Con tan solo una calle de diferencia, el Eixample puede crear desigualdades en el acceso a la vivienda muy grandes. El ejemplo más claro lo encontramos en la calle Consell de Cent, una de las vías principales de este barrio que ha quedado totalmente pacificada y por donde no pasa ningún vehículo. Las aspiraciones para vivir aquí son mucho más alta que las de su calle vecina, València. De hecho, según ha podido analizar ON ECONOMIA a través del estudio de los datos actuales publicados a finales de septiembre en el portal Idealista, la conclusión es clara: el precio del alquiler en la calle Consell de Cent prácticamente se duplica y la compra de una vivienda es un 14% más cara. Si vamos a las cifras absolutas, todavía son más claras: un piso en la calle València cuesta cerca de los 401.208 euros, mientras que uno en Consell de Cent se dispara a los 460.000 euros. Esta comparativa se hace a través de viviendas similares, en este caso con dos habitaciones y un baño y con superficies que se sitúan en torno a los 85 metros cuadrados.

En el caso del alquiler, el 50% de diferencia se traduce en unos 2.000 euros más por término medio: pisos de 63 metros cuadrados que pueden llegar a los 4.250 euros o, incluso, a los 6.080 en uno que hemos encontrado de 69 metros cuadrados en la calle Consell de Cent; hasta la bajada en picado de 1.800 euros por uno de 62 metros cuadrados o la tendencia general de los 2.415 euros por uno de 60 metros cuadrados en la calle València, según datos consultados a través del portal Idealista. Según datos del mercado, las supermanzanas de Consell de Cent, Rocafort, Comte Borrell y Girona han hecho que los propietarios de viviendas ya subieran los precios de los pisos de venta y alquiler hasta cerca de un 11% cuando empezaron las obras.

 

Cambian los perfiles

Otra diferencia es la que se da en pisos de la pacificada calle Girona por su homólogo paralelo, la calle Bailén. A pesar de todo, la situación de estos dos, más situados a la derecha y no tan céntricos, y con una pacificación hecha antes de la misma calle Consell de Cent ha hecho que se detecte una mayor estabilidad que los precios de escándalo que se dan aquí. Los locales también se han disparado en esta vía y podemos encontrar de 1.900 euros mensuales por un espacio de 80 metros cuadrados o de 1.500 por uno de 88 metros cuadrados. A pesar de todo, aquí lo que será interesante es ver la reconversión de los establecimientos actuales que se pueda dar a partir de ahora. Un ejemplo que los perfiles de negocio también serán más altos es la reciente inaugurada Machaka Burger, propiedad de Tapioca Healthy Food y vinculada al empresario brasileño Paulo Pusset, que abrió su segundo restaurante el mes de junio en Consell de Cent en un local con cerca de 200 metros cuadrados y una inversión próxima a los 350.000 euros.

Las inmobiliarias también se frotan las manos. El departamento de Retail e Inversión Busquets Gálvez se ha centrado en el tramo denominado prime de Consell de Cent, que se limita entre Rambla Catalunya y Pau Claris. La previsión, según ellos, es que durante el presente ejercicio y lo que viene se cierren muchas más operaciones prémium, con tickets que van del millón de euros a los 3 millones de euros. Nuestras previsiones para los próximos meses indican que este es el momento para invertir en una calle como Consell de Cent, ya que el precio de sus activos irá incrementando a corto y medio plazo. Tanto es así que los precios de vivienda y locales comerciales ya han visto como sus rentas se disparaban desde comienzo de año". La pacificación y el supuesto medio ambiente chocan con la realidad económica y sus desigualdades con la cara más negativa de esta gran transformación que es el aumento desmesurado de los precios en la vivienda y alquiler.

Operaciones que se duplican desde el 2022

Este 2023, el precio de la compraventa en la Dreta del Eixample ha subido un 11,3% según un estudio de Idealista, llegando en marzo del 2023 a un valor de 6.636 euros el metros cuadrados. Según datos de Busquets Gálvez, el precio aproximado con respecto a la venta es de 5.000 euros el metro cuadrado, aunque en algunas ocasiones oscila desde los 3.700 euros hasta los 6.000 euros. El precio medio de la compraventa en el 2023 es de 475.000 euros. Aunque la tendencia siempre ha sido al alza en este distrito de la capital catalana, a partir del mes de agosto del 2022 el auge se disparó desmesuradamente, pasando de un 5,8% al 8%. Unas cifras que alcanzaron el pico máximo anual los meses de agosto y septiembre.

La consultora de inversiones en inmuebles CBRE va más allá y asegura que con un año de diferencia, del 2022 en este 2023, las operaciones de compra o alquiler en la calle Consell de Cent se han llegado a disparar hasta un 110%. Y el problema no solo está en la subida de precios, sino en la bajada de su oferta: la apuesta por alquileres de corta duración es la tendencia actual y también despersonaliza la calle de entidad propia, ya que, con este tipo de negocios, se puede apretar mucho más al cliente final.

Las alertas sobre este problema ya se pusieron encima de la mesa durante la pasada campaña electoral en las municipales de Barcelona. El primero en poner la alerta fue el candidato de Junts, Xavier Trias, y el actual alcalde Jaume Collboni, desde el PSC, nunca han negado la mayor con problemas que, cuando ya estaban dentro del consistorio del exalcaldesa Ada Colau, radicaban de base en el coste de estas infraestructuras en que pedían estudiar más a fondo sus consecuencias. Este debate choca con el medioambiental y queda en un segundo plano. En la reciente sentencia de una jueza que da la razón a Foment del Treball y Barcelona Oberta sobre que se tiene que deshacer la obra de Consell de Cent, Colau ha avisado: "Nosotros no lo permitiremos. Exigimos que el actual gobierno municipal que recurra la sentencia absurda y defienda a los vecinos y vecinas de esta ciudad que quieren una Barcelona más verde y saludable". La exalcaldesa ha añadido que ante las olas de calor y el cambio climático se necesitan "más supermanzanas, más espacios verdes y menos contaminación" y ha hecho un llamamiento a parar el negacionismo climático. Pero la realidad es tozuda. Precisamente, en los últimos congresos celebrados eb Barcelona, la idea que radica de fondo es que la sostenibilidad debe ser doble: ambiental, pero también económica porque si no, a largo plazo, los objetivos caen de un lado y otro y se debe volver a empezar de nuevo.