La economía catalana está resistiendo “mejor de lo previsto” los obstáculos que se sucedieron en 2022 -inflación, guerra de Ucrania, subida de tipos de interés, incremento de los costes energéticos y del combustible-, según el análisis que periódicamente realiza BBVA Research. A pocos días de cerrar el segundo semestre del año, la radiografía de la economía catalana es favorable: el crecimiento del PIB llegará al 2,6% en 2023, ligando tres años de crecimiento por encima de la media de España (2,4%) y recuperando los niveles de PIB prepandemia. Las razones para ello son básicamente dos. Se trata del comportamiento de las exportaciones, tanto turísticas como no turísticas, y de la creación de empleo. Además de una característica diferenciadora: los catalanes han gastado menos que sus vecinos españoles y mantienen su tasa de ahorro -generada durante los años de la pandemia- es aún elevada; son aún más ricas que en 2019.
Este escenario hace prever a los responsables de BBVA Research que, en 2024, Catalunya seguirá creciendo, aunque en menor medida, ya que sitúan el aumento del PIB en el 2% porque el turismo ya está rozando el techo de demanda previo a la pandemia y porque la demanda interior se estabilizará, principalmente en el sector servicios. El próximo año también se podría alcanzar el nivel precrisis de PIB per cápita. En cuanto a la ocupación para el próximo bienio, el servicio de estudios de la entidad financiera sitúa la tasa de paro en el 8,9% para 2023 y del 8,3% en 2024, y augura la creación de 180.000 empleos. De todas formas, en 2024, hay riesgos que se apuntan como importantes. Los tipos de interés se mantendrán en niveles elevados más tiempo de lo previsto, hay preocupación por los límites en el crecimiento de sectores como el turismo y la vivienda -porque en ambos no se están ejecutando las inversiones necesarias que aumenten la oferta-, también porque el impacto de los fondos Next Generation sobre la inversión privada está resultando más lento de lo esperado y, en materia fiscal, el próximo año “Europa dará una vuelta a las reglas fiscales y España deberá hacer un esfuerzo de consolidación y eso incluye a las comunidades autónomas”, ha explicado Miguel Cardoso, responsable para España de BBVA Research.
Volviendo a 2023, empleo, turismo y las exportaciones sustentan los avances de la economía catalana en el primer semestre. De hecho, el turismo -en buena parte generado por los mismos catalanes que han decidido reducir sus viajes al extranjero para aprovechar la oferta interna- es el motor que genera la mayor parte del empleo esperado para los próximos dos años. Los datos estadísticos evidencian que no únicamente los españoles viajaran menos al extranjero (la demanda está 13 puntos porcentuales por debajo de los mismos niveles de 2019), sino que en Catalunya el descenso es de 9 puntos porcentuales.
En cuando a la demanda interna en global, hay una cierta contención, pese a que “el pacto de rentas en Catalunya ha sido beneficioso”, según Cardoso. El titular de BBVA Research denota que los salarios han registrado un alza promedio del 4%, mientras que la inflación se está conteniendo en el 3%, de manera que las empresas pueden mejorar las tasas de productividad por empleado. Aconseja Cardoso que “las empresas de los sectores con crecimiento en el negocio trasladen estos beneficios a los empleados, ya sea de forma puntual -con un pago extra si creen que no será una mejora a largo plazo- o en la remuneración recurrente -si los crecimientos pueden consolidarse-.
Mientras, las exportaciones de bienes catalanes, medidas en términos reales, ya superaron en un 10% el nivel previo a la pandemia en el mes de abril, siendo la segunda autonomía que muestra una mejor recuperación de las ventas en el exterior, después de Madrid. Detecta el informe económico, que el sector de la automoción se está recuperando y que las ventas en las semimanufacturas también registran un cierto repunte en lo que llevamos de año.
En una vertiente más negativa se encuentra la industria, con una mejora más lenta. El informe observa como hay sectores que pueden tener sus crecimientos “agotados o restringidos”, especialmente aquellos que dependen de suministros exteriores o aquellos en los que el coste energético pesa mucho en la cadena de producción. Aquellas que tiran más son las semifactureras que ya han recuperado el acceso a los insumisos, a unos costes más aceptables que cuando se dispararon a causa de la guerra de Ucrania. No obstante, Cardoso ha apuntado que el crecimiento del sector manufacturero en aquellos sectores que no son intensivos en el uso de la energía o que no dependen de materias primas importadas y el impacto de los fondos Next Generation los situará en crecimientos superiores a la etapa prepandemia. En este sentido, considera probable que, en el plazo de unos cinco años, Catalunya sí pueda presentar un mix económico menos dependiente del turismo y con un peso más destacado de la industria.