El debate sobre la energía viene siendo una de las cuestiones más tratadas por el Gobierno de España y, por supuesto, por los partidos de la oposición que están a favor de esta energía. El Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez ha dejado claro que no quieren que la nuclear forme parte de ‘mix’ energético español en un futuro. De hecho, hay un plan de desmantelamiento por el cual, en 2027 cerrará el primero de los siete reactores nucleares que España tiene activos. La primera central en bajar los plomos será la de Almaraz I. Tras ella, irán el resto hasta mayo de 2035, fecha en la que debería cerrar la última central, la cual, según el calendario, será la de Trillo.
Sea como fuere, la crisis energética actual y, sobre todo, los elevados precios de la energía han ubicado a la nuclear en el radar de expertos, consumidores y políticos. Y es que el debate de nuclear, sí o nuclear, no, ha tornado hacia la fangosidad de la política, politizando un tema que, por el momento, no va a experimentar ningún cambio. Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, comentó en abril del pasado año que “el Ejecutivo no tiene nada en especial en contra de la nuclear, pero hay mejores alternativas”.
La nuclear pesa sobre el mercado eléctrico español
Y en ese ámbito se sigue moviendo España. La transición ecológica es una de las pruebas de España, y de Europa. En este punto, hay países en los que la nuclear pesa demasiado, por lo que desprenderse de ella sería un problema. En España, cesar las operaciones de la noche a la mañana también supondría un escollo. Y es que, la nuclear aporta el 20,2% de toda la generación energética del país, según las últimas estadísticas de Red Eléctrica. Una quinta parte de la electricidad que consumen los españoles proviene de la nuclear.
Tal y como apunta Francisco Valverde, ejecutivo del área de desarrollo de Mento Energía, “hasta el pasado año, la nuclear era la primera tecnología del sistema eléctrico nacional”. Ante tal influencia sobre el mercado eléctrico español, muchos se llevaron las manos a la cabeza al ver que el Ejecutivo seguía adelante con el plan de abandonar a la nuclear. Hay quien dice que, en un contexto como el actual, el cual es cambiante y complejo, cerrar los reactores puede ser un problema.
Una energía con virtudes y defectos
Y es que, los puntos fuertes de esta energía son fundamentalmente su estabilidad y la regularidad. Para el Foro Nuclear, esta tecnología es “esencial para la estabilidad del sistema eléctrico al estar siempre disponibles”. La nuclear genera en España entre 55.000 y 60.000 GWh anualmente. Tiene una incidencia directa sobre el precio de la luz. “Ya vemos como sube el valor de la electricidad cuando coinciden dos centrales que realizan paradas por recarga”, comenta Francisco Valverde.
Como todas las tecnologías, cuenta con riesgos. Y en el caso de esta tecnología, la nuclear es contaminante, genera residuos radioactivos que se mantienen por cientos de miles de años, los cuales hay que almacenar y gestionarlos adecuadamente. De lo contrario, podría ocurrir una catástrofe. Para Javier Colón, gerente de Neuro Energía, “puede ser seguro almacenarlo 50 o 60 años, y creo que debemos aprovecharlo”.
¿España puede prescindir de esta energía?
Hoy por hoy, no. “Actualmente, sería un error tener los reactores cerrados”, agrega Valverde. El calado y la ‘estabilidad’ que tiene esta energía sobre los precios de la electricidad, actualmente, es complicada de suplir. Pese a esto, para el ejecutivo de Mento Energía “lo que se le va a pedir a las energías es que sean flexibles, y en esto, la nuclear cojea un poco”. El experto cree que como tecnología “base”, la nuclear es “excelente”. Pero “de cara al futuro va a haber mucha intermitencia y variación en los mix de las fuentes, por lo que igual la nuclear no está tan bien”, explica Francisco Valverde.
Para Javier Colón, gerente de Neuro Energía, existe el problema del almacenamiento. “Si hubiera fuentes alternativas fiables desde el punto de vista del abastecimiento, Red Eléctrica no tendría problema en que desapareciera la nuclear con cierto orden”, tal y como ha demostrado dando el visto bueno al calendario del Gobierno. El problema está en que “hacer a las renovables más fiables desde el punto de vista del almacenamiento es complejo”, comenta Colón.
“Ahora mismo, prescindir de las centrales nucleares sería un error”, añade el gerente de Neuro Energía. Atendiendo a las estadísticas, hoy por hoy, la generación eléctrica dada por al nuclear es necesaria. Hablamos de una tecnología que dota al sistema eléctrico español de una quinta parte del suministro de un año. Además, por su regularidad, sirve como ‘estabilizador’ de los precios cuando la generación renovable es escasa.
No hay que olvidar la futura sofisticación de las renovables
Pese a esto, y como comenta Francisco Valverde, no debemos “ver el futuro con los ojos del presente”. Y es que, con el primer cierre de un reactor en España a cinco años vista, es probable que se hayan desarrollado tecnologías de almacenamiento sofisticadas, a la par que se habrán potenciado las renovables en el país. España es una de las naciones más focalizadas en dar el salto a la energía verde. Para la ministra, “ni el gas ni la nuclear cumplen con los criterios para ser considerados sostenibles”. De ahí que el actual Gobierno esté tan volcado en potenciar a las renovables.
Francisco Valverde incide en que “las reinas serán la eólica y la solar”. Ya lo están demostrando. Aún ello, el peso del gas y de la nuclear sigue siendo demasiado trascendente y, sobre todo, complicado de suplir. Javier Colón comenta que, de darse una situación sin nucleares, y con una aportación renovable baja, “habría que recurrir a los ciclos combinados, pero implicaría más quema de gas, mayores emisiones de CO₂ o depender de otros países”.
Sea como fuere, el debate está servido, aunque el Ejecutivo no parece que vaya a variar el rumbo en su hoja de ruta. El tiempo corre en contra de las centrales nucleares, pero también del Gobierno, el cual tiene por objetivo encontrar una alternativa limpia que sea capaz de cubrir el déficit que podría llegar a dejar la energía nuclear.