Las medidas de apoyo a empresas y familias para paliar los efectos de la covid hicieron que, durante el primer año de la pandemia, se duplicase en España el porcentaje de subvenciones que se conceden anualmente en relación al PIB. Sin embargo, ello no evitó que España se colocase a la cola de Europa en ayudas directas concedidas para combatir los efectos económicos de la pandemia, ya que la mayoría de las subvenciones se concedieron con garantías en forma de avales bancarios y una mínima parte como ayudas directas no reembolsables.
En concreto, durante 2020 se duplicaron las ayudas públicas en España hasta alcanzar el 1,46% del PIB, muy por debajo del 2,43% de la media del conjunto de países de la UE, incluido el Reino Unido, lo que sitúa al país en el vigésimo puesto de la UE. Del total, una de cada tres ayudas (el 34,7%) concedidas en 2020 se destinó a paliar los efectos de la pandemia, lejos del porcentaje del 59,3% del conjunto de la UE.
Así consta en el informe Anual de Ayudas Públicas de 2022 que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) acababa de remitir a las Cortes Generales y que abarca las ayudas concedidas por España en el año 2020, último ejercicio del que el Marcador de ayudas de Estado de la Unión Europea (UE) ofrece datos.
Ayudas condicionadas
Si se analizan por tipos, España sale muy mal parada en la comparación con el esfuerzo realizado por sus socios, ya que la mayoría de las medidas para apoyar a empresas, autónomos y colectivos vulnerables más golpeados por la pandemia estaban sujetas a condiciones. La situación contrasta con la de otros países de la eurozona que comparativamente realizaron un mayor esfuerzo proporcional a apoyar a sus ciudadanos con ayudas no reembolsables.
En el caso de España, el 93% de estas ayudas se canalizaron a través de garantías: avales prestados por el sector público a préstamos de bancos privados en los que el Estado asume la parte correspondiente a la prima de intereses al ser operaciones libres de cargas y comisiones para el beneficiario. Solo en el caso de que el receptor no pudiera devolver el crédito y el banco ejecutase la garantía tendría un coste para el sector público.
Por el contrario, España fue el país con menor porcentaje de subvenciones directas concedidas, tan solo un 2%, mientras que el resto de las grandes economías de la UE-27 más el Reino Unido hicieron un uso más intensivo de las ayudas directas.
En este sentido, cabe recordar que el Gobierno creó en verano de 2020 un Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas dotado inicialmente con 10.000 millones de euros gestionado por la SEPI y articulado mediante instrumentos como préstamos participativos, compra de deuda subordinada o entrada en el capital de las empresas, según cada caso.
Más de 630.000 millones en la UE
El informe de la CNMC destaca que, de los 636.460 millones de euros en ayudas concedidas por los estados miembro de la UE y Reino Unido en 2020, Francia concentró una cuarta parte: 158.030 millones, seguida de Alemania con el 18% (111.460 millones de euros) e Italia con el 17% (111.040 millones). Le siguen el Reino Unido, con el 16% del total de ayudas de Estado COVID-19 (101.300 millones de euros) y España, en quinta posición, con el 8%: 53.170 millones de euros.
Sin embargo, de esos más de 53.000 millones destinados por España, solo 5.681 millones se canalizaron como instrumentos no reembolsables, el 0,51% del PIB. Ello la sitúa por debajo de la media en peso sobre el PIB de las ayudas a fondo perdido para luchar contra la pandemia en una clasificación liderada por Polonia (3,80%) y Grecia (3,57%). Entre las grandes economías destaca Alemania (1,89%), seguida de cerca por Reino Unido e Italia (1,87% y 1,79%, respectivamente) y más alejada se encuentra Francia, con el 1,26% de su PIB.
Pocas ayudas al medio ambiente
El desarrollo regional, incluyendo las concedidas a consumidores individuales, fue uno de los principales objetivos de las ayudas concedidas en España, ya que con el 63% fue la partida a la que se destinaron más recursos frente al resto de la UE (13%). Destaca sobre todo el programa de Modernización y diversificación del sector industrial que con 4.333 millones supone más del 70% del importe español destinado a desarrollo regional. La cifra se ha incrementado también porque se han incluido las bonificaciones o subvenciones al transporte marítimo o terrestre, que en años anteriores se computaban como apoyo social a consumidores individuales, por un importe de más de 700 millones de euros.
Otro punto en el que España tampoco sale bien parada en el análisis comparado de la CNMC con el resto de países de la Unión es en el peso de las ayudas dedicadas al medio ambiente y la eficiencia energética. Este fue reducido en 2020, apenas del 7% frente al 55% del resto de la UE, un punto de partida muy bajo en los meses previos al estallido de la crisis energética con motivo de la guerra de Ucrania y la necesidad de buscan fuentes de energía alternativas para reducir la dependencia energética de Rusia.
También hay grandes diferencias si se contemplan las ayudas por sectores, ya que en España el 80% de las ayudas se destinaron a Agricultura y pesca y el 20% a desarrollo sectorial, mientras que en el conjunto de la UE más el Reino Unido existe un mayor reparto (46% a agricultura y pesca y 48% al desarrollo sectorial).