El contrato fijo discontinuo ha sido el que más ha crecido desde que se puso en marcha la reforma laboral, en parte por el escaso uso que se venía haciendo de esta modalidad. Sin embargo, en los dos últimos meses ha perdido su empuje y registra los mayores descensos dentro de la modalidad de contratos indefinidos. La estrella de la reforma de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, ha sufrido una caída del 23,8% en septiembre, en comparación con el mismo mes del año pasado, y un 18,3% en octubre. Si bien es cierto que las otras modalidades de contratos indefinidos -el de tiempo completo y el de tiempo parcial- también han descendido estos dos meses, lo han hecho a menor ritmo: en octubre, el primero baja en términos anuales un 7,3% y el segundo un 12,5%, y en septiembre, un 16,5% y un 18,4% respectivamente. En ambos meses, por debajo de la modalidad de fijo discontinuo.
Habrá que esperar a ver el comportamiento en los próximos meses, pero supone un cambio de tendencia, pues desde enero de 2022, cuando entró en vigor la nueva normativa laboral, mes tras mes, el fijo discontinuo ha tenido un mejor comportamiento que los otros dos. Es, pues, la primera vez que este contrato tiene los peores registros. Lo cual no significa que no siga usándose, pues en octubre se han firmado 212.376 (259.834 en el mismo mes del año pasado) y en septiembre 214.192 (281.253 en 2022).
Debilidad económica
Dos son los motivos que explican la caída en la firma de contratos: el primero, que la economía se está debilitando por el menor consumo, efecto directo de una mayor inflación y la subida de los tipos de interés, lo que reduce los ritmos de creación de empleo y, la segunda, que como viene advirtiendo el Ministerio de Trabajo, el número de contratos se va reduciendo debido a la estabilidad en el empleo generado por la mayor firma de contratos indefinidos. En teoría, estos trabajadores no deben perder su empleo y, por tanto, no necesitan firmar nuevos contratos para poder trabajar.
Desde abril de este año, se aprecia un descenso de la firma de las tres modalidades de contratos indefinidos, en comparación con el mismo mes. En gran medida, se debe a un efecto estadístico, pues la reforma laboral, aunque se puso en marcha el 1 de enero, tuvo tres meses, hasta la entrada total. Por este motivo, aunque en el primer trimestre de 2022 los indefinidos tuvieron ya fuertes incrementos, en abril de ese año se dispararon, muy especialmente el fijo discontinuo, pues partía de unos niveles muy bajos en 2021. Para entender la dimensión, en enero de 2022 si firmaron 26.426 contratos fijos discontinuos y en abril de ese mes eran 264.524, con un incremento del 1.270% respecto a abril de 2021, con un récord de 292.679 contratos firmados en junio del año pasado.
Debido a ese escalón estadístico y al menor ritmo de creación de empleo, en abril de este año las tasas anuales se volvieron negativas para los tres tipos de contratos que empezaron a firmarse en menor ritmo que en los mismos meses de 2022. Sin embargo, el fijo discontinuo tuvo un mejor comportamiento y sus caídas han venido siendo inferiores. Incluso en junio y julio, se firmaron más de estos contratos que de la modalidad de indefinidos a tiempo completo, algo que no se había producido nunca. El mejor comportamiento de los fijos discontinuos en los ocho primeros meses del año ha permitido que hasta octubre se hayan realizado 1,97 millones de contratos de fijo discontinuo, 36.000 más que en el mismo periodo del pasado año, lo que implica un incremento del 2%.
A diferencia de la modalidad de indefinido a tiempo completo, se han firmado 2,35 millones de enero a octubre, con una caída del 7% respecto al mismo periodo del año pasado, y del tiempo parcial se han registrado 1,31 millones, un 11,6% menos que en 2022. Pero algo ha pasado los dos meses que ha restado popularidad a la estrella de la reforma laboral: mientras los indefinidos a tiempo completo decrecen un 12,2% y los de tiempo parcial el 15,6%, los fijos discontinuos reducen un 21,2% respecto a la suma de septiembre y octubre de 2022.
Inspección de Trabajo
Desde el Ministerio de Trabajo han reconocido en varias ocasiones que se estaba produciendo un fraude en la modalidad de fijo discontinuo, especialmente en sectores como el de educación, que prescinden de los profesores uno o dos meses en verano y, en vez de pagarles vacaciones (como los maestros públicos), se van al paro para regresar en septiembre gracias a esta modalidad contractual. Y ha mandado a la Inspección de Trabajo a ver si el fijo discontinuo se justifica o debería ser un indefinido normal en muchos centros educativos.
Eso explicaría el fuerte descenso producido en los meses de septiembre y octubre, cuando se realizan las contrataciones en educación y que en este año, en esos dos meses se hayan contratado 114.500 fijos discontinuos menos que en el mismo periodo de 2022. Los expertos se muestran cautos y advierten que habrá que esperar a los siguientes meses para ver si la disminución del uso de los fijos discontinuos se debe a este sector, o es algo más profundo.