La ecoplanta de Repsol que retirará si se mantiene el gravamen a las energéticas, la fábrica de reciclaje de baterías de Basf, paralizada desde en julio, la retrasada fábrica también de baterías de Lotte en Mont-roig del Camp, el futuro de unos reactores nucleares de los cuales depende la energía de toda Catalunya y, por lo tanto, la competitividad industrial. Después de que la unión entre Ebro y Chery haya puesto punto final al gran interrogante industrial de los últimos años, qué pasaría con los antiguos terrenos de Nissan en la Zona Franca, casi todos los ojos miran ahora a Tarragona, donde están los principales frentes abiertos de la industria catalana.
¿Todos? No, no todos. El pasado viernes, ICL y la empresa china Dynanonic anunciaron que tenían previsto invertir 285 millones de euros para crear una fábrica de cátodos (electrones negativos) de baterías en unos antiguos terrenos mineros. Sin precisar a cuántos trabajadores darán trabajo si lo sacan adelante, el proyecto vuelve a unir los dos requisitos más habituales en los últimos proyectos industriales: un actor asiático o chino y un proyecto dedicado a la electrificación de la economía.
Fuentes del departamento de Empresa reconocen en ON ECONOMIA que "la evolución de sectores como la automoción, con especial énfasis en la transición hacia el vehículo eléctrico; el agroalimentario; la energía y el creciente sector digital-tecnológico marcarán el devenir del año". Aunque aseguran que "la descarbonización de la economía y su digitalización serán los motores de transformación", el mismo Gobierno reconoce el fracaso con renovables y que quizás tendrá que hacer la transición ecológica con gas", en palabras del director de Energía Josep Maria Serena, con las consecuencias negativas que eso tendría en términos de medio ambiente y de precio y, por lo tanto, de competitividad industrial.
Potencia farmacéutica
El sector farmacéutico, clave en Catalunya con empresas punteras como Almirall o Grifols, también puede recibir alguna nueva inversión industrial. De hecho, justamente en la provincia de Tarragona, en la ciudad de Reus, este viernes la 'biotech' Synkotech anunció que creará una fábrica propia donde contratará a diez personas (30 de cara a finales de año) para hacer apósitos en unas instalaciones de 1.350 metros.
Las mismas fuentes de Empresa explican que el departamento está haciendo un esfuerzo exhaustivo con los ayuntamientos por encontrar suelo donde atraer industria y después buscar a los inversores, tal como también lo está haciendo el departamento de Territorio para encontrar terrenos donde hacer vivienda asequible. Como ejemplo, esta coordinación permitió hace poco cerrar la ampliación del FRÍO-HUB de Sant Pere de Ribes, un polígono especializado en la cadena de frío que ganará 50.000 metros cuadrados.
Desde Empresa reconocen que la geopolítica puede influir a la industrialización española y catalana y muy especialmente "habrá que ver el impacto del anuncio de políticas proteccionistas anunciadas a los EE. UU. o el efecto del acuerdo con Mercosur, pero hace falta recordar y ser optimistas con la capacidad de resiliencia y de innovación de las empresas catalanas exportadoras".
Si en los últimos años la competencia de los Estados Unidos y de la China en estímulos públicos y fiscalidad favorable para la industrialización verde han puesto en peligro muchas inversiones europeas, incapaces de competir, ahora está para ver si Trump mantendrá los incentivos de la IRA, el gran marco legal que favorece las inversiones verdes en los Estados Unidos de Biden. Por ahora, el anuncio de Trump de poner fin a las turbinas eólicas puede ser una muy mala noticia para el planeta en términos de descarbonización y, quién sabe, una oportunidad de inversión en territorio europeo.
Siguiendo los pasos de Draghi
En eso hay que añadir que el informe Draghi expresó la necesidad de movilizar decenas de miles de millones de euros para estimular la industria verde. Teniendo en cuenta que la Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen y su vicepresidenta Teresa Ribera, ha dado el informe por bueno, hay que esperar nuevas subvenciones a la industria verde europea, española y catalana, más allá de los ya casi agotados Next Generation y PERTE Vec.
