España alcanzó en 2023 un producto interior bruto (PIB) per cápita expresado en estándares de poder adquisitivo equivalente al 89% de la medida de la UE (100), después de reducir la brecha respecto de los Veintisiete en tres puntos porcentuales en relación a la situación de 2022, aunque todavía por debajo del nivel del 91% correspondiente a 2019, último año antes del impacto de la pandemia de covid 19.
Según los datos de Eurostat, España sería el decimosexto país de la UE teniendo en cuenta el criterio del producto interior bruto (PIB) per cápita expresado en estándares de poder adquisitivo, un 11% por debajo del promedio de los Veintisiete y un 15% del estimado para la eurozona.
A pesar de la mejora gradual en los últimos años, después de haber llegado a caer al 83% en 2020, España seguiría por debajo del nivel del 91% de 2019, antes de la pandemia, y muy lejos del 105% del máximo registrado en 2006, antes de la crisis financiera mundial. De hecho, entre 2002 y 2009, España logró mantener un nivel de renta en función del poder adquisitivo por encima de la media de la UE.
La agencia estadística comunitaria destaca las "diferencias sustanciales" observadas en 2023 entre los países de la UE, ya que Luxemburgo e Irlanda tuvieron los niveles más altos (140% y 112% por encima de la media de la UE, respectivamente), muy por delante de los Países Bajos (30% por encima de la media de la UE), Dinamarca (+28%) y Austria (+23%). Por el contrario, Bulgaria registró el PIB per cápita más bajo, un 36% por debajo de la media de la UE, seguida de Grecia (-33%) y Letonia (-29%).
En su análisis, Eurostat advierte de que Luxemburgo debe en parte su elevado nivel de renta per cápita a la gran proporción de trabajadores transfronterizos en el empleo total, que contribuyen al PIB, pero no se tienen en cuenta como parte de la población residente a la hora de calcular el PIB per cápita.
Asimismo, en el caso de Irlanda apunta que el alto nivel de PIB per cápita puede explicarse en parte por la presencia de grandes multinacionales dueñas de propiedad intelectual, cuya actividad contribuye al PIB, aunque una gran parte de los ingresos obtenidos se retorna a los propietarios finales de las empresas en el extranjero.