La Comisión Europea aseguró este martes que trabajará "sin descanso" para "construir un consenso" sobre la reforma de las reglas fiscales, que las instituciones de la Unión Europea quieren aprobar antes de que acabe el año y cuya propuesta presentada hace dos semanas cuenta con la oposición de Alemania.
"Esperamos ahora iniciar las conversaciones con el Parlamento Europeo y los estados miembros y trabajaremos sin descanso para construir un consenso y acercar las diferentes opiniones", dijo el vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Maros Sefcovic, ante el pleno de la Eurocámara en sustitución del comisario de Economía, Paolo Gentiloni, quien no pudo acudir por estar enfermo.
A juicio de Sefcovic, aprobar el nuevo marco fiscal europeo "va en el interés de todos" porque dará certidumbre a los inversores y "claridad" a los gobiernos, que tendrán que cumplir de nuevo con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento -reformado o no- a partir de 2024, cuando se vuelvan a activar las reglas que limitan la deuda y el déficit al 60% y3 % del PIB, respectivamente.
"El tiempo es oro (...) espero que podamos conseguirlo (acordar las nuevas reglas antes de que acabe el año) si todos estamos a la altura del reto", expresó ante los eurodiputados el vicepresidente Sefcovic. El eslovaco subrayó que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento actual ha servido durante 25 años como base para el desarrollo de políticas presupuestarias nacionales y también ha sido "esencial" para asentar la arquitectura de la unión económica y monetaria, aunque "sus deficiencias se han convertido en bastante evidentes" y los retos actuales "son muy lejanos a los de los años 90".
Sanciones a los países que se desvíen de la senda fiscal pactada
"Estamos convencidos de que las propuestas apoyarán la estabilidad y el crecimiento de la UE en los próximos años. Representan un enfoque equilibrado que hará que las reglas sean más efectivas", remarcó el vicepresidente del Ejecutivo comunitario. La propuesta de la Comisión Europea plantea, en concreto, que los países pacten sendas fiscales a cuatro años con Bruselas, basadas en una trayectoria de gasto público, que garanticen una reducción de la deuda cuando esta supere el 60% del PIB, así como que aquellos estados con más de un 3% de déficit tengan que reducirlo en un 0,5% anualmente.
La propuesta ha sido criticada por Alemania, que pedía introducir objetivos fijos de reducción de deuda (del 1% anual) para asegurar su descenso, pero también por otros países como Francia por haber incorporado justamente una meta de recorte del déficit uniforme pese a que la idea era tener sendas de ajuste diferenciadas por país.
El planteamiento de Bruselas también incluye la opción de imponer sanciones a aquellos países que se desvíen de la senda de ajuste fiscal pactada con las autoridades comunitarias. Las multas serían menores que las que estipula el marco actual pero también más automáticas, para facilitar su aplicación.