El proyecto de ferrocarril de alta frecuencia del Canadá, que tiene como objetivo proporcionar un servicio ferroviario mejorado y más accesible y dar apoyo al crecimiento regional y económico a largo plazo, está avanzando en la contratación del socio desarrollador del proyecto con la selección de tres consorcios que serán invitados a presentar ofertas a través de la etapa de solicitud de propuestas (RFP). El gobierno del Canadá, después de una solicitud de calificaciones, ha incluido Renfe como una de las tres entidades finales que se invitarán a licitar el proyecto. Así quedan repartidas las tres opciones:
- Cadence: integrada por CDPQ Infra, SNC-Lavalin, Systra Canada i Keolis Canada.
- Desarrolladores de ferrocarriles interurban: integrados por Intercity Development Partners, EllisDon Capital, Kilmer Transportation, First Rail Holdings, Jacobs, Hatch, CIMA+, First Group, RATP Dev Canada y Renfe Operadora, donde la española tendría una gran posibilidad económica.
- QConnexiON Rail Partners: integrada por Fengate, John Laing, Bechtel, WSP Canada y Deutsche Bahn.
La ministra de Servicios Públicos y Adquisiciones del Canadá, Helena Jaczek, califica que los tres proyectos tienen "la oportunidad de trabajar como proveedores cualificados para buscar su experiencia única y perfeccionar todavía más muchos aspectos de esta iniciativa que conectará las comunidades canadienses". El gobierno de Canadá explica que High Frequency Rail es un proyecto transformador que promete cambiar fundamentalmente la manera en que los canadienses viajan al sur de Ontario y el Quebec, mejorando la accesibilidad y ofreciendo más flexibilidad de viaje.
Proyecto para el 2030
De esta manera, Renfe se convierte en una de las empresas finalistas para optar para el desarrollo y la operación de la primera línea de alta velocidad que se construirá en el Canadá partir del año 2030. El consorcio donde se encuentra Renfe es el que congrega a más empresas. A pesar de todo, las tres alianzas ahora tendrán que presentar una primera propuesta y el gobierno canadiense empezará a estudiar en septiembre las que pasan a la última fase, cuyo veredicto final se conocerá el verano del 2024. La iniciativa original no planteaba un modelo de alta velocidad, sino de Alta Frecuencia, que es como se llama el proyecto, a lo largo de los 800 kilómetros que discurren entre Toronto y el Quebec, actualizando la línea ya existente y ampliando la capacidad.
¿Será de Alta Velocidad?
El coste inicial subía a unos 9.000 millones de dólares canadienses (6.180 millones de euros), pero en caso de incluir la alta velocidad, que es lo que apunta ahora el gobierno, la factura se podría disparar. Por ejemplo, en España, un tramo de 120 kilómetros de la alta velocidad en Galicia (Pedralba de la Prada en Zamora en Ourense) costó 3.000 millones de euros, cosa que extrapolada a 800 kilómetros serían 20.000 millones de euros, y se sumaría la compra de trenes, el coste de la energía de tracción. Para iniciar el proceso, el gobierno canadiense ya ha aportado 400 millones de dólares entre el 2022 y el 2023. Además, su objetivo es incluir la población indígena en todo el proceso como aparte de su estrategia de "reconciliación".
El contraste de Renfe en España con el resto del mundo
La expansión de Renfe ya llega a tres continentes: el europeo, el asiático y el americano. A modo de ejemplo, la compañía acaba de inaugurar las operaciones en Francia, con un trayecto ya disponible entre Barcelona y Lyon, con varias paradas en territorio galo, y esta semana también inaugurará el enlace entre Madrid y Marsella. Asimismo, ya está presente en el proyecto Haramain, que une las ciudades de La Meca y Medina a Arabia Saudí; también en los Estados Unidos con el Tejas Central, para el desarrollo del primer tren de alta velocidad de los americanos, que unirá las ciudades de Dallas y Houston; en Rail Baltica, que unirá Estonia, Letonia y Lituania a través de un tren de alta velocidad a partir del 2027; o el Tren Maya de México.