La Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA) ha criticado este martes el pacto entre los Estados miembros de la UE para rebajar y retrasar al menos dos años la entrada en vigor de la nueva norma "Euro 7", posición que las capitales tendrán que negociar aún con el Parlamento Europeo.
"Los proveedores de automóviles apoyan el avance del Euro 7, con condiciones y límites de prueba realistas. La propuesta de la Comisión podría implementarse eficazmente con algunas precauciones prudentes", declaró en un comunicado el secretario general de CLEPA, Benjamin Krieger.
Según los fabricantes de piezas, la tecnología requerida "está disponible y es económicamente viable", por lo que "retroceder al Euro 6, como propone el Consejo (los países), no es necesario para mantener la movilidad asequible y no respaldará la implementación de límites de calidad del aire más estrictos ni estimulará la innovación en la UE".
La posición de CLEPA contrasta con la de los fabricantes de vehículos, que a través de la Asociación de Constructores de Automóviles (ACEA) celebraron que este lunes los países de la UE adoptaran un enfoque que "mejora" respecto a una propuesta de la Comisión Europea "completamente desproporcionada".
Temor de las marcas a los planes de China y EE. UU.
Las marcas de coches consideran que la actualización de las normas entrañaría cargas y sobrecostes inasumibles para un sector en plena transformación hacia los vehículos de cero emisiones, los únicos que se podrán vender en la UE a partir de 2035. En cambio, revisar la normativa podría aportar trabajo a los fabricantes de componentes, un subsector que verá mermada su actividad con el despliegue del vehículo eléctrico, ya que requiere menos piezas y reparaciones en taller.
"En la próxima década, se estima que se venderán 100 millones de vehículos de combustión interna en la UE. Esta decisión determinará si la UE tendrá un papel en la definición de estándares tecnológicos o si dejará esta prerrogativa a Estados Unidos y China", señala CLEPA, que asegura que la normativa rebajada aportaría "poco o nada a la mejora de la calidad del aire".
La contaminación atmosférica y la competencia con China, en particular, está estrechamente relacionada con las decisiones comunitarias relacionadas con la automoción. Por un lado, la UE está tramitando una revisión legislativa para endurecer los límites de calidad del aire, un problema que genera 300.000 muertes prematuras al año en la Unión Europea.
Al mismo tiempo, el bloque comunitario no quiere que su industria de la automoción, que representa en torno al 10 % del PIB de la UE, se vea lastrada por las ayudas que reciben esas industrias en Estados Unidos o China. El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, iniciará el sábado un viaje de cuatro días a China en el que, entre otros puntos, discutirá con las autoridades locales las subvenciones públicas que conceden a sus vehículos eléctricos.
Se trata de una medida que causa pérdidas para las empresas europeas y que ha motivado que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen anuncie una investigación para determinar si las prácticas comerciales chinas distorsionan el mercado comunitario.
Según la Comisión, los vehículos chinos tienen una penetración del 8% en el mercado comunitario -que podría duplicarse hasta el 15% en 2025 de continuar al mismo ritmo- y debido a las subvenciones, cuestan un 20 % más barato que los europeos. Los países del bloque comunitario, a través del Consejo de la UE, tienen aún que negociar la normativa definitiva sobre la Euro 7 con el Parlamento Europeo una vez el hemiciclo fije y apruebe su posición negociadora, previsiblemente en noviembre.