El gran éxito de la reforma laboral ha sido el uso masivo del contrato indefinido, en especial, a tiempo completo. A mediados de junio, del total de los asalariados, el 57% tenían este contrato, medio punto porcentual (pp) más que el mismo mes del pasado año y 5 puntos porcentuales (pp) por encima de 2022, primer año en vigor de la nueva normativa laboral. De media mensual, en mayo estaban registrados 9,6 millones de afiliados con esta modalidad contractual, sobre un total de 16,8 millones de asalariados. Sin embargo, en los cinco primeros meses de 2024 ha perdido fuelle y en términos relativos es el contrato que menos crece, aunque en términos absolutos suponen 168.021 nuevos empleos, el 27% de los generados en los cinco primeros meses del año.
Comparando la media mensual de afiliados en enero con la de mayo, los contratos fijos a tiempo completo crecen el 1,8% y los fijos a tiempo parcial, un 2,8%. La sorpresa salta con el repunte de los temporales, que aumentan entre enero y mayo un 2% y un 3,1% los de tiempo completo. Lo que coloca a los indefinidos a tiempo completo con el menor crecimiento. La otra gran modalidad, los fijos discontinuos, se disparan en primavera y verano debido a un efecto estacional, por lo que sus porcentajes de crecimiento (35%) están desvirtuados.
Un comportamiento muy diferente al mismo periodo de 2023, cuando los indefinidos a tiempo completo crecieron un 3%, con la generación de 265.613 nuevos afiliados, el 40% del total. Los indefinidos a tiempo parcial crecieron a un mayor ritmo, un 4%, aunque a diferencia de este año, los temporales cayeron entre enero y mayo: un 1,5% en el caso del tiempo completo y un 0,3% los de tiempo parcial. Los fijos discontinuos tuvieron crecimientos similares a este año, por el efecto de la llamada.
Desestacionalizado
No obstante, la evolución del primer semestre está muy influida por la estacionalidad del verano en sectores de alto volumen de mano de obra, como la hostelería y el turismo, donde la temporalidad y la parcialidad cobran peso. Analizando el año corrido, de mayo de 2023 al mismo mes de 2024, el indefinido a tiempo completo es la estrella rutilante, pues las tres cuartas partes de la subida de afiliados en el Régimen General cuentan con este tipo de contrato. En estos últimos doce meses, ha crecido un 4,1%, el mayor ritmo de todas las modalidades; el fijo a tiempo parcial sube un 3,7%; el fijo discontinuo un 2%; y el temporal a tiempo completo cae un 5% y a tiempo parcial desciende el 2%.
Entre mayo de 2022 y de 2023, recién estrenada la reforma laboral, los fijos a tiempo completo crecieron un 12%, a tiempo parcial el 17,3%, y el fijo discontinuo el 38%, en detrimento de los temporales, que bajan un 29% a tiempo completo y un 43% los de tiempo parcial.
Los expertos advierten de que habrá que estar atentos a la evolución de la contratación temporal, aunque matizan que se podría tratar de un pequeño repunte debido a efectos estacionales. Y, en cualquier caso, los temporales siguen reduciendo su peso en el mercado laboral, pues la afiliación media de mayo de 2024 contabiliza 89.000 menos que un año antes. Desde el gobierno español advierten de que el contrato indefinido no puede seguir creciendo al mismo ritmo, pues va acumulando volumen de asalariados que continúan con el mismo contrato mes a mes, por lo que se firman cada vez menos contratos indefinidos, incluida la modalidad fija discontinua que se ha estabilizado.
El fijo, contrato estructural
Alfredo Aspra, socio director de Labormatters, señala que las empresas, con carácter general, contratan unánimemente a indefinidos para posiciones estructurales o, dependiendo de los sectores, a los fijos discontinuos, aunque con los periodos de prueba legalmente establecidos. Eso garantiza una mayor seguridad jurídica, previsibilidad y certidumbre para retener el talento. Pues matiza que la forma contractual elegida ha pasado a un segundo plano, ante los problemas para conseguir mano de obra cualificada. “El mercado se autorregula”, reseña, y ahora lo que se precisa es retener a los trabajadores.
En su opinión, el mercado -tras dos años de reforma laboral- está muy maduro. Lo que supone que los contratos indefinidos cada vez crecerán menos y se podrían dar repuntes de los temporales en los periodos de actividades más estacionales, siempre y cuando el empresario pueda justificar que la contratación temporal se ajusta a las necesidades de sustitución u objetivas de producción, como determina el Estatuto de los Trabajadores.
Rita Fernández-Fígares, socia de Everfive, señala las dificultades que tienen las empresas para poder encajar legalmente un supuesto que cumpla con las causas que la ley permite para la contratación temporal. Por un lado, el de la sustitución por baja, permisos, reducción de jornada o vacaciones del personal y, por otro, los eventuales por necesidad de la producción, mucho más restrictivos. De hecho, la abogada señala que la inspección envía cartas a aquellas empresas que tienen una temporalidad más elevada que la media de su sector, conminándoles a que reconviertan contratos para colocarse en la media. Algo que, según Fernández-Fígares, no tiene mucho recorrido legal, pues no existen topes máximos de temporalidad; eso sí, ante la inspección hay que justificar las causas de cada contrato a tiempo tasado.
En este sentido, considera que el repunte de la temporalidad este año se podría deber, en parte, a un mayor recurso a los contratos de substitución, para cubrir los huecos que se están produciendo en las plantillas por el fuerte incremento del absentismo por baja, en especial, por depresión o ansiedad.