Las empresas se muestran cada vez más preocupadas por el incremento del absentismo laboral derivado principalmente  de las bajas por enfermedad (incapacidad temporal o IT). Sin embargo, no existen estadísticas oficiales que analicen el fenómeno y la fuente más usada es la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ETCL). A raíz de esta estadística del INE, las empresas de trabajo temporal Adecco y Randstad elaboran trimestralmente un análisis de la evolución de las horas que se pierden por el absentismo. En el tercer trimestre de 2023, el informe de Adecco establece que de cada 100 horas que se deberían trabajar, se perdieron 7, el porcentaje más alto desde que hay registros, con la excepción del irregular año de 2020 por el confinamiento, cuando el porcentaje se elevó al 7,1%, prácticamente el mismo que el pasado 2023.

Se considera absentismo las horas no trabajadas por IT, por maternidad y otros permisos remunerados, por compensación de horas extras, por horas no trabajadas y remuneradas, por las perdidas en el lugar de trabajo (conocido como presentismo) y ausencias injustificadas, por conflictividad laboral y por otras causas. No se contabilizan las vacaciones y los festivos. Una encuesta anual realizada por Adecco concluye que las empresas señalan que las principales causas del absentismo se concentran en las bajas por enfermedad (comunes, profesionales y accidentes laborales), con más del 70% de los casos, y los permisos remunerados. La conciliación y los problemas familiares se coloca en tercer lugar, a continuación las ausencias injustificadas, lo que se conoce como “efecto puentes” y “efecto lunes”, y con una incidencia muy inferior, el mal ambiente de trabajo, la conflictividad laboral, las situaciones de estudio o la búsqueda de empleo. Fuentes empresariales añaden la importancia que han ido cobrando las horas perdidas por los permisos remunerados, por ejemplo, por paternidad y maternidad, que han aumentado en la legislación. De hecho, Sánchez ha anunciado una nueva ampliación a 20 semanas.

Disparado desde la pandemia

Una evolución que se ha disparado desde la pandemia, según el histórico de Adecco. Si en 2000 el absentismo fue un 3,7% -se perdieron 3,7 horas de cada 100 que deberían haberse trabajado-, se elevó a 5,2 horas en 2009, para descender a 4,6 en 2013 y, a partir de ese año, tuvo una línea suave hasta las 5 horas en 2016 con 5,5 horas en 2019. Salvando el bache de 2020, desde 2019 a 2023, el absentismo se ha elevado en 1,5 horas, hasta las 7, un incremento desconocido hasta ahora. Según los datos de Adecco, de esas 7 horas, 5,5 no se trabajaron por incapacidad temporal (bajas por enfermedades comunes, por enfermedades profesionales y por accidentes de trabajo). No obstante, desde los sindicatos y algunos expertos laborales ponen en duda parte de las conclusiones de los informes de absentismo de Adecco y Randstad.

Sin embargo, hay mucha confusión sobre qué se entiende por absentismo. Francisco Trujillo, profesor de derecho de trabajo de la Universidad Jaume I de Castellón y experto en salud laboral, explicita que el “absentismo laboral es la ausencia deliberada del trabajador en su puesto de trabajo”. Existen dos tipos de absentismo: injustificado o voluntario, que es una ausencia deliberada sin motivo, y justificado, que incluye faltas avaladas por convenios colectivos o legislación vigente, como enfermedades comunes o permisos legales como matrimonio, fallecimiento, accidente, enfermedad grave u hospitalización de parientes cercanos, traslado de domicilio, cumplimiento de un deber público inexcusable o exámenes prenatales.

La ausencia deliberada sin motivo puede dar lugar a despido disciplinario por faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo, que en los convenios colectivos se suelen recoger al menos como 5 días de faltas sin justificar para proceder al despido. Trujillo señala que la ausencia constante de colegas puede generar frustración y malestar en los demás empleados, así como disminución en la moral y motivación. Además, conlleva problemas económicos, de productividad y organizacionales en las empresas, aumentando costos de personal, carga de trabajo y afectando la organización, desfavoreciendo el buen clima laboral.

Absentismo injustificado o ilegal

Los datos de absentismo de Adecco y Randstad, derivado de la ETCL, solo recogen la pérdida de horas trabajadas por la ausencia justificada y, por tanto, legal. Sobre la injustificada no hay datos, pero todos los expertos señalan que su impacto, más allá del motivacional, es muy inferior al justificado, especialmente al causado por la IT.  Pocos datos hay sobre el absentismo injustificado. Javier Blasco, director The Adecco Group Institute y responsable de los estudios de absentismo, señala que la mayor preocupación procede del absentismo justificado, por el fuerte ritmo de crecimiento de los últimos años, y señala que el injustificado, aunque inquietante, no tiene los niveles de las bajas por IT. No obstante, gracias a la encuesta anual sobre el “presencialismo”, llamemos ilegal, Blasco señala que aproximadamente el 10% de los trabajadores caen en este tipo de absentismo ilegal, una tasa que se ha mantenido más o menos estable en los últimos diez años desde que hacen el estudio.

