Este año, la Generalitat asumirá un déficit público de 791 millones de euros, cantidad equivalente al 0,3% del producto interior bruto (PIB) catalán. A pesar de que las reglas fiscales que estableció el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) del Ministerio de Hacienda están suspendidas, el Govern ha mantenido esta tasa de referencia. Habría que remontarse al ciclo económico más expansión de inicios de la década de los 2000 para encontrar un déficit tan bajo en unos presupuestos catalanes (en el 2006 había estado de 451 millones). También es el más estrecho de los últimos cinco años, cuando el déficit se ha movido en una horquilla de entre 1.500 millones (2019) y los 903 millones (2021). Respecto del año pasado, el déficit público cae prácticamente a la mitad, pasando de los 1.487 millones de 2022, a los previstos 791 millones para este año.
La consellera de Economia, Natàlia Mas, ha destacado durante la presentación del proyecto presupuestario en el Parlamento de Catalunya que, desde la perspectiva de la gestión de las finanzas públicas, la bajada del déficit muestra "la prudencia" con que se han administrado los recursos en los últimos años. "Hemos pasado del pico de poco más de 9.100 millones de déficit del 2010 -en un contexto de una crisis económica agravada- a los todavía no 800 millones previstos para este año", ha manifestado Natàlia Mas.
La titular de Economía ha defendido que "es compatible una gestión responsable de las finanzas con el sostén de un sector público fuerte y expansivo". No obstante, ante los retos a futuro de la economía catalana, ha insistido en qué "habrá que desarrollar medidas que partan del fomento de la colaboración público-privada porque con las cuentas públicas por sí mismos no se podrá afrontar todo lo que nos viene por delante". Es por eso que, según Mas, el Govern tiene que planificar muy bien las inversiones, que son necesarias, y llevarlas a cabo" con las mejores garantías posibles.
La consellera ha atribuido el buen resultado no solo en que la economía catalana ha mantenido niveles de crecimiento por encima de la media de los países europeos, sino también al hecho de que "se han administrado muy bien los recursos". Una labor en la cual este año también se profundizará consolidando la trayectoria de estabilización de las finanzas públicas, aunque "hay un entorno de incertidumbre económica que nos hace ser moderados en nuestras previsiones". Sin embargo, Mas ha destacado que "la economía catalana se muestra resiliente ante el contexto de fuertes tensiones inflacionarias y el aumento de los tipos de interés, de manera que en el tercer trimestre de 2022 todavía ha crecido por encima de la zona euro por sexto trimestre consecutivo".
Esta política ha permitido que, desde el 2010, el déficit de la Generalitat se haya reducido un 91,3% (8.313 millones de euros), mientras que el gasto ha crecido en 10.301 millones, en el mismo periodo.
Una deuda que se reduce progresivamente
La reducción progresiva del déficit permite mejorar la sostenibilidad de la deuda catalana y situar la ratio de deuda sobre el producto interior bruto en el 32,7%. Este indicador es 1,3 puntos inferiores a lo que se obtuvo durante el 2022, del 34,1%. Según los datos provisionales que tiene el Banco de España, a finales del pasado año, el deudo de la Generalitat estaría en unos 79.578 millones de euros. Hay que tener en cuenta que el presupuesto prevé destinar este año 782 millones a intereses por la deuda, un 22,6% más que en 2022.
La consellera Mas ha destacado que el periodo medio de pago a proveedores ha caído, por primera vez, en una media anual (enero-noviembre), por debajo del umbral de 30 días requerido por la normativa. Con la excepcionalidad del ejercicio 2020, los periodos de pago de la administración catalana se han reducido desde niveles próximos a los 50 días, con los que se ejecutaban los gastos ahora hace cinco años.