El Institut Català de Finances (ICF) ha multiplicado por tres las provisiones en su cuenta de explotación, que han pasado de los 5 millones de 2021 a los 19 millones de euros que constan en el balance de 2022, ante las incertidumbres que recaen sobre la evolución del 2023, aunque la entidad ha reducido del 8,2% al 7,5% la ratio de morosidad. La banca pública cerró el último ejercicio con unos resultados netos provisionales de 27,4 millones de euros, un 24,72% inferiores a los 36,4 millones de 2021. El beneficio neto ha sido de 31,9 millones, con un retroceso del 13,30%. La consejera delegada del ICF, Vanessa Servera, ha afirmado durante la presentación de los resultados, este jueves, que "después del 2020 y el 2021, dos ejercicios en que cerramos un volumen de operaciones por encima del habitual a causa de la financiación destinada a paliar el impacto de la covid, en el 2022 hemos moderado la actividad, registrando un volumen de financiación alineada con el de los años de prepandemia." También ha advertido que en el 2021 la entidad financiera pública catalana modificó su régimen fiscal y dejó aplicar el sistema general para someterse a las normas del régimen fiscal de las entidades de crédito; eso quiere decir que las dotaciones se pueden deducir fiscalmente.
La actividad de la entidad financiera pública catalana se ajusta a la concesión de préstamos y avales, reestructuraciones de créditos en las empresas e inversión en capital riesgo, a menudo en empresas emergentes. En este sentido, la consejera delegada del ICF, Vanessa Servera, ha reiterado que "no hemos renunciado al hecho de que el Banco de España nos otorgue una ficha bancaria", para poder operar como banca comercial, "porque sigue siendo un proyecto estratégico", pero ahora mismo "están analizando interna e intensamente la última resolución que recibieron del regulador español en que se desestimaba la petición de la banca catalana. "Es un proyecto complejo que estamos analizando y sobre lo que no ha marcado un calendario de ejecución", ha concluido.
Con respecto al volumen de actividad, el ICF ha registrado un total de 663,2 millones de euros durante el 2022, una cifra que suma la nueva actividad en préstamos y avales, reestructuraciones de créditos e inversión en capital riesgo. En concreto, financió 470 empresas por valor de 478,7 millones de euros durante el 2022, un 10,5% menos en comparación con el 2021, cuando la entidad financió 535 millones de euros. En relación con el número de empresas, la reducción ha sido de más del 60%, teniendo en cuenta que el año anterior la cifra se subió hasta además de 1.213 compañías. La consejera delegada del ICF, Vanessa Servera, ha atribuido el descenso a la "normalización" de la actividad empresarial después de la pandemia. Al mismo tiempo, ha destacado que el 40% de toda la financiación crediticia ha ido a proyecto de transición verde (152 millones), y ha destacado "el impulso" que han cogido las demandas de crédito para sacar adelante promociones de vivienda social, un capítulo que se ha llevado un total de 38 millones de euros. No obstante, el grueso de la demanda se centra en la industria agroalimentaria -con un peso muy importante de empresas de las comarcas leridanas-, la industria manufacturera, comercio, turismo y transporte.
En cuanto a la financiación otorgada para las reestructuraciones "de empresas que ya eran clientes del ICF, la entidad ha modificado créditos de 159 empresas por valor de 116,7 millones de euros, generalmente "alcanzando el periodo de la concesión del préstamo". "Cuando un cliente tiene dificultades, actuamos facilitando la continuidad empresarial, ayudando a encontrar el consenso entre empresa y polo bancario del cual también formamos parte", ha señalado Servera.
Inversiones a través de capital riesgo
En el 2022, se han invertido 67,8 millones de euros a través de seis fondos de gestoras externas y a 23 empresas directamente desde el ICF, un volumen de inversión superior al de años anteriores. Este incremento se debe principalmente a los compromisos con los fondos externos, que han aumentado un 162% con respecto al 2021. En total, la entidad ha comprometido 52,1 millones de euros en fondo de capital riesgo del segmento semilla, venture capital y crecimiento. "El 23% de las inversiones en capital riesgo se ha hecho directamente a través de los fondos gestionados por el ICF, con criterios de inversión propios y el equipo de la entidad", ha puntualizado a la responsable del ICF. A través de los fondos de ICF Capital, se han invertido 12,6 millones de euros en start-ups vinculadas al ámbito digital y empresas industriales. Las empresas digitales, de comercio electrónico y TIC también han sido las principales destinatarias de los préstamos participativos de IFEM Innovación, a través de los cuales se ha invertido 3,1 millones de euros.
Avales y préstamos para el D-Hub de Nissan
Preguntada por los avales concedidos por parte del ICF al proyecto D-Hub de electromovilidad que se ha instalado en la antigua Nissan, la consejera de la entidad se ha acogido al secreto profesional y no ha querido concretar el volumen de recursos que finalmente se han otorgado y/o avalado. Se ha limitado a expresar que la entidad ha participado "con una cifra importante" y ha recordado que también están presentes entidades financieras privadas.