En el segundo trimestre de 2023, pagaban impuestos en España 968.712 empresas y doce meses más tarde, en el segundo trimestre de 2024, el saldo neto se ha reducido en casi 91.000, hasta 876.088, lo que supone un descenso del 9,4%, según los datos de la Agencia Tributaria (AEAT) dados a conocer hace unos días. Ya en 2023 desaparecieron 14.242 empresas, un descenso desconocido desde 2013; ni siquiera en 2020, en pleno confinamiento, se registró una caída semejante, pues ese año, el número neto de empresas bajó en algo menos de 5.500. Hay que remontarse, pues, a 2013, cuando la destrucción neta sumó 14.062 empresas, con un máximo de 29.600 en plena explosión de la crisis financiera, en 2010. Desde 2015, salvando 2020, no se reducía el saldo neto, según los registro de Hacienda.
El descenso continuado se inicia en el segundo trimestre de 2023, cuando el saldo neto retrocedió en casi 6.000 empresas y en el siguiente trimestre, el cuarto de 2023, vuelve a caer, en concreto, en 2.400 empresas. Pero la tendencia se ha agudizado, y mucho, en los dos primeros trimestres del año, según la explotación estadística de la Agencia Tributaria (AEAT) con los datos del impuesto sobre sociedades y el IVA. De promedio, en el primer semestre de 2024 han pagado impuestos 879.000, casi 90.000 menos que el mismo periodo del pasado año. Una reducción inédita en el registro de la AEAT, que se remonta a 2009. En el primer trimestre, se produce un derrumbe de 76.806 empresas, a las que se suman otras 5.720 en el segundo trimestre.
En el estudio de la AEAT se puede comprobar que en los inicios de cada año, se produce un descenso neto de empresas que queda plasmado en los números de los primeros trimestres. Pero la destrucción de 76.806 empresas de 2024 es muy superior a la caída de 2023 (19.600), 2022 (18.400) y de 2021 (16.000).
Tamaño y estadística
El cambio de tendencia no se puede explicar en una debilidad económica si se tiene en cuenta, por un lado, que la economía está boyante, con un crecimiento del PIB el pasado año del 2,7%; y un crecimiento interanual del 3,1% en el segundo trimestre de este año. José Daniel Buendía, profesor de Economía de la Universidad de Murcia, y experto en productividad, aunque reconoce no tener una explicación muy clara sobre este descenso del número de empresas -al menos las que pagan impuestos-, señala que “uno de los retos fundamentales de la economía española es aumentar el tamaño de las empresas para abordar inversiones en capital tecnológico y proyectos de innovación que promuevan las ganancias de productividad”. Lo que podría estar acelerando un proceso de fusiones y absorciones.
Desde la Cámara de Comercio de España consideran que detrás de este descenso abrupto del tejido empresarial puede haber un efecto estadístico. Fuentes del organismo señalan que se produce también una tendencia descendente en el DIRCE, del INE. Algo que se aprecia, igualmente, en el registro de la Seguridad Social. Con la entrada en vigor del Reglamento EBS 2019/2152 de la CE, la explotación estadística del INE ha adoptado cambios metodológicos para 2022. La norma comunitaria redefine el concepto de "empresa económicamente activa", implementada en 2022, lo que afecta al cómputo de empresas activas, e "Implica que los datos no son comparables con los de años anteriores", señalan. Anteriormente, había empresas que se mantenían activas en las estadísticas, de modo ficticio, aunque no tuvieran actividad, porque darlas de baja supone un coste y muchas no lo formalizaban. No obstante, estos cambios deberían notarse ya en 2022 y la caída en las estadísticas de la AEAT se inicia en el tercer trimestre de 2023. Por otro lado, Hacienda obtiene sus datos de las declaraciones del impuesto sobre sociedades, aunque algunas empresas han podido cotizar en 2023 para aprovechar beneficios fiscales.
Suben los beneficios
Un segundo elemento que descarta como explicación el factor económico es que la Agencia Tributaria reseña, con los datos del IVA y del impuesto sobre sociedades, que los resultados siguen mejorando. En el reciente avance de beneficios empresariales relativo al cierre de 2023, la Agencia Tributaria señala que en “2023 ha continuado la tendencia al alza de los beneficios que, en líneas generales, se ha mantenido desde 2013 con la abrupta interrupción de 2020, el año de la pandemia”, pero matiza que, aunque los beneficios han seguido creciendo, “en 2023 lo hicieron a un ritmo menor que en años anteriores”. Algo que explica, primero, por el elevado crecimiento de los beneficios en 2021, “lógico por la comparación con un año atípico como fue 2020”, y, segundo, por “las tensiones inflacionarias” que caracterizaron 2022, en particular en el sector energético. En volumen, según las declaraciones fiscales,
El pasado año, el resultado bruto de explotación en el impuesto sobre sociedades aumentó un 5,2% en relación con 2022, cuando aumentó un 17%. No obstante, como reseña el informe de la Agencia Tributaria, estamos antes dos años irregulares, primero por la fuerte caída del 20% de los beneficios en 2020, lo que ha disparado las tasas de crecimiento, no solo de 2022, sino especialmente el 35% de 2021. Según la estadística acumulada de Hacienda, el pasado año supone una cierta normalización, pues en 2018 y 2019 los beneficios crecieron a ritmos muy similares al pasado año y en 2017, el 7,5%. En volumen, el tejido empresarial gano 312.660 millones de euros.
Mayores precios
Unos beneficios que crecen este año en parte por una subida de precios superior a los costes, según concluye Hacienda. “En 2023, el crecimiento de los beneficios superó al aumento de las ventas, especialmente si no se tiene en cuenta el sector energético, alcanzando el nivel más alto desde el año 2010”. En un análisis preliminar, concluye que “parte de las subidas de los precios finales tienen que ver con la mejora de los márgenes.
Para profundizar un poco más, el informe relaciona el margen empresarial sobre el valor añadido derivado de la información del impuesto sobre sociedades. Lo que permite comprobar cómo se ha repartido entre los trabajadores y los accionistas este valor añadido generado por las empresas. Al respecto, señala: “sin tener en cuenta el sector de la energía, se habría alcanzado un máximo en el reparto del valor añadido en favor del capital semejante a los alcanzados en 2010 y 2015. Casi tanto se puede decir para el total de actividades, aunque en ese caso al pico se habría llegado en 2022, coincidiendo con los elevados precios de los bienes energéticos”.
Datos de cotización
Volviendo al cambio de senda, a la baja, de la evolución de las empresas en el último año, los datos de la Agencia Tributaria no coinciden con los que aporta la Seguridad Social debido a que estos últimos incluyen a empresas y autónomos con algún trabajador a su cargo, mientras que los de Hacienda se limitan a empresas que cotizan por el impuesto sobre sociedades. De hecho, la estadística habla de código de cuenta de cotización (ccc) y no de empresas como Hacienda. En cualquier caso, los datos de la Seguridad Social muestran un ligero descenso entre junio del pasado año y el de este año de algo más de 2.500 códigos de cuenta de cotización, cuando en 2023 y 2022, se produjeron crecimientos.