El ex primer ministro italiano, Mario Draghi, y también expresidente del Banco Central Europeo, dijo este lunes que la economía europea necesita acometer tres grandes transformaciones para ser competitiva en la escena global: acelerar la innovación, abaratar la energía sin renunciar a la descarbonización y reducir dependencias estratégicas, incluido el refuerzo de la defensa.

En su esperado informe sobre el futuro de la competividad europea - encargado por la propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y presentado por ambos este lunes en rueda de prensa- Draghi propone para ello adoptar una "nueva estrategia industrial europea" que pasa, entre otras medidas, por invertir conjuntamente en bienes de interés público y mejorar la coordinación de las políticas industriales, comerciales y de competencia de los Veintisiete.

Asimismo, advierte de que la UE afronta el "reto existencial" de aumentar su productividad y su crecimiento económico o, de lo contrario, tener que dar marcha atrás en algunas de sus ambiciones y objetivos, desde la lucha contra el cambio climático hasta la financiación de su modelo social, y defiende que "el único modo de ser más productiva es que Europa cambie radicalmente".

El crecimiento europeo se ha ralentizado hasta el punto de que, en las últimas dos décadas, la brecha entre el PIB de la UE y Estados Unidos se ha ensanchado desde el 15% hasta el 30%, y China va ganando terreno, mientras que factores que lo impulsaban, como el crecimiento demográfico, el auge del comercio internacional o la disponibilidad de energía rusa barata van desapareciendo, recuerda el documento que recoge EFE.

"Se necesita un aumento masivo de inversiones"

Draghi cree que la Unión Europea necesitará un aumento "masivo" de las inversiones para digitalizar y descarbonizar la economía y aumentar su capacidad de defensa, lo que supondrá un esfuerzo de unos 5 puntos porcentuales del PIB al año, hasta alcanzar niveles de los años 60 y 70, si quiere mantener su competitividad frente a países como China o Estados Unidos.

Para ejemplificar lo titánico del hueco que debe rellenar la UE, Draghi ha recordado que las inversiones suplementarias del Plan Marshall entre 1948 y 1951 representaron anualmente en torno al 1-2% del PIB e incluye en su informe simulaciones de la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que evalúan si un aumento "tan masivo" de la inversión es macroeconómicamente sostenible y cómo puede Europa desbloquear una partida de esta envergadura.

Los resultados de estos simulacros sugieren que el impulso inversor puede llevarse a cabo sin que la economía sufra restricciones de oferta, y que la movilización de la financiación privada será fundamental a este respecto, aunque deberá apoyarse también en un incremento de la inversión pública.

El documento, que analiza los principales retos que afrontará la UE en los próximos años, también urge a culminar la Unión de los Mercados de Capitales; a alinear las políticas industriales, de competencia y comercial, a atender unas necesidades de inversión "inéditas" en medio siglo y a ahondar en la coordinación de la regulación y la eliminación de las barreras administrativas.