El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a todos los bancos centrales mantener el ritmo de las subidas de tipos de interés, pese a que también ha reconocido que existe “nerviosismo” en el mercado tras la crisis bancaria. La organización cree que, pese al caos financiero desatado a mediados del pasado mes, los organismos bancarios internacionales deben mantener las políticas monetarias restrictivas, puesto que la inflación sigue en cotas elevadas. Aunque el FMI reconoce que el mercado no goza de toda la estabilidad que le gustaría, cree que los niveles de IPC siguen elevados, por lo que el BCE, la Fed, BoE… no deben de relajarse.
Durante la rueda de prensa de este martes en Washington, en la que el FMI ha presentado su nuevo informe de perspectivas mundiales, el director de investigación del organismo, Pierre-Olivier Gourinchas, ha recalcado que el sector bancario goza de una solidez y de una robustez superior a la que tenía hace 15 años, cuando se desató la crisis financiera de 2008. Pese a ello, el representante del FMI ha reconocido que hay “nerviosismo” en el mercado, y ha pedido a todos los reguladores que vigilen de cerca los “focos de vulnerabilidad” de la banca.
La quiebra del SVB puso en un brete las subidas de tipos de interés
El pasado 10 de marzo, el mercado asistió a la quiebra de Silicon Valley Bank, la cual ha supuesto un antes y un después en el sistema financiero de Estados Unidos y ha tambaleado las posiciones bursátiles de todos los bancos de la eurozona. A mediados del pasado mes, todos los mercados internacionales se teñían de rijo por el miedo a que hubiera un efecto contagio en la banca mundial, un temor que se magnificó cuando, el pasado 15 de marzo, saltaba por los aires la crisis de Credit Suisse, la cual hizo convulsionar a toda la banca de la eurozona.
Pese a que los reguladores y el propio Banco Central Europeo aseguraron que el desplome del banco no tendría una afección mayor sobre las entidades bancarias del Viejo Continente, los inversores no han terminado de confiar en esos mensajes de tranquilidad. De hecho, y pese a que la situación se ha neutralizado poco a poco con la fusión entre Credit Suisse y UBS, el mercado aún tiene dudas sobre el estado de salud de la banca, y más atendiendo a lo ocurrido en Estados Unidos, aunque los expertos han certificado que el negocio de los bancos quebrados en el país americano dista del que tienen las entidades europeas.
Sea como fuere, el terremoto bancario ha obligado a los bancos centrales a repensar sus estrategias monetarias y, por supuesto, a prestarle más atención a la evolución del sector tanto en Europa como en Estados Unidos. La Reserva Federal se vio obligada a subir los tipos de interés en unos niveles inferiores a lo que las estimaciones proyectaban. Por su parte, el BCE cumplió con lo acordado, subiendo las tasas en 50 puntos básicos, pero también garantizando la inyección de capital en bancos si fuera necesario.
El objetivo: evitar que se desate una nueva crisis financiera
Ante esto, este martes, el FMI ha reconocido la existencia de “nerviosismo” en los mercados tras la crisis financiera. Aunque reconocen que el sector está mejor preparado que hace 15 años, entienden que la situación obliga a los reguladores a prestar más atención al estado de salud de la industria, pero también al de algunas entidades bancarias.
El director de investigación del Fondo Monetario Internacional ha afirmado que los inversores suelen buscar “el eslabón más débil”, por lo que ha recomendado a las autoridades hacer todo lo posible para identificar posibles riesgos en el sector. El objetivo es que no vuelva a ocurrir lo mismo que ocurrió en Estados Unidos, con dos bancos quebrados y otro rescatado por la gran banca del país. El caos bancario ha obligado a la Reserva Federal a endurecer los requisitos de liquidez de la banca mediana de Estados Unidos, otro de los puntos que evidencian la necesidad de fortalecer al sector para así evitar situaciones como las vistas durante el anterior mes.
BCE o BdE descartan un efecto contagio sobre la banca
Gourinchas ha explicado que el terremoto bancario ha llevado al FMI a poner mayor énfasis en los riesgos a los que se enfrentaría la economía global en el caso de que una mayor incertidumbre llevara al sector bancario a restringir el crédito que ofrece a sus clientes. Aunque la organización ha puesto sobre plano la posibilidad de que se recrudezca la situación, otros agentes del sector, especialmente europeos, han descartado la posibilidad de que vuelva a darse una situación similar. De hecho, y pese a que Europa se ha visto azotada por la crisis de Credit Suisse, el BCE ha descartado un problema mayor sobre la banca de la eurozona. En una línea similar, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, afirmó que la crisis financiera tendrá un efecto “relativamente suave” sobre el sector bancario europeo.
En esas, y con un mensaje similar al emitido por el FMI, son varias las personalidades que mantienen la idea de que los bancos centrales deben mantener el ritmo de las subidas de tipos. La inflación en Europa se mantiene sobre el 8,5%, lejos del 2% ansiado por el BCE; en Estados Unidos, el IPC ha retrocedido hasta el 6%, una cota decreciente, pero que dista del objetivo de la Fed, el cual también es el 2%. Sea como fuere, y en medio de una crisis financiera, lo que está por venir son nuevas subidas de tipos de interés por parte de los principales bancos centrales.