La rápida y fuerte subida del euríbor lleva a las familias a deshacerse de sus préstamos a tipo variable a gran velocidad, en concreto, se han reducido en casi 37.000 millones de euros en apenas doce meses, según pone de relieve el Banco de España. Entre julio del año pasado y hasta julio de 2023, los tipos de interés subieron nueve veces y el euríbor pasó del 0,99% al 4,1%, lo que ha provocado que dichos préstamos (que se encarecen si sube este índice) se hayan disparado, sobre todo las hipotecas. Y esto ha llevado a los hogares a pasarse al tipo fijo o a amortizar deuda para no tener que pagar más.
Aunque no solo las familias han decidido reducir su exposición al tipo variable, los bancos, las cajas de ahorros, las cooperativas de crédito y los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC) también han optado desde verano de 2022, cuando empezaron a subir los tipos, por conceder más hipotecas y créditos a tipo fijo y seguir reduciendo su cartera a tipo variable para evitar impagos y que suba la morosidad, que todavía sigue muy controlada en el 3,5%.
Así, a cierre de julio, había en circulación casi 1,2 billones de euros de créditos y préstamos en el balance de las entidades financieras españolas y 613.604 millones eran a tipo variable, el 51% del total. La cifra, aunque todavía es elevada, se ha reducido mes a mes y de manera acelerada desde que se iniciaron las subidas de tipos. El verano pasado, la cartera variable suponía el 53% del total, en 2021 ascendía al 55% y en 2020, a casi el 60%.
El Banco de España ya puso de relieve el año pasado que apenas el 22% de los créditos que había concedido la banca a las familias y los hogares fueron a tipo variable, frente al 30% de 2021 y el 40% de los años 2015-2019. Los créditos a tipo fijo han supuesto el grueso de las nuevas operaciones en el último año (aunque seguimos por debajo del área del euro) sin embargo, como en España ha predominado históricamente la concesión de préstamos a tipo variable, todavía a cierre del ejercicio las hipotecas a tipo variable o mixto representaban algo más del 70% del stock en diciembre de 2022.
Por este motivo, el Gobierno español, la banca y las patronales, decidieron poner en marcha en enero una serie de medidas para que las familias más vulnerables o de clase media que tuvieran dificultades con el pago de sus hipotecas variables pudieran acogerse a ellas y así, pasarse a tipo fijo o alargar la devolución del préstamo sin coste. Dichas medidas, recogidas en el Código de Buenas Prácticas, estarán vigentes hasta diciembre de 2024.
Las entidades llevan tiempo sin comunicar cuántas solicitudes se han registrado por parte de los hogares para acogerse a este Código. La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, indicó en junio que en los primeros seis meses del año los bancos habían recibido unas 30.000, una cifra que queda muy alejada de las estimaciones, pues se preveía que ayudaran a al menos un millón de hogares en los dos años. Por ello, la también ministra de Economía ha adelantado que si finalmente consigue formar gobierno el PSOE, realizará algunos ajustes y lanzará más ayudas para que puedan beneficiarse más familias.
Lo que sí ha reconocido la banca es que los clientes están amortizando sus préstamos o parte de ellos para reducir su deuda en este contexto de tipos de interés al alza. Ya sea para reducir la cuota que pagan mes a mes o para reducir el plazo, es decir, el tiempo que les falta por pagar. Santander, por ejemplo, desveló en la presentación de resultados del primer semestre que sus clientes se estaban quitando unos 150 millones de euros al mes de hipotecas, más del doble que en 2022. Mientras que BBVA confirmó que sus clientes habían disparado las amortizaciones un 50% respecto al año pasado.