La Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) consideran que España deberá realizar "esfuerzos adicionales de consolidación" fiscal porque, a falta de presupuestos para 2024, la reducción del déficit se fía al ahorro por la retirada de las ayudas por la crisis energética.
En su informe semestral de seguimiento del rescate a la banca, publicado este jueves, las instituciones europeas vuelven a señalar que el impuesto a las entidades financieras impacta negativamente en la rentabilidad del sector.
"El ahorro presupuestario por la retirada de las medidas energéticas impulsará el ajuste fiscal en 2024, en ausencia de nuevas medidas políticas puesto que el presupuesto no se ha presentado todavía al Parlamento", señalan desde Bruselas y Fráncfort, recordando que sus previsiones apuntan a que el déficit público seguirá por encima del 3% del producto interior bruto (PIB) que fijan como límite las normas europeas. "Aunque se espera que la implementación de las reformas del plan de recuperación contribuyan a la sostenibilidad fiscal con el tiempo, esfuerzos adicionales de consolidación son necesarios para lograr una sólida posición presupuestaria", advierten.
La CE y el BCE esperan que España siga reduciendo el déficit público, hasta el 4,1% en 2023 y el 3,2% en 2024, pero a menor ritmo que en los últimos años conforme se "ralentiza" la recaudación tributaria, sobre todo por IVA e impuesto de sociedades debido a la bajada de la inflación y unos beneficios empresariales "algo más débiles", pese a que los ingresos por el impuesto de la renta seguirán "siendo robustos".
En cuanto al gasto, destacan el "impacto" de los paquetes de medidas de apoyo energético, los últimos de mayo y junio con un coste combinado de 2.700 millones de euros, así como el gasto adicional por la indexación de pensiones y sueldos públicos - que sí se incluyó en el borrador presupuestario para al año próximo-.
Señalan además que, más allá de 2024, no está claro cómo evolucionarán los ingresos una vez que desaparezcan medidas temporales, como el impuesto a la banca, por lo que señalan que "serán necesarios pasos de consolidación adicionales por el lado del gasto".
Salud de la banca
En el capítulo centrado a la salud del sector bancario, la CE y el BCE señalan que la rentabilidad del sector se mantuvo fuerte en 2022 y la primera mitad de 2023 por el aumento de los ingresos por intereses, aunque "los bancos que operan sobre todo en España vieron impactada adversamente su rentabilidad" por el impuesto temporal que empezaron a pagar este año.
Los ratios de capital son "robustos", pero siguen por debajo de los de otras entidades europeas y deben ser vigilados por el posible deterioro de la calidad de los créditos en los próximos trimestres, añaden las instituciones, tras recordar que el aumento de la inflación y los tipos podrían dificultar la devolución de los préstamos. Con todo, consideran que el sector se ha mantenido "resiliente", pese a este endurecimiento de las condiciones financieras y las tensiones e incertidumbre geopolíticas.
España, concluye el informe, mantiene la capacidad de devolver la deuda que contrajo con el Mecanismo Europeo de Estabilidad -el fondo de rescate europeo-, del que recibió 41.333 millones de euros para sanear el sector financiero y de los que ya ha reembolsado 24.898 millones.