Junts ha tumbado el gravamen a energéticas que decaerá por la imposibilidad de que se pueda cerrar un acuerdo que permita aprobar en las Cortes, como ha venido advirtiendo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Así lo han adelantado fuentes del PNV, que matizan que ellos sí estaban dispuestos a convertir el gravamen de las energéticas en impuestos, y confirman a On Economía fuentes de la formación catalana que defienden que su voluntad es salvar las inversiones futuras en Catalunya, como la que ha puesto en entredicho Repsol en Tarragona. Lo que sí ha salido adelante es la transformación del gravamen a la banca en impuesto que será cedido a las haciendas vascas.
No obstante, las formaciones políticas tendrá la oportunidad de plasmar su posición, pues Sumar, por un lado, y EH Bildu y ERC -conjuntamente-, por el otro, han presentado este miércoles enmiendas en la que solicitan continuidad del tributo a las energéticas, según las enmiendas a las que ha tenido acceso On Economia. Este miércoles, a las 18:00 horas, se ha cerrado el plazo para enmendar el articulado del Proyecto de Ley por la que se establece un Impuesto Complementario para garantizar un nivel mínimo global de imposición para los grupos multinacionales y los grupos nacionales de gran magnitud. Aunque este texto es una trasposición de una directiva comunitaria, desde el Gobierno de coalición se planteó la posibilidad de usar su trámite parlamentario con el fin de convertir los gravámenes a las empresas energéticas y a la banca en impuestos, haciéndoles indefinidos. Ambos textos, de carácter temporal por dos años, dejaban de estar en vigor el 1 de enero del próximo año.
Enmienda de Sumar
No son las únicas formaciones que propondrán la continuidad del gravamen a las empresas energéticas: Sumar se desmarca de su socio de coalición y solicita que siga como un gravamen, mientas que el PSOE nada dice del impuesto a las energéticas, aunque sí propone mantener por tres años más el impuesto a la banca. Fuentes de Sumar señalan a este diario que han optado por mantener el formato de un gravamen -tanto para el de banca como para el de las empresas energéticas- aunque no de carácter temporal frente a un impuesto porque transformarlos en impuestos "los hace jurídicamente insolventes por problemas de doble imposición con el impuesto sobre sociedades". Sumar propone mantener el límite de 1.000 euros de facturación en 2019, para excluir del gravamen aquellas energéticas que facturaran por debajo, y gravar con el 1,2% del importe de la cifra de negocio anual que genere en España.
En el caso de la enmienda conjunta presentada por ERC y EH Bildu, han optado por la modalidad fiscal del impuesto de nueva creación que proponen llamar Impuesto sobre el beneficio operativo en la actividad del sector de la energía que deberían pagar, si la propuesta saliese adelante -lo que parece improbable por la oposición de Junts- cualquier operador energético que opere en España y cuya facturación sea igual o superior a 700 millones de euros. A efectos de este requisito se excluirán del importe neto de la cifra de negocios los ingresos correspondientes al Impuesto sobre Hidrocarburos, al Impuesto Especial de la Comunidad Autónoma de Canarias sobre Combustibles Derivados del Petróleo y a los Gravámenes Complementarios a Carburantes y Combustibles Petrolíferos de Ceuta y Melilla, que se hayan pagado o soportado, vía repercusión, una matización que también incluye Sumar en su enmienda.
PNV, a favor
Fuentes de la formación vasca han matizado que su intención hubiese sido que el actual gravamen a las empresas se hubiese mantenido como impuesto, lo que hubiese abierto las puertas que la transferencia a las Haciendas vascas para la facturación generada por las empresas energéticas en Euskadi, como anunció el propio Lehendakari, Imanol Pradales. En la negociación mantenida entre el PNV y el Ministerio de Hacienda, la formación vasca pretendía haber transformado ambos gravámenes en impuestos y haber llegado a un acuerdo para la concertación de ambos. Pero fuentes del partido han señalado que en el acuerdo se ha excluido el impuesto a energéticas, aunque sí un nuevo impuesto a la banca, que ha propuesto el PSOE este miércoles y que tendrá una duración de tres años.