La conexión a Internet todavía no es igual por toda España. Hay muchos municipios donde hay mala cobertura y la fibra óptica, que garantiza una velocidad de conexión más alta que los cables eléctricos, todavía no llega a todos los hogares. De hecho, un total de 2.637.253 viviendas todavía no tienen conexión Fiber To The Home (FTTH), la conexión más habitual de fibra óptica en el país, según los últimos datos de junio del 2022 del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Eso representa solo un 10% de las viviendas del Estado, pero hay claramente una desigualdad no solo de los municipios más pequeños y de zonas rurales, sino también entre comunidades. Castilla y León es, por ejemplo, la comunidad con menos cobertura de FTTH: un 75,84% de los hogares catastrados no tienen conexión a Internet por fibra. O dicho de otra manera: una de cada cuatro viviendas no tienen una conexión rápida a la red.

El uso de los cables de fibra óptica facilita que los datos viajen a mucha más velocidad, cosa que hace que la conexión en internet sea más rápida. Y en zonas rurales históricamente más aisladas y menos conectadas, la implantación de esta tecnología puede suponer un antes y un después. No solo para igualar las condiciones de la población rural con los ciudadanos de zonas metropolitanas, sino también para impulsar la economía y mantener viva la población de zonas menos urbanizadas. Se facilita, por ejemplo, poder teletrabajar o hacer trabajos marcadamente tecnológicos desde entornos hasta ahora poco habituales, y así evitar el despoblamiento rural de algunas zonas del país. Y es que, en un mundo cada vez más digitalizado, impulsar la conectividad de todo el territorio puede ser una de las claves para evitar el despoblamiento de ciertos territorios, como Castilla y León, donde más de un 70% de los municipios está en peligro de acabar perdiendo toda la población. Si bien es cierto que el estado español es el cuarto país europeo en porcentaje de cobertura de Internet, según datos de Eurostat del 2021, todavía hay grandes diferencias entre el campo y la ciudad. Y también entre comunidades autónomas.

 

Uno de cada cuatro hogares en Castilla y León no tienen fibra óptica

Según los datos de junio del 2022, la mitad de las localidades de Castilla y León —un total de 1.148 municipios— no tienen ninguna de sus viviendas con conexión con fibra óptica. En total, hay 191.247 personas afectadas que viven en estos municipios y no tienen conexión por fibra. Viven, sin embargo, en municipios pequeños: ninguno supera los 2.500 habitantes ni las 2.500 casas cabestradas. Solo 7 superan a los 1.000 habitantes.

Aunque es la comunidad autónoma con peor cobertura por fibra óptica, en el último año la situación ha mejorado notablemente. Es la comunidad que más se ha puesto las pilas en los últimos doce meses, pasando de una cobertura del 69,04% de las casas al 75,84%, un crecimiento de 6 puntos porcentuales, el más alto del estado en el último año.

La brecha digital en Catalunya: casi un tercio de viviendas rurales sin buena conexión

En Catalunya también existen diferencias entre municipios, y todavía hay un número muy elevado donde no llega la fibra óptica. Concretamente, 161 localidades no tienen todavía ninguna vivienda con conexión en internet vía fibra óptica -el 17% de los municipios catalanes tienen el 0% de viviendas conectadas con fibra. Hay grandes diferencias entre las comarcas de las provincias de Lleida —un 85% de las viviendas con fibra óptica— y las de Barcelona —un 97,7%—.

La brecha digital se aprecia sobre todo entre las zonas rurales comparadas con la media total de Catalunya. Mientras que el total de viviendas conectadas con fibra óptica en Catalunya representan el 94,6% del total, en las zonas rurales el porcentaje no llega al 72%. Eso significa que en las zonas rurales, más de una de cada cuatro casas no tienen fibra. La previsión del ministerio es que esta diferencia se recorte de cara al 2024, con casi el 90% de las viviendas rurales con conexión de alta velocidad en internet.

 

También desde el gobierno catalán trabajan para recortar las diferencias territoriales en materia de desarrollo digital. De hecho, uno de los proyectos más destacados de los nuevos presupuestos del Departamento de Presidencia es precisamente la instalación de cerca de 3.000 kilómetros de fibra óptica, a la cual se destinará una partida de 140 millones de euros. "Es una apuesta por el reequilibrio territorial y la equidad. En los últimos doce años se han desplegado 4.250 kilómetros de fibra óptica, y nuestra voluntad es acabar el año 2023 con 7.000 desplegados. Un salto de escala muy importante", subrayó a la consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, en su turno de comparecencia para explicar los presupuestos de su departamento.