder adquisitivo perdido por el duro mazazo de la inflación. La reducción de la inflación, permitió que sindicatos y patronal retomasen en diciembre las negociaciones, aunque muy tímidamente. Las concentraciones masivas del primero de mayo han servido como empujón para acercar posturas entre los empresarios y los representantes de los trabajadores.