El Gobierno de Pedro Sánchez ha reiterado a Bruselas que este año cumplirá con su compromiso de reducir el déficit presupuestario al 3% del PIB (48.000 millones más de gastos que de ingresos) y el que viene, lo rebajará al 2,5% del PIB. Funcas, el think tank en el que participan las fundaciones de las antiguas Cajas de Ahorro, cree que en 2024 el Estado podrá cerrar sus cuentas de ahorro con un déficit del 3% (o casi, pues apuestan por el 3,1%); no así para 2025. Según los cálculos del gabinete de coyuntura, que dirige Raymond Torres, a falta de un mayor detalle de los futuros presupuestos generales del próximo año, el déficit se quedará nuevamente en el 3%. Lo que significa que si Madrid quiere cumplir con Bruselas, deberá hacer un recorte del déficit de medio punto -equivalente a 8.000 millones de euros- que, como ha reiterado este lunes Carlos Ocaña, director general de Funcas, puede venir del lado del gasto (recortando algunas partidas presupuestarias) o incrementando la recaudación fiscal.
“Este ajuste es asumible teniendo en cuenta la previsión de cómo va a evolucionar la economía española el próximo año”, ha matizado el directivo de Funcas, aunque cree que si las medidas se demoran, será más difícil ajustar el saldo presupuestario a las promesas hechas a la Comisión Europea. Estaría, pues, lejos de los ajustes duros llevados a cabo por el Partido Popular en el periodo de 2010 a 2014. En este sentido, Funcas ha elevado su previsión del crecimiento del PIB para este año, del 2,5% estimado en junio, al 3% , y también para el próximo año, cuando la economía española aumentará un 2,1%, frente al 1,8% que manejaban hace tres meses.
Torres ha señalado que- a falta de tener mayores detalles que los aportados por el gobierno español en el plan fiscal y estructural de medio plazo 2025-2028 remitido a la Comisión Europea- la inercia de las cuentas pública apunta a que el gasto crecerá el próximo año un 3,7% y los ingresos, sin cambios normativos, el 4,4%, lo que arrojaría ese déficit fiscal del 3%. Si el Gobierno de Sánchez pretende cumplir con el plan remitido a la Bruselas, deberá recortar el déficit en medio punto, bien recortando gasto, aumentando ingresos o una combinación de ambas medidas. Si optase por esto último, con un impacto al 50% (4.000 millones del lado del recorte del gasto y otros 4.000 de parte de los ingresos fiscales), el gasto, en vez de crecer al 3,7%, debería hacerlo al 3,2% y los ingresos aumentar al 4,8% y no al 4,4%.
Mejores previsiones
En relación con la evolución de la actividad, Torres calcula que este año el PIB crecerá al 3%, aunque con una composición que no gusta especialmente a Funcas, pues está sustentada por dos factores coyunturales: primero, el gasto público, y segundo, por el fuerte tirón del turismo. Y, para hacerse una idea de la magnitud del desafío, Funcas señala que el gasto público aporta el 59% del crecimiento del PIB de este año; el saldo exterior otro 21% y el consumo privado aporta solamente el 13% y, lo que es más preocupante, la inversión, un 7%.
En opinión del think tank, tanto uno como otro tienen poco recorrido. El gasto público no puede sustentar la economía, especialmente cuando tienen que cumplir con las exigencias de Bruselas de no superar un 3% de déficit y, el turismo, es un clamor popular, que no puede seguir creciendo al ritmo de años pasados, pues la capacidad de la oferta está llegando a su límite. Incluso lo ha sobrepasado en determinados destinos a tenor de las quejas ciudadanas como la de Canarias de este fin de semana. De la inflación cerrará el año, según los cálculos de Funcas, en el 2,7% de media anual.
Para 2025, la economía se ralentizará -aunque también se vaticinó para 2023 y 2024-, pero la opinión es unánime, incluido el gobierno español. Las diferencias están en las cifras. Funcas prevé que el PIB suba un 2,1% -el Ministerio de Economia el 2,4%-, la inflación siga la senda de moderación, a un 1,8% de media anual, y el paro se reduzca al 10,5% y siga aumentando la población activa, gracias a la entrada de nuevos inmigrantes.
Desafíos
Aunque el ritmo decaiga, la buena noticia según Funcas, es que se equilibrará más la economía, pues la demanda interna recuperará peso gracias a que el consumo privado tomará el relevo al público y, mucho más relevante, se producirá un aumento de la inversión, tanto en construcción de viviendas, como la empresarial. Aunque a ritmos inferiores a los deseables.
El comercio exterior tendrá igualmente un reajuste, pero no tanto del lado de las exportaciones, sino de las importaciones, pues este año se ha producido una atonía que, en opinión de Torres se puede explicar por el menor peso de la energía -ya no se precisa tanto petróleo con el aumento de la energía renovable-, y por la caída de la compra de bienes de equipo ante la debilidad de la inversión empresarial.
El otro gran desafío de la economía española es la vivienda, con una falta de oferta, tanto en la venta como por el lado del alquiler. Y, aunque mejorará el año próximo, no será suficiente para cubrir las necesidades de los 200.000 nuevos hogares que se forman cada año.