La inflación del aceite arrastra acumulados que ya alcanzan picos de incremento del 50% en lo que llevamos de año. La situación parece insostenible para un mercado, cada vez más tensionado, donde los propios consumidores se están replanteando qué hacer. A partir de aquí, la gran pregunta es hasta cuándo se podrá sostener esta tendencia inflacionista con incrementos históricos que ya acumulan más de 18 meses consecutivos. Los expertos no tienen la bola de cristal, pero si nos basamos en predicciones matemáticas, estadísticas y viabilidad, podemos dibujar un escenario diferente a corto plazo.

Francesc Reguant, Presidente de la Comisión de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas de Catalunya, parte de una premisa: "El mercado del aceite está totalmente distorsionado". Y añade: "Si miráramos el precio, todos compraríamos colza, girasol, maíz... Pero no lo hacemos porque valoramos el valor nutricional". El año pasado se produjo una relativa caída de la producción que no justifica la altura de precios de este año. ¿Qué ha pasado? Han bajado los stocks, si baja la producción bajan los stocks, pero estamos hablando de que los stocks han bajado por las bajas expectativas de producción de este año.

Cambio de mentalidad

Con los últimos datos ya palpamos algunas consecuencias: "La producción estimada será superior a la prevista en breve y, sobre todo, todas estas reservas acumuladas saldrán al mercado o reducirán el consumo y, por lo tanto, no seguirá subiendo el precio. En paralelo, también hay un efecto de sustitución. El aceite de oliva es muy resistente a la sustitución, tiene mucha resistencia, pero en el momento que lo pones además del doble, mucha gente hará el cambio. Este precio actual, el día 1 de diciembre, será bastante más bajo", concluye Reguant. Por lo tanto, en menos de dos meses, la tendencia puede ir a la baja: "Antes de Navidad se tiene que ver un cambio". Para revertir la tendencia, también se suma otro cambio. El consumidor, según los expertos, ya ha iniciado un cambio de mentalidad y, en algunos casos, sustituye el aceite de oliva por otros productos más asequibles como la mantequilla.

Aceite en los almacenes

De hecho, el IPC acumulado está disparado, pero si entramos en el detalle de las dos últimas semanas, ya se puede ver cómo ha bajado dos puntos. La estabilidad es necesaria para productos tan básicos para los supermercados donde, junto con el aceite y la leche, no pueden prescindir. En paralelo, a pesar de la sequía y la producción de aceite española, hay que ver el impacto de otros productores como el norte de África, responsable de producir la mitad del aceite que se distribuye en Europa: "Puede ser una salida a la situación actual, las grandes superficies disponen de él y lo tienen en los almacenes", asegura el economista Reguant.

Ante estas circunstancias, la situación próxima es clara: puede haber un movimiento de precios, pero lo que ha determinado eso es la bajada de stocks. Ha habido una acumulación de estos por parte de las distribuidoras para garantizarlo. Cuando no hay stocks, la gente se asusta y todo el mundo ha ido a comprar dos botellas de aceite, en vez de una. El factor de las grandes distribuidoras comprando aceite y el consumidor ha provocado una bajada de stocks y de producción muy fuerte. El efecto llamada, motivado desde los medios, también lo ha acelerado. De hecho, la comparativa de lo que pasa aquí con otros países de la Unión Europea es engañosa y una auténtica anomalía.

El tema principal es que los mercados de importación son mercados con previsiones a largo plazo. "Seguro que las empresas distribuidoras de Irlanda o Inglaterra firmaron un contrato el año pasado y están obligados a dar este producto con este precio".

Precios altos hasta 2025

Pero también hay visiones más pesimistas. Las asociaciones de agricultores confirmaron que los precios del aceite de oliva no se contendrán a corto plazo, como sí parece que está pasando en el caso de otros productos incluidos en el cálculo del IPC. Así, se mantendrá o incluso seguirá creciendo, "al menos, hasta los meses de mayo y junio del año que viene, cuando veremos la floración de la próxima campaña. El crecimiento de los precios ha llegado para quedarse", afirma Juan José Álvarez, secretario de organización de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) a través de Autónomos y Emprendedores. En este sentido, las previsiones del sector no son nada favorables, por lo cual el elevado precio del aceite de oliva se podría extender hasta bien entrado el 2025. "De cara a la próxima cosecha, la perspectiva es igualmente mala", sostiene el primer sector.

Así pues, es evidente que la tendencia puede ir en línea contraria al alza actual, pero volver a los precios originales del aceite resultará toda una quimera. Ante esta situación, desde la organización de consumidores OCU piden al Ministerio de Agricultura que adopte las medidas necesarias para controlar la cadena de producción, garantizando que no se cometen abusos e investigando posibles especulaciones, tan perjudiciales para el conjunto del sector, como para los consumidores. Hay que tener en cuenta que el mercado del aceite viene fuertemente marcado desde España para el resto del mundo, con sus 31 denominaciones de origen. Concretamente, los índices principales de referencia se centran en el aceite de Jaén y el poder de decisión de estos puede superar la capacidad que tengan las administraciones de velar por una moderación de precios.

Ante el contexto, la Asociación Nacional de Envasadores y Refinadores de Aceite (Anierac), pide prudencia y ha hecho un llamamiento para que todos los actores del mundo del aceite y las administraciones trabajen conjuntamente a fin de que el sector español siga manteniendo el liderazgo a nivel mundial con un aceite de oliva de calidad. Las exportaciones españolas se han ido reduciendo y de manera muy clara el mes de diciembre de 2022, habiendo disminuido su volumen hasta un 30%, según los datos registrados en el Ministerio de Agricultura. Eso ha seguido sucediendo como consecuencia del aumento de los precios en origen del 60%. Y piden frenarlo a tiempo ante el peligro de perder competitividad y el clima de inestabilidad con mensajes que, finalmente, acabarán cambiando la tendencia del mercado actual español hacia el aceite.