El G7 (el grupo de los siete países más ricos del mundo) ha anunciado este sábado que tomará medidas para invertir en sus propias economías y reducir sus "excesivas dependencias" de China para suministros "críticos", sin que este acercamiento busque de ningún modo atentar contra el desarrollo de Pekín. En la declaración final de la cumbre del G7 celebrada en la ciudad japonesa de Hiroshima, publicada este sábado, los líderes del bloque señalaron que consideran que una economía resiliente "requiere eliminar riesgos y diversificar", y abogaron por dar pasos individual y colectivamente en sus propias economías.

El G7 subrayó que sus políticas no están diseñadas "para dañar" a Pekín ni para "impedir el progreso y desarrollo económico de China" y aseguró que "una China en crecimiento que juegue según las reglas internacionales sería de interés global", pero al mismo tiempo apostó por "reducir las excesivas dependencias en nuestras cadenas de suministro críticas". En su comunicado publicado este sábado, un día antes de lo previsto y tras la llegada a Hiroshima del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, los mandatarios del bloque (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) se refirieron a "las políticas y prácticas ajenas al mercado de China".

Inversiones de EEUU y la UE

Además de las inversiones en sus propias economías, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciaron este sábado nuevas inversiones en Asia-Pacífico como parte de un mecanismo creado por el G7 para contrarrestar a China. El mayor anuncio fue el de Von der Leyen, quien dijo que la Unión Europea dará 4.000 millones de dólares en préstamos para proyectos de infraestructuras en países de ingresos medios y bajos en la región del Asia-Pacífico. "En el G7 queremos ser parte de la solución para acabar con la brecha que existe en la inversión en infraestructuras. Queremos poner mejores ofertas sobre la mesa. Si lo que existe es una competición, entonces queremos estar en la delantera", manifestó Von der Leyen en un evento en los márgenes de la cumbre del G7 en Hiroshima.

Por su parte, Biden anunció inversiones en diferentes partes del mundo y cuyos fondos procederán tanto de las arcas públicas como del sector privado. El mandatario no ofreció una cifra total de las inversiones de Estados Unidos, pero puso varios ejemplos de los proyectos que está llevando a cabo su país. Por ejemplo, explicó que su Gobierno tiene previsto invertir 25 millones de dólares en ayuda a Costa Rica para ayudarle a fortalecer sus defensas frente a ataques cibernéticos. Biden también mencionó una inversión en Ecuador que fue anunciada oficialmente hace dos semanas para ayudar a modernizar el Puerto Bolívar, en el sureste del país, y que se encuentra cerca de las zonas del país dedicadas a la agricultura.

El evento en el que intervinieron Von der Leyen y Biden estaba destinado a mostrar el compromiso del G7 con el gran plan de infraestructuras lanzado por ese mismo grupo en su cumbre del año pasado en Alemania, conocido como la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (PGII). Mediante este plan, el G7 se comprometió a movilizar 600.000 millones de dólares en cinco años para contrarrestar el megaproyecto chino "One Belt, One Road" ('una ruta, un cinturón'), lanzado en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, con el objetivo de expandir la influencia de China en todo el mundo a través de inversiones en infraestructuras y telecomunicaciones. Según la Casa Blanca, hasta la fecha, Estados Unidos ha movilizado 30.000 millones de dólares a través de subvenciones públicas e inversión del sector privado para proyectos de infraestructura. Por su parte, la UE ha creado una iniciativa llamada "Global Gateway" y que tiene por objetivo, en un plazo de seis años (2021-2027) movilizar 330.000 millones de dólares en inversiones, con una mezcla de becas, préstamos concesionales y garantías. 

Prácticas "maliciosas" de China

"Con vistas a permitir unas relaciones económicas sostenibles con China y fortalecer el sistema de comercio internacional, presionaremos para que haya una igualdad de condiciones de nuestros trabajadores y empresas", señaló el grupo, que se comprometió a abordar los retos que entrañan dichas prácticas, que consideran que "distorsionan la economía global". "Contrarrestaremos prácticas maliciosas, como la transferencia de tecnología ilegítima o la divulgación de datos", reza el texto, que también habla de afrontar la "coerción económica".

El G7 coincidió, además, en "la necesidad de proteger ciertas tecnologías avanzadas que podrían usarse para amenazar nuestra seguridad nacional, sin limitar indebidamente el comercio y la inversión". La declaración de los líderes del G7 fue publicada poco después de otro comunicado precisamente sobre la coerción económica, en el que condenaban el uso "como arma" de las fortalezas exportadoras de los países y su instrumentalización como herramienta política. Aunque ese texto no menciona expresamente a ningún país, fuentes estadounidenses confirmaron que el grupo tenía a China en mente.