La economía de la eurozona esquivó por la mínima la recesión técnica al cierre de 2023 gracias a un último trimestre en el que registró una tasa de crecimiento del 0%, que contrasta con la contracción del 0,1% observada en los tres meses anteriores, según los datos preliminares publicados este martes por Eurostat. Así, la estimación apunta a una expansión anual media del 0,5% en el conjunto de 2023 (España un 2,5%), pero la oficina de estadística comunitaria ha advertido de que el cálculo está basado en fuentes "incompletas" y está sujeto a posibles revisiones. En el conjunto de la Unión Europea, la actividad también se paralizó en el cuarto trimestre, después de la contracción del 0,1% del tercer trimestre, evitando así también su entrada en recesión técnica. En comparación con el cuarto trimestre de 2022, el PIB de la zona euro creció un 0,1%, mientras que el de los Veintisiete avanzó un 0,2%.
En el conjunto del año, España se coloca entre los países con mayor crecimiento, un 2% en términos interanuales (2,5% en la media del año), solo superado por Portugal, con un 2,2% de incremento, según los datos provisiones de 12 países recogidos por Eurostat. Tres los países ibéricos, Bélgica crece un 1,6%, Francia el 0,7% e Italia el 0,5%. El año ha sido malo para las economías europeas, pues el conjunto de los países del euro creció en el año un 0,1% y el conjunto de la Unión Europea, el 0,2%. Entre los 12 países con datos avanzados, Irlanda registra un descenso interanual del 4,8%; Austria el 1,3% y un 0,2% Alemania, Chequia y Letonia.
Portugal y España
En concreto, la expansión trimestral de la economía española (de un 0,6%) y de Italia (un 0,2%), así como el estancamiento de la economía francesa (0%), en el cuarto trimestre de 2023, compensan la caída de la actividad en Alemania, que cerró el año con un descenso del 0,3% en el último trimestre del pasado año. No obstante, entre los países de la eurozona, el mayor ritmo de crecimiento en el cuarto trimestre correspondió a Portugal, con un 0,8%, por delante de España y de Bélgica y Letonia, ambos con un 0,4%. Por el contrario, la peor evolución en el trimestre final de 2023 se registró en Irlanda (-0,7%), así como en Alemania y Lituania (-0,3% en ambos casos).
Fuera de Europa, al otro lado del Atlántico, el PIB de Estados Unidos registró en el cuarto trimestre del año una expansión del 0,8%, moderándose cuatro décimas respecto del crecimiento del 1,2% del tercer trimestre. En el conjunto de 2023, la mayor economía mundial registró un crecimiento del 2,5%, seis décimas por encima de la expansión del 1,9% en 2022, a pesar del endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed). En el caso de China, el PIB habría registrado una expansión del 5,2% en el conjunto 2023, acelerándose sustancialmente respecto del crecimiento del 3% en 2022, cuando la segunda mayor economía mundial se vio frenada por las medidas implementadas para contener el covid-19.
Sorpresa positiva
El comportamiento del PIB entre octubre y diciembre del pasado año, por tanto, sorprende positivamente puesto que el consenso del mercado esperaba un trimestre de reducción de la actividad que, sumado a la contracción previa, hubiese significado la entrada en recesión técnica (dos trimestres seguidos en negativo). De hecho, los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro (el Eurogrupo) dieron por segura la recesión técnica en su reunión de enero debido principalmente al frenazo de la industria alemana y al impacto de los tipos de interés, que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene en el 4,5% pese a la desaceleración, señala Efe.
Los titulares de Finanzas, sin embargo, descartan desde hace meses que una potencial recesión fuese "profunda y duradera" y en repetidas ocasiones han mostrado su confianza en un aterrizaje suave de la economía pese a los riesgos. No obstante, la incertidumbre es grande en el arranque del año, especialmente a causa del bloqueo de buques comerciales en el mar Rojo como consecuencia de las tensiones en Oriente Medio, que se suma a la agresión de Rusia sobre Ucrania y a la política monetaria restrictiva del BCE para conseguir que la inflación se reduzca hasta el objetivo del 2%. Por el lado positivo, el descenso continuado de los precios seguiría impulsando la demanda privada en un año en el que los expertos también cuentan con un mayor impacto de los fondos europeos de recuperación y con un mayor dinamismo de las exportaciones.