En el último informe, relativo a 2022, el 64% de los encuestados considera que no hay ninguna incidencia o que no existe forma de detectar estas prácticas, frente al 17% de las empresas encuestadas. Además, en este tipo de absentismo confluyen dos modalidades: el absentismo presencial, que supone una ausencia injustificada del puesto de trabajo, y lo que los expertos denominan el “presentismo”, que implica que los trabajadores fichan, pero no hacen nada durante su jornada laboral.

Efecto “puente” y “lunes”

Entre las causas que explican este absentismo injustificado, la salud vuelve a estar muy presente. Así, el 12% de los encuestados señalan como principal causa la enfermedad común; un 8% los problemas leves de salud; el 5,7% señala el “efecto puentes”, el 5% el “efecto lunes”; un 5% la enfermedad profesional; el 3% la conciliación y 2,1% los problemas familiares; el 2,3% el mal ambiente laboral y la conflictividad laboral, y en menor caso, un 0,4%; la búsqueda de otro empleo o motivos de estudio.

Manuel Fernández Jaría, profesor de Estudios de Economía y Empresa, de la Universitat Oberta Catalunya y experto en absentismo laboral, tratado desde un punto de vista organizativo, señala que el absentismo se mueve en factores psicosociales y señala que muchas empresas no calculan la incidencia en horas: “cuando lo hacen, se llevan muchas sorpresas” y pone como ejemplo, una de 75 trabajadores, cuando descubrió que había perdido 800 horas de trabajo en un año. Por eso, recomienda que contraten esta información en sus Mutuas.

Entre las posibles causas, considera necesario un cambio de cultura corporativa, pues “muchas empresas pagan por ir, no por producir”. En este sentido, declara que muchas empresas le llaman cuando la situación está desbordada, y su primer consejo siempre es ser preventivo, para lo cual, deben monitorizar la evolución del absentismo en sus organizaciones. Una preocupación que se deriva del incremento de las horas perdidas por las incapacidades temporales, incluidas las socioemocionales que antes de la pandemia tendían a ocultarse, “pero ya se ha perdido el pudor, a las bajas por estrés o depresión”. Y señala al sistema de salud, con una posición reactiva y no preventiva. Unas bajas que de media tienen 115 días, remarca.

“Las empresas han empezado a preocuparse por el absentismo. Ahora tengo la agenda llena, con solicitudes para hacer coaching de liderazgo a los mandos intermedios, o prevenir el acoso o cambiar la forma de liderazgo”, concluye.

Agentes sociales

El informe Adecco hace un análisis del impacto de la tasa de absentismo por comunidades autónomas y por sectores. En el tercer trimestre, País Vasco vuelve a tener el mayor absentismo, el 9,7% (7,9% por IT) y Navarra y Catalunya el 7,9%, con un 6,3% y un 6,2% por IT. Madrid, por debajo de la media nacional (7%), tiene una tasa del 6,6% (5,2% IT). En el ámbito sectorial, Industria tiene un absentismo del 7,8%, del que 5,9% se debe a problemas de salud y el 1,9% a otras causas; servicios tiene un 7,1%, 5,5% por IT y 1,6% por otras causas, y construcción un absentismo del 5,6%, del que el 4,7% es por enfermedades y el 0,9% a otras causas.

Los empresarios de industria no creen que haya un mayor absentismo en su sector y señalan que en los convenios colectivos no se suelen incluir cláusulas de vigilancia, por ser un tema más espinoso. Desde CC. OO. de industria empiezan por matizar qué se entiende por absentismo. En este sentido, señalan la diferencia entre la Real Academia, que da lugar al los informes de Adecco y Randstad, y la derivada de la sentencia del TS, que según fuentes del sindicato, establece que no se computarán como faltas de asistencia, a los efectos de despido las ausencias por huelga legal, el ejercicio de actividades de representación legal de los trabajadores, accidente de trabajo, maternidad, riesgo durante el embarazo y la lactancia, enfermedades causadas por embarazo, parto o lactancia, paternidad, licencias y vacaciones, enfermedad o accidente no laboral cuando la baja haya sido acordada por los servicios sanitarios oficiales y tenga una duración de más de veinte días consecutivos, ni las motivadas por la situación física o psicológica derivada de violencia de género, acreditada por los servicios sociales de atención o servicios de Salud, según proceda.

Tampoco se computarán las ausencias que obedezcan a un tratamiento médico de cáncer o enfermedad grave. Sobre el absentismo en el sector, señala que el índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja en jornada por sectores de actividad en el 2022 es de media 2.852,1, mientas que se dispara en la industria (4.410,9) y en el sector agrario (4.140,9).