Ahorrar es una misión casi imposible si ganas el Salario Mínimo Interprofesional o 18.000 euros al año, que es el sueldo más habitual en España. Pero si percibes unos 28.000 euros anuales, que es el salario medio español, ahorrar empieza a ser factible en función de dónde vivas, si tienes hijos a cargo y cuántos y cuánto tengas que pagar de vivienda, que se come gran parte de los sueldos en España. En caso de que pretendas ahorrar y tengas capacidad para ello, pero tengas un agujero en el bolsillo que no te lo permita, desde ON ECONOMIA ofrecemos algunos consejos para aquellos que no han sido nunca capaces de ahorrar.
El primero de ellos, y tal vez el más obvio, es el de abrir una segunda cuenta de banco aparte de la habitual donde ingresar una cantidad fija cada mes. Casi tan importante como cumplir es ser realista y no fijar una cantidad que cada vez que tengamos un gasto extra nos sea imposible. Cada uno es consciente de su capacidad y sus limitaciones, pero cantidades pequeñas como 50 o 100 euros al mes, que se pueden ir en comidas fuera, cafés u otros gastos pequeños permiten ahorrar hasta 1.200 euros al año.
En segundo lugar, podemos fijar un día al mes en el que no gastar nada o incluso semanas del ahorro, en la que reduzcas al máximo la cantidad de días que comes fuera, los cafés en el bar o las compras de ropa y otros bienes. Compensando esta semana, puedes minimizar el impacto del resto de semanas del mes.
Para los sueldos que no van sobrados, en tercer lugar, es importante tener cuidado con los gastos hormiga. Es como se conocen aquellos gastos que, pese a ser pequeños, van comiendo terreno al sueldo a base de sumarse día a día. El croissant o el bocadillo del bar a media mañana cuando ya has desayunado, el tercer café que te deja como una moto, el cargador de móvil que no te hace falta, pero has tenido que comprar porque estás sin batería y se te ha olvidado el tuyo en casa... Son gastos que, sumados, bien podrían ir al ahorro mensual si los sabemos controlar. Entendemos que detrás de los gastos hormiga puede haber pequeños placeres cotidianos, por lo cual cabe encontrar el equilibrio entre quitarte algunos de ellos y mantener los que te hagan feliz.
Si la cosa va de apodar a los gastos por tipologías, otros que hay que evitar, ahí va el cuarto consejo, son los gastos vampiro. Son aquellos fijos, pero que no se detectan fácilmente y se van llevando parte del presupuesto. Por ejemplo, el gasto energético que, por ejemplo, puede ser debido a la estufa y que podríamos ahorrarnos en parte aislando las ventanas para que entre menos frío. O instalando unas placas solares que reduzcan nuestra factura energética. Puede que reducir algunos de estos gastos requiera una inversión, pero a la larga pueden generar un importante ahorro. Gastos de gas, de agua o de luz relacionados con el mal uso de aparatos o instalaciones son los más habituales en este apartado.
En el mundo de los protagonistas de películas de miedo que se llevan parte de tu sueldo no solo hay vampiros, sino también fantasmas, quinto punto importante para ahorrar. Los gastos fantasma son peores que los vampiro porque a veces ni siquiera los estamos utilizando. Estamos hablando de suscripciones como la de una televisión on-line o un gimnasio que nunca utilizamos. Aplicaciones de móvil, clubes sociales y otras suscripciones pueden estar devorando parte de tu sueldo sin que te des cuenta. El tabaco es el gasto más vampírico, porque además de llevarse tu sueldo te va matando poco a poco.
Planificar comidas y llevar tuppers al trabajo para evitar comprar comida preparada o comer en restaurantes es un indispensable del ahorro, aunque la falta de tiempo muchas veces nos lo haga complicado. Es el sexto consejo, pero no el último.
En el séptimo punto a tener en cuenta para ahorrar incluimos todo aquello relacionado con el consumo. Compara precios entre diferentes comercios antes de comprar, escoge el más barato y aprovecha ofertas, rebajas y promociones. En ocasiones, la compra on-line puede ser mejor, ya que si permite ir a aquello que buscas y no distraerte en el picoteo, si hablamos de la comida o en caprichos innecesarios en otro tipo de compras como decoración, ropa, discos o electrónica.
El octavo consejo, también asociado al consumo es reparar aquello que está estropeado y comprar ropa o productos de segunda mano o electrónica reacondicionada también puede ayudar a reducir el coste de cosas que necesitamos, además de tener un menor impacto ambiental.
Si hacemos una matemática de los 8 consejos anteriores, obtenemos una cifra aproximada de lo que podemos ahorrar por mes evitando algunos gastos. Supongamos que conseguimos apartar 50 euros al mes fijos. Que nos quitamos tres cafés de bar con cruasán o bocadillo a la semana (calculando unos 3 euros al día, por tres días nos da 9 euros a la semana) y lo sustituimos por fruta y yogur de casa que no nos altera la compra semanal. En café y bocadillo ya ahorramos 36 euros al mes. Obviamos los gastos vampiro porque a veces pueden necesitar una inversión que no siempre uno está dispuesto a hacer y que puede tardar en amortizarse. Pero quitamos un plato preparado a la semana de 7 euros, 38 euros más de ahorro. Eliminamos la suscripción de una plataforma que nos cuesta 8 euros al mes y que utilizamos menos que otras y mantenemos el gimnasio porque esta vez es la buena.
Restamos 20 euros de ahorro en ropa contando que una chaqueta que necesitamos y que nueva vale 80 euros nos costará 60. Sumando todos estos ahorros, obtenemos un total de 152 euros al mes de ahorro. Contando con que alguien podría querer no renunciar a algunos menús o cafés de los mencionados, pero que otros más rigurosos podrían acabar por renunciar al gimnasio o quitarse de todos estos vicios, podemos estimar que estos métodos pueden hacerte ahorrar entre 130 y 200 euros al mes.