Hay doce ocupaciones donde el 25% de sus ocupados siguen con contratos temporales, muy concentradas en sectores de escasa cualificación y ligadas en muchos casos a la administración pública, según el Observatorio trimestral del mercado de trabajo elaborado por Fedea y BBVA Research. La reducción de la temporalidad ha sido el principal objetivo de la reforma laboral algo que se ha conseguido en gran medida pues se ha colocado en el 14% (en el sector privado, pues en el público supera el 30%), tasas cercanas al 16% que hay en Francia, según ha apuntado Florentino Felgueroso, investigador de Fedea en la presentación.
La profesión con un mayor índice de temporalidad es la de peón agrario, forestal y de pesca con un 53% -aunque desde el Gobierno apuntan que partía de porcentajes superiores al 65%- y la segunda es la de peones de la construcción y de la minería con un 42,1%, en ambos casos mayoritariamente contratados en el sector privado que precisan una cualificación baja. Sin embargo, la tercera profesión con mayor índice de temporalidad, un 35,6%, se desarrolla íntegramente en la administración pública, aunque se trata de profesionales de muy alto nivel y minoritarios: miembros del poder ejecutivo (ministros o secretarios de Estado) y cuerpos legislativos (diputados y similares de parlamentes autonómicos), aunque también altos directivos de la Administración pública de libre disposición.
La cuarta posición es para profesionales cualificadas de apoyo a los servicios jurídicos, sociales, culturales, deportivos y afines que, aunque tienen un fuerte peso en la administración pública, también están en el sector privado. En conjunto, la temporalidad es del 33,6%, que se eleva al 42% si son contratados por una administración pública, y se reduce al 31% en el privado. A continuación, con un 33% de temporalidad, están los trabajadores de los cuidados a las personas en servicios de salud, un sector que se oferta tanto en el ámbito privado como en el público, aunque la temporalidad es el 17% en el primero y del 52% en el segundo.
Un salto que no se produce en la enseñanza, otra actividad que se dispensa tanto en el ámbito público y privado, pues la temporalidad para el conjunto de estos profesionales es del 32,6%, con el 30% en el privado y el 37% en el sector público. Sin embargo, en el otro gran sector de la administración, la sanidad, las diferencias se disparan. En el colectivo de profesionales de salud, la temporalidad es del 30,5%, pero mientras que en el ámbito privado se reduce a un 11% -por debajo de la media de la temporalidad del conjunto del mercado laboral- en el público se cuadriplica hasta el 41%. “Otros trabajadores de los cuidados a las personas” ocupan la octava posición en el particular ranking de la temporalidad, ya que el 30% de sus profesionales no tienen un contrato indefinido, con una tasa del 28% de temporalidad con un empleador privado y un 40% con en uno público.
Llamativo es el caso de la recogida de basuras y otros servicios urbanos, donde las diferencias en la temporalidad se agudizan si el servicio se presta por una subcontrata o directamente por la administración. Así, con una medida de temporalidad del 28%, si el empleador es una empresa se reduce al 14%, pero si es una administración se dispara al 49,5%. En el caso de los peones de las industrias manufactureras, mayoritariamente privados aunque empleados en muchas ocasiones por subcontratas, la temporalidad se coloca en el 27,8%. Igualmente llamativo son los trabajadores cualificados de actividades agrícolas, donde la temporalidad es del 26%, con un 16,7% en el ámbito privado y un 59% en el público. Finalmente, con el puesto número 12, los empleados de bibliotecas, corres y afines, tienen un 25,2% de temporalidad.
Interinidad en la Administración público
La rigidez en la contratación en la ámbito público, mediante oposiciones que tardan varios años en completarse desde la convocatoria hasta la incorporación de los trabajadores, explica en parte el uso de las contrataciones temporales especialmente bajo la figura de los interinos. Lo que aporta una temporalidad muy atípica, pues hay trabajadores que llevan más de 20 años en el mismo puesto con este tipo de contratos, lo que aporta estabilidad en el empleo, según señala el investigador de Fedea, Floren Felgueroso. Por este motivo, resalta que en muchos casos si se descuenta los trabajadores con contrato interino, la temporalidad en la administración no es tan abultada en sectores como la educación.
Sin embargo, Felgueroso hace mención a la Sanidad que, como se refleja en el Observatorio, tienen unos altos niveles de temporalidad, aun descontando los interinos. “La Sanidad es un drama, porque en enfermería y auxiliares tienen una temporalidad más allá de los interinos, que además es muy duradera. No salen oposiciones y hay trabajadores con una media de 45-50 años con contratos temporales, aunque sin problemas de permanencia en su puesto de trabajo”, señala. Un problema que se ha agrado en los últimos años, señala, por la fuerte inmigración de profesionales de la salud españoles hacia otros países en busca de mejores condiciones laborales y salariales.
Precariedad con contratos fijos
No obstante, tanto Felgueroso como Rafael Doménech, de BBVA Research, coordinadores del Observatorio han insistido en que también se puede dar precariedad con contratos indefinidos, en especial en la modalidad de fijos discontinuos que se han disparado tras la reforma laboral. Doménech señala que hay otros indicadores de precariedad además del tipo de contrato que están analizando desde el observatorio. “Estamos mirando la evolución de las jornadas de trabajo” dice el Responsable de Análisis Económico de BBVA Research. Felgueroso insiste en que no importa el tipo de contrato, sino las horas de trabajo y, por tanto, el salario que se cobra. En este sentido, ambos inciden en que hay que esperar algún tiempo para disponer de más información para ver cómo han cambiado las condiciones de los trabajadores que antes de la reforma laboral eran temporales y actualmente han pasado a fijos-discontinuos.