El conflicto armado entre Ucrania y Rusia -que ha cumplido dos años y medio desde aquel febrero de 2022- ha pasado factura a las relaciones españolas con ambos países del Este. Y no solo políticas, también comerciales. Por primera vez, desde que hay estadísticas de comercio de Hacienda, España ha gastado más en adquirir productos en Ucrania -3.228 millones de euros en los últimos doce meses, que de Rusia -2.448 millones de euros: 780 millones más. En los periodos de junio sobre junio de años anteriores, las partidas de gas siempre han provocado que la balanza haya caído del lado de Moscú, dejando a Kiev en un segundo plano. Sin embargo, la situación ha dado un giro de 180 grados: entre junio de 2023 y 2024, España ha adquirido productos rusos por valor de  2.448 millones de euros, cuando en el mismo periodo entre 2022 y 2023 se superaron los 5.800 millones. La sequía tiene algo que ver con este cambio. Por el contrario, hemos importado en este periodo productos de Ucrania con un coste de 3.228 millones de euros, cuando entre junio de 2022 y 2023 fueron 2.856.

Pero el recorte comercial se ha producido en ambas direcciones, afectando a los exportadores españoles hacia Rusia. Un descenso que no es achacable en exclusiva a los compradores rusos, sino al abandono del país de muchas empresas españolas  -especialmente las más emblemáticas- por el embargo de los países occidentales. Así, en los últimos meses los rusos han adquirido productos españoles por valor de 800 millones de euros, 200 menos que en el periodo anterior y 1.000 menos que entre junio de 2021 y 2022. Sin embargo, las mayores compras de España en Ucrania no han tenido reciprocidad. Entre junio de 2020 y 2021, las importaciones desde Kiev alcanzaron los 1.180 millones y las exportaciones al país, 565 millones. Pues bien, la última estadística resalta que las compras españolas a Ucrania han crecido en 2.050 millones (2,5 veces más), mientras que nuestras ventas, apenas han subido en 70 millones de euros (algo más de un 15%).

El gran giro en apoyo de Ucrania, en detrimento de Rusia, arranca con el presente año, aunque ya se venía notando en los últimos meses del pasado. En enero, por primera vez, las compras españolas anualizadas a Ucrania han superado a las rusas, aunque por 200 millones, una diferencia que ha ido aumentando cada mes, hasta los 780 millones marcados en el interanual de junio, según los datos registrados por Hacienda en las aduanas. Si nos quedamos en los datos del mes de junio, las compras a Ucrania ya duplican a las de Rusia, 301 millones la primera, por 143 millones la segunda, aunque es un mes poco representativo, pues la demanda del gas cae mucho en el periodo estival.

El efecto del gas

Los descensos en la compra del gas ruso explican en parte la pérdida del poder comercial de Rusia en España, con una doble explicación: primero, el descenso del precio internacional de esta energía, que reduce la factura en términos económicos, pero igualmente, la pérdida del peso del país de Este en el suministro del combustible fósil. Si se comparan los meses de junio de este y el año anterior, España compró el pasado año 430.402 toneladas de gas de aquel país (5,2% de las compras españolas de ese mes), por las que pago 214,4 millones de euros. En junio de este año, se reducen a 228.040 toneladas (2,9%) y 106,6 millones de euros. En el caso de enero, uno de los meses con mayor demanda, este año se ha tirado mucho de Rusia, hasta 918.075 toneladas (9,2% del total) por lo que pago 273,6 millones de euros, frente a las 526.458 toneladas (5,4%) de enero del año pasado, por 487,72 millones. Un precio con fuerte fluctuaciones en año y medio. Así, España pagó la tonelada en enero de 2024 a 300 euros, cuando en el mismo mes del pasado año (el primer invierno de la guerra) a 926 euros. Pero en verano de ese año se redujo a 49,8 euros y ha repuntado a 467 en junio del presente, lo que explica en parte que España haya recortado las compras.

Lo que ha apeado a Rusia, del top-10 de nuestros suministradores de gas natural. En enero de 2023, se colocó en cuarta posición, en enero de 23 y junio del mismo mes, el sexto y en junio de este año se ha quedado fuera.

Qué compramos, qué vendemos

Si nos centramos exclusivamente en el mes de junio (la estadística de comercio exterior de la Agencia Tributaria no aporta información agregada), España ha comprado a Ucrania, como queda dicho más arriba, por valor de 300 millones de euros y ha vendido 41 millones en productos. En el caso de Rusia, se ha adquirido por valor de 143 millones y vendido por 60 millones.

Compras a Rusia. El gas se ha llevado 106 millones de euros, más del 7% del presupuesto español en junio para ese país, seguido de aluminio con 10,6 millones y abono con 9,1 millones y 1,8 millones de euros en carbono. Por debajo del millón de euros, pescado, lentejas y aceite acrílico. Una vez que el gas se ha quedado fuera en el top-10, Rusia es el tercer suministrador de abono, el noveno de aluminio y el octavo de otros metales.

Ventas a Rusia. España no tiene un producto estrella, con volúmenes muy bajos en la mayoría de las partidas, aunque en su conjunto, Rusia adquiere principalmente productos alimenticios, higiene y perfumería y medicamentos. En junio, gastaron 8 millones de euros en perfumería; 5,6 en medicamentos y en comida, 2 millones en huevos, 4 millones en aceite de oliva, y cerca de un millón en aceitunas y otros vegetales. Rusia es uno de los diez máximos compradores de harinas y semillas para la siembra españolas.

Compras a Ucrania. Al igual que Rusia, Ucrania concentra sus ventas a España en unos pocos productos, cereales en su gran mayoría. Así, de los 300 millones invertidos en ese país en junio, 202 millones se destinaron a maíz y trigo; y a mucha distancia, 66 millones, a grasas -en su mayoría a aceite de girasol- y de forma más testimonial, con 5,7 millones, a azufre, yeso. El país es el primer suministrador de cereales y de aceite de girasol de España y el cuarto en azufre, yeso, cal.

Ventas a Ucrania. Con unas compras de 40 millones en junio y 635 en los últimos doce meses, España no tiene mercado en el país. Hay muchas partidas, de poquísimo volumen, y no está entre los 10 compradores en ningún producto español. Pequeñas partidas de fruta, café e infusiones, semillas, preparados de carne y pescado, harinas y bebida.