El encarecimiento de los alimentos sigue siendo una de las mayores preocupaciones entre los españoles. Pese a que la inflación venía reflejando descensos en los compases finales del pasado ejercicio, esta no logra bajar del 6% en los primeros meses del nuevo curso, y gran parte de la culpa del no descenso del IPC la tienen los precios de los alimentos. Los sobrecostes a los que tienen que hacer frente los españoles ponen en riesgo a las rentas más bajas del país. Así lo ha indicado este miércoles el Banco de España en un artículo en el que analiza los precios de los alimentos, equiparándolos con la evolución que han mostrado los mismos en Europa y analizando la afección que genera entre los españoles, especialmente en las rentas más bajas del estado español.
En esas, la institución monetaria ha alertado de que el alza de los precios de los alimentos pone en riesgo a las rentas más bajas del país, explicando que los sobrecostes pueden limitar el acceso a una alimentación saludable, al tiempo que obliga a las familias a reducir el gasto en otros productos.
Los precios de los alimentos hubieran sido mayores de no haber existido descuentos del IVA
Cabe destacar que los alimentos se acercaron al 15% el pasado diciembre en términos de índice armonizado de precios de consumo, mientras que en Europa se aceraron al umbral del 14%. El hecho de que el precio de los alimentos siga creciendo preocupa porque influye con especial intensidad en las expectativas de inflación de los consumidores, incidiendo en las decisiones de las familias sobre el gasto, la inversión o el endeudamiento, lo que, a la larga, podría influir sobre las decisiones de política monetaria.
Tal y como informó ON ECONOMIA el pasado 17 de marzo, los precios de los alimentos en España se mantienen sobre el 16,6%, una tasa que, de no existir ningún descuento del IVA para 15 alimentos, estaría sobre el 18,1%. Se trata de niveles que, pese a que el IPC energético ha cedido, mantiene la inflación general en unas cotas elevadas en los tres primeros meses del año.
Mirando al futuro, el Banco de España explica que cabe esperar una cierta desaceleración del incremento de los precios de los alimentos tanto en la eurozona como en España, dada la moderación reciente observada en el precio de las materias primas. Pese a esto, el organismo monetario también advierte de que la sequía observada en Europa en 2022 genera una elevada incertidumbre sobre la producción agrícola y sobre los precios de los alimentos en 2023.
El encarecimiento de los alimentos en España, similar a los de Europa
Por otro lado, en el análisis que hace la institución monetaria española, los incrementos de los precios de consumo de los alimentos han sido muy similares tanto en España como en la eurozona, ya que están ligados a factores de oferta globales. Pese a ello, el mayor peso que tiene los alimentos en la cesta de consumo española ha hecho que su contribución a la inflación general sea superior. El Banco de España también observa cierta heterogeneidad en el repunte de las distintas clases de alimentos, entre los que destaca el precio de los productos relacionados con los cereales y con la leche.
Sea como fuere, el elevado precio de los alimentos sigue siendo una cuestión que preocupa tanto a la ciudadanía española como a la del resto de países de la eurozona. Cuando los precios de los productos energéticos habían desahogado al IPC general, el valor de los alimentos se ha convertido en el sustento de una inflación que, al menos en España, parece haberse estancado en el umbral del 6%, a falta de los próximos datos adelantados, los cuales se conocerán en la jornada de mañana, jueves 30 de marzo. Presión sobre las rentas más bajas y una evolución de los precios de los alimentos en España similar a los de Europa son las dos principales conclusiones que nos deja el análisis realizado por el Banco de España.