La inflación y los costes de producción que se están produciendo a nivel internacional y estatal son las principales preocupaciones para los economistas catalanes para hacer frente al 2023 con una economía catalana y española competitiva versus sus homólogos europeos. La respuesta a estos problemas pasaría para adoptar las reformas estructurales más adecuadas para mejorar la productividad de la economía catalana y tener un país competitivo, que no son otras que potenciar las infraestructuras -ampliación del aeropuerto, potenciar los puertos, impulsar el corredor del Mediterráneo-, favorecer el mercado de trabajo y la formación y educación, y ejecutar el Pacto por la Industria que han consensuado los agentes sociales y la administración.
La economía catalana tiene deberes pendientes: transformar el modelo productivo por medio de la transición energética y la transición digital y fomentar la industria y los sectores productivos más competitivos, según ha reconocido el decano del Colegio de Economistas de Catalunya, Carles Puig de Travy, quien ha recalcado la importancia de que las fuerzas políticas catalanas lleguen a un acuerdo sobre los Presupuestos para el 2023.
Sin embargo, un pacto de rentas y otros mecanismos que eviten la espiral precios-salarios, las medidas para reducir el impacto de los costes energéticos para empresas y familias o medidas fiscales que favorezcan los hogares más vulnerables serían otras recomendaciones que los economistas catalanes defienden en las conclusiones de la última encuesta sobre la situación económica en Catalunya, realizada por el Colegio de Economistas durante el último trimestre de 2022.
En el capítulo de infraestructuras y preguntados en concreto sobre las inversiones previstas en la mejora de la red y la gestión de Rodalies dentro del presupuesto del Estado para el 2023, uno de cada dos encuestados cree que acabarán por no ejecutarse y, en caso de que los recursos acaben ejecutándose, prevén que "contribuirá a mejorar el servicio". Cuando menos, un 60% piensa que los problemas persistirán hasta que no se produzca el traspaso integral del servicio a la Generalitat.
La economía catalana, peor que hace un año
Desde la perspectiva comparativa de la encuesta hecha a mediados del año pasado, los economistas mantienen un alto grado de preocupación por el aumento de los precios y los costes, los efectos de la guerra de Ucrania y la subida de los tipos de interés. En este último aspecto, los expertos no son excesivamente partidarios del endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), aunque creen que "habrá probablemente nuevas subidas de los tipos" y piden a la autoridad monetaria "que sea prudente en sus decisiones", ya que todo apunta en qué la inflación en España -de las más bajas de la UE- muestra una cierta tendencia a la moderación, pero hay que seguir muy atentos a la evolución que el IPC y de la inflación subyacente de los próximos meses y, sobre todo, al comportamiento de los precios energéticos. Los pronósticos sitúan un IPC de entre el 4,5% y el 5% a cierre de este 2023.
No obstante, "España, a diferencia de otras crisis anteriores como la financiera de 2007 y la de la covid, está en una buena posición", ha explicado el decano del Colegio de Economistas de Catalunya (CEC) Carles Puig de Travy. "Es cierto que estamos en una situación de incertidumbre económica, que se tiene que saber gestionar, pero el impacto de la falta de suministro energético por la guerra de Ucrania ha sido menor que en otros estados comunitarios, los datos del mercado de trabajo y de la demanda de consumo no son negativamente pronunciados y en 2023 estará el incentivo de los fondos europeos Next Generation que esperamos que lleguen y que se trasladen a Catalunya", ha manifestado el decano de los economistas.
Carles Puig de Travy ha recordado las previsiones revisadas del Consejo General de Economistas (CGE) que elevó tres décimas la previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español de 2022, hasta el 4,1%, pero ha recortado una décima sus estimaciones para 2023 desde el 0,9% al 0,8%.
El contexto general despierta los recelos de los economistas. Cuatro de cada diez consideran que la economía catalana está peor ahora que hace un año, aunque la confianza que muestran sobre su evolución a corto plazo es favorable, más que las perspectivas para el conjunto de España. Según la encuesta difundida este martes, el índice de confianza mejora ligeramente, pasando del 5,01 al 5,05. También se hunde la preocupación por los precios del gas y los carburantes. Cabe decir que, entre las medidas que se han activado para combatir la situación de ralentización, los economistas catalanes aplauden mayoritariamente el establecimiento de impuestos finalistas como el gravamen temporal sobre las grandes empresas del sector energético, dirigido a las entidades financieras y el impuesto temporal de solidaridad de las grandes fortunas.