La temporada de verano justo empezaba a arrancar, pero para muchos ha terminado de repente. El último temporal se ha llevado playas enteras por todo el litoral catalán: el Maresme, la zona del Barcelonès Nord, el Garraf y la Costa Brava son las más destacadas, pero también puntos de la Costa Daurada. Muchos alcaldes, de distintos colores, han puesto el grito en el cielo y, a las puertas de unas elecciones en el Parlament de Catalunya, la oposición de los mismos municipios también critica las actuales gestiones. De hecho, la radiografía del impacto de estos temporales no es la misma para todas las playas, aunque estén a escasos metros las unas de las otras. Existen unas cuantas razones que lo explican.
Alcaldes, a favor y en contra de preservar las playas
Un ejemplo claro lo encontramos en el Maresme. En el pasado 2023, el Ministerio para la Transición Ecológica ofreció a cuatro municipios la opción de situar unos diques de contención para evitar estos temporales. En concreto eran Vilassar de Mar, Premià de Mar, El Masnou y Cabrera de Mar. Enmarcados dentro del plan para la regeneración, el alcalde de Premià de Mar, Rafa Navarro, aceptó la propuesta. ¿El resultado? Las ventoleras han hecho cosquillas y las playas se han mantenido intactas gracias a los diques y los 350.000 metros cúbicos de arena transportada que se han conseguido mantener. Una solución más eficaz que los trasvases de arena de hasta 15.000 metros cúbicos, que se hacían de forma constante y no duraban nada.
En El Masnou y Vilassar de Mar, ambos gobernados por Esquerra, se declinó la propuesta. En el caso de El Masnou, con su puerto en la zona de poniente, las afectaciones han sido mínimas. Pero en Vilassar, con el puerto en levante, donde siempre se acumula toda la arena, ha arrasado y no queda playa. En paralelo, en el caso de Cabrera de Mar (Junts), ahora se está empezado a actuar.
¿Y el trabajo estacional?
Otros municipios no han tenido las mismas oportunidades y ponen el grito en el cielo. El alcalde de Badalona, Xavier Garcia Albiol, ya se reunió el pasado mes de febrero con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morá, para reclamar una acción para regenerar la arena en los tramos de playa del litoral badalonés que se encuentran más perjudicados por la regresión y la retirada de restos de antiguas edificaciones. Este encuentro, en el que también participaron la directora general de la Costa y el Mar, Ana María Oñoro, y la segunda teniente de alcaldía del ámbito de Impuls Econòmic i de Ciutat, Treball, Cultura, Ciutadania i Govern, Cristina Agüera, había sido solicitado para abordar las preocupaciones del Ayuntamiento ante los problemas del frente litoral badalonés. Dos chiringuitos de Badalona han sido retirados, pero en poco más de 48 horas se han empezado a restablecer, según ha podido saber ON ECONOMIA. Los afectados lamentan que su modelo de vida familiar, pero también de la decena de trabajadores que pueden llegar a tener, pasa por este negocio, que compensa unos meses anteriores de menos trabajo, ya que se han especializado en el mundo laboral estacional en los últimos tiempos. Si ampliamos la mirada, las reclamaciones, después de Semana Santa, todavía se han hecho más fuertes por parte de Albiol, que ve como muchas familias pueden perder su estabilidad económica.
Las súplicas se agrandan por todas partes. Mònica Gallardo, concejala de Junts en Sitges, lamenta que el consistorio, con ERC al frente, no esté haciendo nada. Para muchos políticos, se considera que tomar medidas de este tipo podría tener afectaciones ecológicas para la fauna actual, aunque se trata de restablecer la arena donde ya estaba. En definitiva, esta clase de vientos son una especie de ruleta rusa para muchos municipios si no ponen freno a este asunto. Volviendo al Maresme, Santa Susanna ha resistido las olas abruptas del mar, mientras que en Lloret de Mar se han borrado totalmente las playas.
Si la sequía genera dudas sobre el impacto en el freno turístico que puede tener para Catalunya, los temporales también abren esta duda. Los ciudadanos del Maresme clasifican el turismo como el tercer sector económico que aporta más riqueza en la comarca, según las conclusiones del informe sobre "La opinión ciudadana sobre el turismo en la región de Barcelona" elaborado por el LabTurisme de la Diputación de Barcelona y el Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP). El Maresme aporta en torno al 3,7% del PIB catalán y un 5,4% de lo que se genera en la Región Metropolitana de Barcelona (RMB). La oferta turística, centrada en el segmento de sol y playa, representa más del 26% de las plazas totales de la provincia de Barcelona y cerca del 12% del total catalán. En términos absolutos, dobla las que se ofrecen en la costa sur de la provincia de Barcelona. Se localiza de forma intensiva en cuatro municipios del Alt Maresme, que concentran más del 90% de las plazas. En el resto de la comarca, emergen algunas iniciativas de pequeña dimensión, situadas en lugares singulares y dirigidas a un turismo minoritario. Malgrat de Mar, Pineda, Santa Susanna y Calella son los municipios más fuertes en peso económico ligado a la actividad turística.
Dependencia económica de las playas catalanas
En el caso de Sitges, lo mismo. Como destino turístico, supera el ámbito tradicional del turismo de sol y playa, a partir de un proceso de diversificación y desestacionalización del turismo que se ha producido a lo largo de los últimos 25 años. Las principales modalidades turísticas son, por este orden, turismo de sol y playa (activo), turismo de congresos y convenciones, turismo cultural y de acontecimientos, turismo LGTBI. Todos tienen como denominador común la playa. En paralelo, el replanteamiento del modelo turístico todavía no queda definido, pero las prisas de muchas pequeñas familias que ya palpan las consecuencias directas del temporal en sus bolsillos, obligan a tomar medidas. La decisión final la tienen los municipios y, especialmente, el Gobierno de Pedro Sánchez, que tiene la competencia para tomar medidas.
Según un informe del Laboratori d'Enginyeria Marítima de la UPC, la economía de las comarcas costeras contribuye a un 65% del PIB catalán (22,8 % del territorio). Mientras que todo el turismo provee en torno al 11% del PIB. Y, en concreto, el turismo costero es fundamental y el 81% de las plazas turísticas giran en torno a sus playas. Además, también señala que la Costa Dorada es, como marca turística, la más dañada, más allá del último temporal. Y soluciones hay, pero falta voluntad política y económica. La UPC pone de relieve algunas, como la alimentación de playas (camiones de arena), las estructuras costeras, la creación de beach scraping o dunas, la autoprotección, las líneas de delimitación, la relocalización de playas o, directamente, el cambio de usos del suelo.