Es oficial: el PIB de Alemania ha cedido en el cuarto trimestre de 2022. La que es la economía más potente de Europa no logró crecer durante el último tramo del anterior ejercicio, registrando una caída del PIB del 0,2% en el cuatro trimestre con respecto al tercero. De esta forma, atendiendo a los datos ofrecidos esta misma mañana por Destasis (Oficina Federal de Estadística), Alemania cerró 2022 con un crecimiento económico del 1,8%, un punto porcentual menos que en el cierre de 2021.
“Después de que la economía alemana lograse un buen desempeño a pesar de las difíciles condiciones en los primeros tres meses, el rendimiento económico disminuyó ligeramente en el cuarto trimestre de 2022”, expresan desde la oficina de estadística. Y es que, Alemania, pese al estatus económico que la caracteriza, ha sido una de las naciones más damnificadas por la coyuntura de la economía europea. La crisis energética, la cual ha salpicado de lleno al país germano, unida al escenario de endurecimiento monetario en que el que, todavía hoy, el Viejo Continente sigue inmerso, han motivado el menor crecimiento económico en Alemania.
La crisis energética ha sacudido a la economía alemana
La nación liderada por Olaf Scholz ha tenido que ajustar su economía durante prácticamente todo el curso. El país con capital en Berlín es una de las regiones europeas más lastradas por la crisis energética, la cual aún sigue haciendo mella sobre gran parte de las economías de los Estados miembro. Pese a que los precios parecen haberse neutralizado, los expertos aseguran que todavía siguen elevados. En esas, el abastecimiento energético parece haberse convertido en un laberinto para Alemania.
Se trata de una de las naciones más dependientes del gas ruso. Con los continuos cortes de suministro, además de con el posterior cierre permanente del Nord Stream, la nación germana ha tenido que ingeniárselas para tener las reservas del gas en niveles suficientes como para atravesar el invierno. Pese a que las condiciones meteorológicas han ayudado a que las reservas de gas siguen elevadas, nada asegura que el próximo invierno vaya a ser tranquilo.
Alemania desembolsó 30.000 millones para contar con suministro energético
En esas, Alemania ha tenido que recurrir a una mayor inversión en renovables, además de prolongar la vida de sus centrales nucleares y recurrir al carbón, para tener suministro energético suficiente. Por su supuesto, y como varias naciones, la alemana también ha recurrido al GNL. Mirando al futuro, el estado federal también se ha incorporado al corredor de hidrógeno verde en el que también figuran España, Portugal y Francia.
Pese a esto, según las cifras que marcaba el banco estatal KfW, que actúa como estabilizador financiero del sector energético alemán, el país gastó 17.000 millones de euros en rellenar los depósitos de gas, 4.000 millones en comprar GNL y 9.000 millones en comprar gas de fuentes no rusas. En total, hasta finales de 2022, Alemania desembolsó 30.000 millones de euros en asegurarse un invierno óptimo.
El endurecimiento monetario no ayuda
Otro de los factores que, junto a la crisis energética, ha perpetrado en la economía alemana es el escenario económicamente restrictivo que mantiene Europa. Tras el inicio de la guerra de Ucrania, el Viejo Continente vio como los precios ascendían, contagiando a los indicadores de inflación de la mayoría de las naciones europeas. En esas, hoy por hoy, Alemania mantiene una cota del IPC del 8,6%.
El Banco Central Europeo sacó el mazo de hierro, llevando a cabo hasta cuatro subidas de tipos consecutivas y ubicando la tasa de interés sobre el 2,50%, nivel más elevado desde diciembre de 2008. Esa agresividad para irradiar la inflación en la eurozona ha supuesto un deterioro económico en gran parte de los Estados miembro, algo que se ha hecho evidente en la dinámica del PIB de Alemania.
¿Logrará Alemania esquivar la recesión?
En este punto, llegamos hasta el momento actual, en el que la nación alemana está a un paso de la recesión económica. Pese a que es una hipótesis que ciertamente ha cogido fuerza tras la revelación de los datos del PIB de Alemania, todavía sigue siendo eso, una hipótesis. Carsten Brzeski, experto de macroeconomía de ING, cree que “hay muy pocas señales que apunten a una recuperación saludable de la economía alemana en el corto plazo”.
El analista de la entidad financiera comenta que “la producción industrial todavía está un 5% por debajo de lo que era antes del covid-19, y el PIB solo volvió a su nivel anterior a la pandemia en el tercer trimestre de 2022”. Tras esto, Brzeski señala que “los pedidos industriales también se han debilitado desde principios del anterior curso, la confianza del consumidor, pese a las mejoras recientes, está cerca de los mínimos históricos, y la pérdida del poder adquisitivo continuará en 2023”.
El economista, ante las dificultades a las que se enfrenta Alemania, sentencia comentando que “las perspectivas para el país parecen complicadas, por decir lo menos, con un número sin precedentes de incertidumbres y desarrollos en direcciones opuestas”.
Desde ING apuntan al BCE como otra de las complicaciones a las que se enfrentará el país germano. Y es que, el organismo liderado por Christine Lagarde ha asegurado que elevará los tipos de interés las veces que sean necesarias para asentar el IPC de la eurozona sobre el 2%. Ante esto, y con un discurso hawkish, el mercado espera que el próximo jueves el BCE elevé los tipos de interés en no menos de 50 puntos básicos. De darse dicha subida, la tasa de interés de la eurozona se asentaría sobre el 3%, siendo este el nivel más elevado de los últimos 14 años.
La economía alemana se enfría, y todo parece indicar que no habrá una notable mejor en el corto plazo. Está por ver como se desarrollan los acontecimientos macroeconómicos y geopolíticos. 2022 ya dejó claro que todo puede pasar.