Contratar un paquete completo, con fijo, móvil, internet y televisión de pago, se ha encarecido en los últimos diez años hasta un 42,2%. Si bien el incremento en comparación con el año anterior es ligero y aún no han vuelto a su nivel más alto, los servicios contratados a cierre de 2023 reflejan una escalada casi constante en la última década. No obstante, el paquete sin televisión de pago ha experimentado una evolución diferente hasta situarse en niveles bastante más alejados de los máximos que alcanzó.
De este modo, se observa que el gasto medio por hogar de este tipo de packs cerró 2023 en los 79,8 euros, según los últimos datos publicados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Se trata de una cifra muy superior a los 56,1 euros que los hogares españoles destinaban de media al cierre de 2014, aunque tan solo tres euros más que al término de 2022.
Los paquetes incluyen telefonía (fija y móvil), banda ancha (fija y móvil), acceso fijo y televisión de pago, por lo que se denominan packs o paquetes quíntuples. En comparación con el año anterior, el gasto medio por hogar se encareció un 3,63%. En cualquier caso, refleja fielmente el aumento progresivo de las tarifas que ofrecen las principales operadoras del país que ofrecen servicios televisivos, con catálogos que suelen incluir series, cine y, especialmente, fútbol y otros deportes.
El gasto en paquetes sin TV cae progresivamente, en un contexto muy competitivo
Así, quitando la televisión de pago de la ecuación, el denominado paquete cuádruple finalizó el ejercicio con un gasto medio de 43 euros por hogar, lo que supone un aumento de a penas 0,10 euros de un año para otro. Echando la vista un poco más atrás, en la última década este pack se ha encarecido un 12,8%, pero sigue siendo el último uno de los datos más bajos registrados en la serie histórica que calcula Competencia.
Concretamente, es el segundo gasto por hogar más bajo registrado, sólo por detrás de los 42,9 euros registrados en el último trimestre de 2022. Así, por ejemplo, se observa que en 2017 se llegaron a superar los 54 euros por casa con telefonía (fija y móvil), banda ancha (fija y móvil) y acceso fijo.
El gasto ha ido descendiendo trimestre a trimestre, en un contexto marcado por la caída de los ingresos del sector por, entre otras cosas, la cada vez mayor competencia que existe en España. A un mercado muy atomizado, se le suma la dura competencia de las operadoras virtuales y otras compañías low-cost que aprietan desde abajo con agresivas ofertas comerciales.
Una situación que ha ido reconfigurando el mapa de las telecomunicaciones en el país, con fusiones como la de Orange y MásMóvil, empeoramiento de negocios como el de Vodafone hasta acabar en manos del fondo Zegona o la carrera imparable de Digi, que no para de ganar clientes cada año obligando a otras enseñas a competir en el bajo coste. Asimismo, las telecos tratan de reestructurarse para tratar de ser más rentables y están aplicando despidos colectivos para reducir sus plantillas en miles de personas.
Cada vez menos hogares tienen telefonía fija
De los datos de la CNMC también se observa una tendencia clara relacionada con la digitalización y es que cada vez menos hogares contratan servicios de telefónica fija. “Respecto a la penetración de los servicios de comunicaciones electrónicas, la telefonía fija siguió su tendencia a la baja y estaba presente en siete de cada diez hogares (69,7%), seis puntos menos que hace dos años (75,7%). Por el contrario, el resto de servicios continuó ganando adeptos”, destacaba Competencia en un comunicado.
En ese sentido, a finales de 2023 la telefonía móvil estaba presente en el 99,3% de los hogares españoles, frente al 99% de 2022 y el 98,8% de 2021, mientras que internet estaba en el 94,7% (93,4% en 2022 y 92,2% en 2021). También se observa que el 89,2% de los hogares en España tenía banda ancha fija a finales de 2023, por lo que avanza su penetración en comparación con el 85,8% de 2021 y el 87,1% de 2022.
“Entre los usuarios con servicio móvil, un 85,5% se conectaba a internet usando un servicio de banda ancha móvil contratado con su operador y un 92,2% disponía de un smartphone. Entre estos, un 24% eran usuarios ocasionales o habituales de redes wifi abiertas”, destaca el organismo.