La Unión Europea se esmera en ampliar las alianzas comerciales internacionales con diversas áreas geográficas para contrarrestar el peso de los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump; ello al margen de cómo se desarrollen las negociaciones entre Europa y los Estados Unidos. Bruselas aspira a diversificar más sus rutas comerciales y prestar más atención a otros mercados también afectados por las medidas de Donald Trump y que quieren seguir respetando un comercio basado en reglas.

En este escenario, la región asiática toma especial protagonismo. Países como India, Corea del Sur o Indonesia se sitúan ahora en las preferencias europeas. Además de seguir adelante con los acuerdos con la China. La presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, y distintos aliados comerciales, en los últimos días y semanas se han sucedido los contactos hacia nuevos socios y viejos conocidos en buscar de abrir nuevas vías o reforzar las que ya existen.

Así, Von der Leyen eligió India como su primer viaje fuera de Europa en su segunda legislatura: junto al primer ministro indio, Narendra Modi, fijó finales de este año como fecha clave para dar carpetazo a un acuerdo de libre comercio entre ambos que se convertiría en el más grande de estas características en el mundo, según informa Efe. Las negociaciones, que comenzaron en 2007, estuvieron bloqueadas durante casi una década hasta 2022 por desacuerdos en sectores como el agrícola o el automovilístico, que aún no se han resuelto.

También Indonesia, un mercado de 300 millones de personas con abundantes recursos naturales, podría volver a recuperar la atención de Bruselas, que ya tiene acuerdos de libre comercio en la región con Vietnam y Singapur y celebró su última ronda de negociaciones con Yakarta en el año 2024.

Además de Indonesia, Von der Leyen explicó esta semana en una entrevista con el Financial Times que el nuevo panorama mundial también había impulsado conversaciones con Malasia, Tailandia o Filipinas.

Otro de los países más cercanos a Europa en Asia es Corea del Sur, con quien la Unión Europea ya tenía un acuerdo de libre comercio al que añadió hace apenas un mes un pacto de comercio digital, que cubre áreas como flujos de datos, seguridad de los datos personales y tecnologías de apoyo a las empresas.

Bruselas activa una cumbre de la UE y China

Con objetivos similares, a principios de este año, Von der Leyen sugería que Europa debía esforzarse por "obtener beneficios mutuos en nuestra conversación con China", país que desde 2019 la UE considera un socio en la cooperación, un competidor económico y un rival sistémico.

El país asiático, con quien Trump más ha escalado su guerra arancelaria, es el tercer mayor socio comercial de la UE y los Veintisiete mantienen con él una relación aún marcada por la desconfianza tras años desarrollando instrumentos de defensa comercial contra las prácticas desleales de Pekín.

Este jueves, el portavoz de Comercio de la UE, Olof Grill, aseguró que en la segunda quincena de julio una delegación comunitaria liderada por Von der Leyen viajará a la China para reunirse con Xi Jinping.

Profundizar el lento acuerdo con Mercosur

Por otro lado, por segunda vez en un lustro, la Unión Europea y el Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- cerraban a finales de 2024 -pocas semanas después de la elección de Trump- las negociaciones para un acuerdo de asociación entre ambos, con potencial para convertirse en el mayor del mundo si no lo frenan las reticencias internas en Europa.

Francia y Países Bajos, entre otros países, han sido de los más activos en contra de ratificar el acuerdo en su actual forma, pero la urgencia de afianzar nuevos socios comerciales podría suavizar su postura y hacer más fácil la ratificación del pacto.

En lo que está en su mano, la Comisión Europea aspira a concluir la revisión legal del texto antes del final del próximo verano, lo que allanará el camino a la ratificación y obligará a los países de la Unión Europea y al Parlamento Europeo -donde también hay voces significativas en su contra- a pronunciarse.