La guerra de Ucrania ha tenido un gigantesco efecto dominó en las economías de todo el mundo y especialmente en las europeas por la cercanía del conflicto. Como un sunami, los precios iniciaron desde febrero una alocada carrera hasta elevar las inflaciones a cotas que en España no se conocían hace 40 años. Pero los salarios no han respondido al mismo ritmo lo que ha llevado a que la gran mayoría de las familias españolas hayan perdido poder de compra y muchos hayan tirado de sus ahorros. En definitiva, la guerra ha empobrecido a los españoles.
La inflación media fue el pasado año un 8,4% y los salarios no crecieron más allá del 3-3,5% según la estadística que se maneje, lo que supone que el poder adquisitivo ha caído cinco puntos mermando la capacidad financiera de las familias. Según el INE, el último trimestre anterior a la invasión, el cuarto de 2021, de la Renta disponible se ahorraba de media el 12,8% y en el tercer trimestre del pasado año la capacidad se había reducido al 5,7%. Son las grandes cifras de un año que ha cambiado la vida cotidiana de muchos hogares.
Frío en invierno y calor en verano
El efecto más patente de la guerra de Ucrania ha sido el encarecimiento de prácticamente todos los productos y servicios. Sin embargo, en el día a día unos han pesado más que otros en la vida cotidiana de las familias, algo que ha ido cambiando a lo largo del año.
La electricidad fue el primer producto en impactar sobre los hogares, aunque la realidad es que la gran subida se produjo el año anterior por el encarecimiento del gas debido a problemas de suministro: en julio de 2021 el megavatio costaba 96 euros y en enero de 2022 se había duplicado a 204 euros. La guerra llovió, pues, sobre mojado, aunque en marzo se disparó otros 100 euros (294 euros) para ir corrigiendo el precio a lo largo del año hasta los 120-130 euros actuales. Unos precios que restringieron el uso del aire acondicionado en un buen número de casas y locales en un verano de temperaturas extremas. El Gobierno pactó con Bruselas una medida que hizo descender el precio.
Las carburantes sí tuvieron una relación más directa con la guerra de Ucrania, pues Rusia era en 2021 el primer exportador mundial de petróleo y gas, lo que disparó unos precios que ya venían subiendo desde 2021. Pero especial efecto ha tenido sobre el diésel, que por primera vez en la historia se ha pagado más caro que la gasolina. Lo que es un problema añadido, pues el 54% de los turismos españoles se mueven con este combustible. Arrancó el año a 1,4 euros el litro y ha llegado a sobrepasar los 2 euros. Ahora se ha corregido a 1,63 y esta semana fue la primera en estos doce meses que la gasolina ha sido más cara. El Gobierno subvencionó con 20 céntimos el litro de carburante para amartiguar el golpe.
La alimentación ha sido otra pesadilla para las familias, creciente según ha ido avanzando el año, pues mes a mes el precio ha crecido de media algo más de 1%, lo que ha provocado que el pasado enero llenar la cesta haya sido un 15,4% más caro que hace un año. El arroz (52%), la mantequilla (38%) y la leche (33,5%) son los tres alimentos que más han subido en el año de la guerra. En enero ha entrado un descuento del IVA para 15 alimentos.
El frío en invierno ha sido otro efecto ligado al conflicto bélico por el encarecimiento del gas, usado de forma mayoritaria en las calefacciones de muchos puntos de España. El recibo ha podido multiplicarse hasta por diez y la dificultad de cambiar el contrato del mercado libre a la tarifa regulada (TUR), subvencionada por el Gobierno, ha impedido poner la calefacción las horas necesarias para muchas comunidades de vecinos y familias con calefacciones individuales. Afortunadamente, se ha ido corrigiendo el recibo del gas.
Encarecimiento de las hipotecas
La fuerte inflación en todos los países comunitarios hizo reaccionar al Banco Central Europeo (BCE) que inició una subida de los tipos de interés encareciendo el crédito, lo que ha entrampado a muchas familias que están pagando una hipoteca. El coste depende de la cantidad que se haya solicitado al banco, del tipo de interés contratado y de si se está en la primera parte de la vida del crédito o en la segunda. Pero de media, podría hablarse de 250 euros más al mes. Un problema que se agudiza por las dificultades que ponen muchas entidades financieras a sustituir las hipoteca a tipo variable por una de tipo fijo.
Transporte público
La guerra de Ucrania también ha afectado a los desplazamientos diarios de los españoles, que han cambiado el coche privado por el transporte público. El fuerte encarecimiento de los combustibles y, muy especialmente, la decisión del Gobierno de subvencionar hasta con un 40% el metro y autobús, ha provocado que muchos coches se hayan quedado aparcados a la puerta de casa.
Salarios
La guerra de Ucrania ha tenido también un impacto en los salarios, aunque en un menor grado que sobre los precios. De media, han crecido entorno al 3-3,5%, aunque ciertos colectivos han salido mejor parados. Los pensionistas y los trabajadores con el salario mínimo interprofesional (SMI) están a la cabeza, pues sus nóminas han subido respectivamente un 8,4% y un 8% en 2023, recuperando todo el poder adquisitivo perdido el pasado año. Los funcionarios se han colocado por encima de los asalariados del sector privado, pues a finales del año pasado recibieron un complemento del 1,5% que se sumó al alza del 2% de principios de año y este 2023 han tenido una subida del 2,5% que podría llegar al 3,5%.