Este viernes, Eurostat (la agencia europea de estadística) daba a conocer la deuda pública de cada uno de los 27 estados miembros y, entre ellos, España con un 113,2% del PIB se coloca como el cuarto país con un mayor ratio de deuda en comparación con su producto interior bruto. Pero la publicación de la oficina comunitaria de estadística daba alguna pista más: los conocidos como PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, por sus siglas en inglés) vuelven a colocarse en cabeza con unos niveles de deuda preocupante. Bueno, no todos: Irlanda, el único no latino, ha escapado de un grupo señalado en 2012 con dureza por el resto de los socios que buscaron una nomenclatura algo humillante (pig, cerdo en inglés).
El alto volumen de deuda de los cinco “piigs” ocasionó fuertes turbulencias en la deuda en los mercados, con la prima de riesgo de estos países completamente descontrolada, hasta poner en peligro la estabilidad del euro. La Comisión Europea, presionada por países como Alemania, Holanda y Austria, adoptó en un primer momento medidas muy duras que llegaron a “intervenir” las finanzas de Grecia a cambio de inyectar fuertes sumas económicas para evitar la quiebra del país helénico y se permitieron intervenciones parciales en Irlanda y España, con 34.000 millones de euros utilizados para mantener a flote el sistema bancario español.
España, el país con el mayor incremento de deuda
Los datos conocidos este viernes vuelven a señalar a estos países, ya reducidos a 'PIGS' tras la salida de Irlanda. En el cuarto trimestre del pasado año, Grecia encabeza el ranking de los países comunitarios más endeudados, con el equivalente al 171% de su PIB; seguido de Italia con el 144%, Portugal con un 113,9% y en cuarto lugar España, con un 113,2%. Pero la evolución de estos cuatro países ha sido distinta desde aquel funesto año de 2012: Italia, España y Grecia han aumentado su endeudamiento soberano, mientras Portugal lo ha reducido. Además, los incrementos han seguido ritmos diferentes, pues España ha aumentado su deuda en una década (especialmente por el impacto del covid y la guerra de Ucrania) en 25 puntos porcentuales (desde el 88,2% en 2012 al 113,2% en 2022), Italia 17,8 puntos y Grecia 10,8 puntos. Por su parte, Portugal ha reducido en 13,3 puntos su deuda en una década e Irlanda, ¡84 puntos!
Pero si bien es cierto que las deudas son ahora más altas que hace diez años, el entorno político e institucional es muy diferente, por lo que los expertos consultados por ON ECONOMÍA descartan que se pueda producir una situación de presión contra la deuda de los 'PIGS', incluso en un entorno de tipos al alza y la vuelta a las medidas de disciplina fiscal a partir de 2024 anunciada por Bruselas.
Pocas probabilidades de una crisis de deuda
Santiago Carbó, director del área financiera de Fincas y Catedrático de la Universidad de Valencia, considera que no se va a reeditar la crisis de 2012, que no hay indicios a día de hoy, porque las instituciones europeas han aprendido, “aunque quizá los países no tanto porque siguen manteniendo déficits altos y un aumento de la deuda”, matiza. Pero pone sus esperanzas en el Banco Central Europeo (BCE) que dispone de mecanismos para ayudar ante una crisis de deuda y, sobre todo, que no quiere que se vuelva a poner en duda el futuro del euros. “Eso no significa que no podemos tener presiones en los mercados en un momento determinado, que se encarezcan las primas de riesgo o la financiación de la deuda”. Pero, en opinión de Carbó, la situación hoy es distinta, al menos al día de hoy, pues en su opinión es difícil que puede pasar dentro de un año porque los mercados de deuda tienen mucha volatilidad, incluso, matiza, puede que dentro de un año estemos mucho mejor. “Por esto motivo, hay que ir muy poco a poco”.
Santiago Lago, catedrático del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, coincide en que no se tiene que producir necesariamente un episodio como en 2012, a pesar de que los actuales niveles de endeudamiento son mayores que entonces. “El BCE cuenta con herramientas que no tenía entonces”, remarca. Además, incide en que el cambio institucional no sólo se ha producido en el regulador bancario, también en la propia Unión Europea que está diseñando unas reglas fiscales que, muy probablemente, “serán más inteligentes y se adaptarán mejor que las vigentes entonces; lo que a su vez refleja una perspectiva de la austeridad muy diferente a la que había en Europa hace 15 años”.
Medidas para corregir el déficit y rebajar la deuda
Pero en algo que coinciden el resto de consultados, aunque la Unión Europea esté más preparada para atajar episodios de crisis como los de hace diez años no es excusa para que los países no hagan sus deberes. “España y el resto de los países con mayores desequilibrios en déficit y deuda tendrán que hacer un ajuste mayor que otros y cumplir lo que se pacte en los próximos meses en la reforma del pacto de Estabilidad y Crecimiento. Porque si no se cumple, ni el BCE ni la Comisión Europea van a prestar su apoyo”, señala Lago.
José Carlos Díez, profesor en la Universidad de Alcalá, considera que hay aspectos peores respecto a 2012 y también mejores. Entre los primeros, señala el mayor volumen de deuda, aunque matiza que el pasado año la emisión fue equivalente al 18% del PIB, por debajo del 24% de 2011 y lejos del 25% de 2020, un buen indicador del estrés de las emisión de deuda, como se aprecia en el cuadro de Airef. En la parte positiva, coincide en señalar que el BCE no permitirá que pase una cosa así. “Cómo tampoco se ha dejado caer al Credit Suisse y en 2012 se permitió la quiebra de Lehman Brothers”. Aun así, considera que se deben tomar medidas de control del gasto, volviendo a un superávit primario, abandonando el actual déficit público estructural. Y pone de ejemplo Portugal que tienen en 2022 una deuda menor a la de 2019.