Buenas noticias para la economía francesa. El país europeo, pese a haber notado una ralentización económica en el último trimestre de 2022, en concreto de un 0,1%, cierra el curso con un crecimiento económico del 2,6%. Pese a que las perspectivas siguen sin ser favorables, con el temor a una nueva variación geopolítica o un recrudecimiento de la guerra de Ucrania, Francia cree que, este año, no habrá recesión.
Se trata de una afirmación positiva y que, para muchos, puede suponer un alivio. Y es que, pese a que la economía gala es una de las más potentes no solo de la eurozona, sino de todo el mundo, la inestabilidad macroeconómica, la crisis energética, y los problemas devenidos del conflicto armado en el este de Europa, han elevado el riesgo a que las principales economías cedan y caigan en recesión. Ayer lo vimos con Alemania, que pese a haber experimentado un crecimiento del PIB del 2,8%, cedió en el último trimestre del año un 0,2%, levantando el miedo a caer en una etapa recesiva.
Francia ha notado un ‘pinchazo’ económico
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INSEE), el cual ha publicado esta misma mañana los datos relativos a la economía francesa en el último trimestre del año, destacó la progresión del 2,6% en todo el 2022. El INSEE hizo hincapié en que, dicho crecimiento, proviene de la recuperación de la actividad que se produjo en el segundo trimestre y en el tercer trimestre de 2021, a la salida de las crisis de la covid-19.
En línea con el balance anual realizado por el organismo, destaca que después del pequeño pinchazo en los tres primeros meses de 2022 (-0,2%), la progresión del PIB fue disminuyendo trimestre a trimestre (0,5% en el segundo, 0,2% en el tercero y 0,1% en el cuarto).
Y es que, el pasado año se antoja complicado desde todos los puntos macroeconómicos. Con el inicio de la guerra de Ucrania, los precios de las materias primas y los costes energéticos emergieron hasta niveles récord, sacudiendo a toda la industria de la eurozona sin excepción. Al mismo tiempo que la inflación se ha disparado en todos las naciones del Viejo Continente, el Banco Central Europeo comenzó a subir los tipos de interés a mediados de año. Desde ese momento, la institución presidida por Lagarde, la cual se reúne el próximo jueves para volver a subir los tipos, no ha soltado el pie del acelerador, llevando a cabo hasta cuatro alzas de tipos consecutivas en 2022. Europa cerró el ejercicio con unos tipos sobre el 2,50%, los niveles más elevados desde diciembre de 2008.
La caída del cuarto trimestre se debe al deterioro del consumo
En cuanto a la evolución de los últimos tres meses, la ralentización económica tiene que ver con una caída del consumo de los particulares (-0,9% frente al +0,5%) por una parte, por el bajón del consumo de energía (-5,5%) ante los precios elevados. Además, el pasado otoño y el principio del invierno ha dejado unas temperaturas benignas, las cuales han ayudado a que el consumo energético sea menor tanto en los hogares como en las empresas.
Pese a ello, y sorpresivamente, también ha habido una disminución del consumo alimentario, en un contexto de fuerte inflación de precios. De hecho, esta misma mañana también se han conocido los datos de IPC de Francia correspondientes al mes de enero, el cual ha repuntado un 0,1% desde la cifra que mantenía el pasado diciembre. El país galo, pese a ser una de las naciones de la eurozona que mantiene un IPC menos inflado, ha visto como los precios crecían hasta el 6% en los primeros compases del nuevo curso.
El INSEE destaca que el aumento del índice de precios se debe a una aceleración de los precios de los alimentos, los cuales aumentaron más de un 13%, y de los precios de la energía, los cuales subieron más de un 16% frente al 15% que mantenía en diciembre.
Volviendo a los datos del crecimiento económico del país, el instituto de estadística destaca que Frente al retroceso del consumo, la inversión continuó su senda positiva, aunque a un menor ritmo (+0,8 % entre octubre y diciembre, tras +2,3 % en el trimestre precedente) y el comercio exterior contribuyó positivamente al PIB (0,5 puntos porcentuales en el cuarto trimestre después de haber restado un punto en los tres meses anteriores).
“Pocas señales de una fuerte recuperación económica”
Pese a que la economía francesa se ha visto mermada, el ministro de Economía y Finanzas del país, Bruno Le Marie, consideró que, durante el curso pasado, el crecimiento fue “sostenido”, lo cual es un indicador de la “fuerte recuperación de la economía tras el choque de la covid y su resiliencia frente a la crisis energética”. Pese al optimismo dado por el ministro, Carlota de Montpellier, economista senior de ING, cree que “hay pocas señales de que la economía francesa se recupere con fuerza en los próximos meses”
Francia, como el resto de los países europeos, sigue combatiendo contra los elevados precios de la energía, los cuales han catalizado las subidas del IPC y, al contrario, han ralentizado el crecimiento económico. El país presidido por Macron sigue en la labor de buscar alternativas eficientes, las cuales sean útiles para librarse de la dependencia energética hacia países como Rusia. En su caso, Francia es una nación que mantiene la energía nuclear, aunque también busca opciones verdes. La prueba de ello es la alianza junto con Portugal, España y Alemania para el corredor de hidrógeno verde. Veremos si estas medidas tiene efecto sobre la economía del país y, sobre todo, sobre los precios en el medio plazo.