Las baterías de almacenaje y sus componentes, tanto las que se conectan a parques eólicos, fotovoltaicos y red eléctrica para guardar la luz durante los picos de producción, como las que utilizarán para la automoción y otros sectores electrificados, son, por ahora, el gran futuro y el foco de la nueva industria en Catalunya, donde no han sonado campanas últimamente de una gran gigafactoría para automóviles ni de fabricantes de los vehículos que estudien aterrizar.
El responsable de Industria de Comisiones Obreras, José Antonio Hernández, hace un balance positivo en el ámbito industrial del 2024 y mantiene unas buenas perspectivas de 2025. "No es descartable que llegue algún otro vehículo eléctrico y hay que estar atentos a la industria de las baterías, aunque dependen del contexto global. También tenemos que mirar la industria agroalimentaria, con un buen rendimiento en los últimos años de la industria cárnica", reflexiona.
El vicepresidente de Desarrollo Social y Económico del Área Metropolitana de Barcelona, Jordi Valls, comenta en declaraciones en ON ECONOMIA que en la periferia barcelonesa habrá que estar atento "al área de la B-30", que recorre el Vallès, y también al Baix Llobregat. La licitación de una segunda fase del DFactory, firmada el pasado jueves, potenciará todavía más la industria 4.0 y la robótica en la Zona Franca.
Basf y Lotte
Pero los grandes asuntos pendientes de Catalunya ahora mismo tienen dos nombres: BASF y Lotte. Con respecto al primero, la empresa alemana anunció el pasado mes de agosto que paralizaba su planta de reciclaje de baterías anunciada en el 2023 por el retraso de su expansión europea. Tenía que invertir 500 millones y crear unos 200 millones de euros.
Con respecto a Lotte, en Mont-Roig del Campo, el fabricante de baterías surcoreano, después de las intensas negociaciones del Gobierno para atraerlo, se ha encontrado con la oposición de algunas entidades locales y con el ritmo burocrático, que ha retrasado el inicio de las obras hasta el 2027, cuando esté terminado el cambio del Plan Urbanístico necesario. Allí se tiene que producir elecfoil, componente clave de las baterías de litio, con una inversión de unos 400 millones de euros.
Mientras tanto, Repsol ha puesto en interrogando la ecoplanta de Tarragona y los 1.000 millones de inversión para hacer metanol verde en función de lo que acabe pasando con el gravamen extra del Gobierno, un impuesto que grava un 1,2% de la facturación y que la empresa defiende que desestimula inversiones en renovables.
La clave de la energía
El que necesitarán todas las industrias, en activo y para inaugurar, en Tarragona, será energía. Y aquí está donde la región puede tener la clave del futuro en Catalunya. Aunque el Gobierno insiste en que cumplirá su hoja de ruta de cerrar todas las centrales nucleares antes del 2035 (Vandellòs lo haría aquel mismo año y los dos reactores de Ascó en el 2030 y en el 2032), no parece asumible que la energía que producen pueda ser sustituida por renovables. Y menos, en Catalunya. Para conseguir una moratoria al cierre de 2030, hay que pedirlo cinco años antes, o sea que este 2025 será el último año para solicitar un alargamiento de vida de la central de Vandellòs.
Con una potente industria petroquímica pendiente de lo que pase con las centrales, el director de Energía del Gobierno, Josep Maria Serena, reconoció el pasado viernes que con el fracaso en renovables que arrastra Catalunya y ante el inminente cierre nuclear y el tiempo que tienen que tardar las líneas de muy alta tensión si finalmente se construyen, "la transición energética se hará con gas". Eso querría decir mayores precios para la industria y menos competitividad.
De las medidas que tome este Gobierno y también el Gobierno en materia energética —nuclear y renovable- dependerá gran parte de la reindustrialización que hace tiempo que ambas administraciones buscan para reducir la dependencia económica del turismo y de los servicios, aunque estos son los sectores que lo han salvado económicamente en contraste con una Alemania industrializada en declive.
Las inversiones en infraestructuras y en transportes, con especial foco en la posible ampliación del aeropuerto, el avance del corredor mediterráneo y el traspaso de Rodalies, también tendrán un papel relevante, así como las soluciones de vivienda en la única comunidad autónoma con el mercado intervenido en municipios tensionados por los topes. Catalunya, en cualquier caso, es la comunidad con mayor participación de la industria en su PIB, un 25%. Pero todavía quiere más.