Las pymes más pequeñas tributan muy por encima de las pymes medianas en el impuesto sobre sociedades. Mientras las primeras afrontan un tipo real efectivo del 21,27%, las intermedias pagan una tasa 4,33 puntos porcentuales (PP) por debajo, el 16,94%, según los datos del análisis de las pymes en 2023 publicados recientemente por la Agencia Tributaria (AEAT). Una diferencia que ha ido agravándose año a año con un aumento continuado del tipo efectivo sobre beneficios de las más pequeñas, mientras que las medianas lo han mantenido casi inalterable.
Así, las pymes no societarias (el dueño es una persona física y no jurídica) son las más pequeñas, pues este modelo mercantil precisa menos complejidad en sus tramitaciones ante las administraciones, a diferencia de las societarias (propiedad de una persona jurídica). Un axioma que se constata por el volumen de producción de unas y de otras, pues de media, las empresas societarias obtuvieron unos ingresos de 479.810 euros en el ejercicio fiscal de 2023, mientras que las no societarias produjeron por valor de 88.221 euros.
Incluso, en ausencia de asalariados -hay empresas societarias, no muchas, que no tiene personal-, hay diferencia en el volumen de facturación. Las pymes societarias sin asalariados generaron 77.300 euros en 2023, frente a 33.629 de las no societarias. En este caso, se trata fundamentalmente de autónomos. Una proporción que se mantiene en aquellas pymes con asalariados en función de su forma mercantil: las societarias con plantilla generaron 611.520 euros ese año, frente a 205.145 de media de las no societarias.
También, en función de la plantilla, hay diferencias en el tipo efectivo que se paga a Hacienda, generalmente en contra de las pymes más pequeñas que optan por la modalidad mercantil de no societarias. Estas tributaron por un tipo efectivo del 16,69% en caso de no tener asalariados -cuando las societarias tributaron por el 11,68%- y con plantilla, las no societarios tributaron por la tasa más alta de todas, el 35,1%, 7,45 pp más, que las pymes societarias con empleados.
La variación del tipo real que se pagan en función de los beneficios se explica en la mayor posibilidad de desgravaciones y bonificaciones según aumenta el tamaño. En principio, la ley marca un gravamen general del 25% -30% las entidades financieras- que se reduce a un 23% a las empresas que facturan por debajo del millón de euros -la gran mayoría de las pymes y se limita al 15% para las empresas de nueva creación.
Pero tras aplicar estos tipos, las empresas tienen la potestad de aplicarse ajustes contables -exención por doble imposición de los dividendos- y diversas deducciones y bonificaciones que explican que los tipos realmente abonados difieran notablemente de los tipos legales anteriormente expuestos.
A más grande, menor tipo
Como se induce de los datos que maneja la Agencia Tributaria, el trato fiscal en el impuesto sobre sociedades no se limita a favorecer a las grandes multinacionales, sino que se extiende por todo el tejido empresarial. Una diferenciación que no ha pasado desapercibida en los círculos políticos, especialmente por la merma de ingresos que implica para las Haciendas de todos los países, hasta el punto de muchos Estados han establecido que las grandes corporaciones paguen al menos un tipo efectivo del 15%, pues en algunos casos tributan incluso por debajo del 5%. La Comisión Europea ha impuesto recientemente esta norma que España había implantado varios años antes. Sin embargo, la medida tiene sus detractores: una de las primeras medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras llegar a la Casa Blanca, fue dejar sin efecto la reforma introducida por su antecesor, el demócrata Joe Biden, de grabar al menos con un 15% a las gigantescas corporaciones del país.
Aumenta la brecha
Pero las diferencias fiscales entre las pymes chicas y las medianas en vez de corregirse, han ido en aumento. Como se puede apreciar en el cuadro, en 2023, hay una diferencia de 4,33 puntos porcentuales entre los tipos abonados de media por las empresas no societarias (21,27%) y las societarias (16,94%). Pues bien, esa diferencia fue de 3,47 pp el año anterior, de 2,05 pp en 2020, de 0,93 pp en 2019 y, el año anterior, tan solo de 0,56 pp.
Una brecha que se amplía debido a que el tipo al que realmente tributan las empresas más pequeñas ha crecido del 17,37% en 2017 al 21,27% seis años más tarde (3,9 pp de alza), mientras que prácticamente se ha mantenido en las medianas societarias, dese el 16,81% a 16,94% en el mismo periodo, tan solo (0,13 pp). Una diferencia que no se explica en un crecimiento muy desigual en la facturación de unas y otras. De media, las pymes no societarias han aumentado sus ingresos el 20% en este periodo, y las societarias, algo más, el 23,2%.
Radiografía de la pyme
Las empresas pymes societarias analizadas (938.609) por la AEAT representan el 54,8% de su marco poblacional, con un incremento del 1,2% respecto a 2022, mientras que las pymes no societarias representan el 46,7% (936.457) con un incremento del 2,1% respecto a 2022. En referencia a las plantillas, hay 1,2 pymes societarias con asalariados por 0,7 no societarias.
En cuanto al número de asalariados, las pymes societarias presentan un descenso del 1,2% con 3.643.451 empleados en 2023 frente al incremento de las pymes no societarias del 1,4%, con 1.254.125 asalariados. Sin embargo, el número medio de asalariados sufre un descenso en ambas modalidades jurídicas, mayor en las pymes societarias (un 2,5% inferior) con una media de 3,9 asalariados, frente a la caída del 0,7% de las pymes no societarias, con una media de 1,3 asalariados.