El pasado mes de abril, el Parlamento europeo dio el visto bueno a la Ley Europea de Chips, que movilizará 43.000 millones de euros de inversión para doblar el peso de la Unión Europea (UE) en la producción mundial de estos elementos. El objetivo: controlar el 20% de la fabricación mundial en 2030. Para conseguir este hito, Europa debe fomentar la instalación de nuevos centros de producción de semiconductores. El proyecto está en marcha en diversos estados europeos, y la logística se convierte en un elemento crucial para garantizar un abastecimiento adecuado de estos componentes electrónicos. Véase que el fabricante estadounidense de chips Broadcom abrirá una fábrica en España, con una inversión de unos 1.000 millones de dólares (alrededor de 920 millones de euros). En Catalunya, el Govern ha planteado ubicar en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) una planta de chips que ocuparía unos 2.000 metros cuadrados y daría empleo a 200 personas, a partir de 2026. Y que, en Alemania, hace pocos días, se anunció que el gigante taiwanés de los chips TSMC destinará 3.499 millones de euros para abrir su primera fábrica europea de semiconductores, en Dresde, en colaboración con los grupos Bosch, Infineon y NXP. Pero todas estas infraestructuras fabriles requerirán de un importante y eficiente estrategia logística, por lo cual, dentro de siete años, los fabricantes ocuparán más de 10,8 millones de metros cuadrados de almacén, según el último informe de la consultora inmobiliaria Savills.

Estos espacios deberán construirse o partir de rehabilitaciones ya existentes, por lo que el sector logístico tiene unas favorables perspectivas de futuro. La logística vinculada al sector industrial, a la automoción, al sector químico, a la alimentación, hogar y por supuesto la distribución, son los sectores predominantes, sin obviar aquellos que tienen una vinculación directa con el e-commerce, aunque estos últimos ya vivieron su boom particular durante los años de la pandemia y, aunque sigue creciendo la demanda, lo hace a un ritmo más sosegado.

Según Savills, si la UE aumenta con éxito su cuota de producción de semiconductores se crearán 1,6 millones de puestos de trabajo adicionales en empleo directo e indirecto, generando 4,2 millones de metros cuadrados de demanda de espacio logístico debido al incremento del gasto de los consumidores. Países como España, Irlanda, Alemania, Italia y Polonia y podrían salir beneficiados. No obstante, Europa se enfrenta a la dura competencia de mercados más consolidados. Datos comunicados por la inmobiliaria determinan que China ha crecido hasta convertirse en el mayor mercado de semiconductores por ingresos globales, pasando del 24% en 2015 al 32% en 2022. En contraste, EE.UU. ha visto caer su cuota de producción mundial del 37% en 1990 al 12% en 2021.

Desde una perspectiva inmobiliaria, a medida que aumente la demanda a largo plazo de este producto, por las exigencias de nuevas actividades económicas como la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos, la computación en la nube y la automatización, los inquilinos ampliarán su huella física para aumentar su capacidad de producción y logística. En 2021, los ingresos europeos por fabricación superaron los cinco billones de euros y los ingresos por semiconductores alcanzaron 53.000 millones de euros, el 1% del total. Savills sugiere que, si la industria de semiconductores mantiene este ritmo de crecimiento y la facturación europea alcanza los 241.560 millones de euros necesarios para cumplir con los objetivos de la UE, este porcentaje podría aumentar hasta el 4,2% de los ingresos por fabricación en 2030. Este crecimiento representa un aumento adicional de los ingresos de fabricación del 2,9% durante el mismo período, lo que impulsará la evolución del sector logístico europeo.