En general, las personas jóvenes están más expuestas a los vaivenes del ciclo económico y la calidad media de sus ocupaciones es peor, por lo que llegar a final de mes es una tarea árdua. Muestra de ello la dan la cifras del último estudio de Presente y futuro de la juventud española. Una perspectiva socioeconómica, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). En el informe se detalla que la renta media de los hogares en los que el sustentador principal es una persona de entre 16 y 29 años se sitúa en el entorno de los 16.000 euros brutos anuales, un 15% menos que la media de los hogares (donde se perciben 25.200 euros brutos anuales) y baja hasta los 11.000 euros -un 40 % menos- si ese joven no tiene formación superior. La juventud emancipada vive mayoritariamente de alquiler y ha de dedicar un elevado porcentaje de su presupuesto al alojamiento, casi la mitad de los ingresos del hogar, señala el informe. 

La relación entre formación y ocupación tiene mucho que ver en las retribuciones salariales que pueden obtener los jóvenes, en España. Los salarios de los jóvenes de entre 16 y 29 años, son un 35% inferiores a la media y el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral está siendo más lento, ya que los adultos jóvenes todavía no han alcanzado una base de cotización similar a la media a los 34 años. El 25,4% de jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada también dobla el promedio. 

El colectivo de jóvenes entre 16 y 29 años representa actualmente el 14,8% de la población, 9 puntos porcentuales menos que en 1995, frente al peso de otras franjas de edad como los mayores de 65 años que ha crecido hasta el 20,2%. El informe concreta que "parte de las ventajas salariales de los jóvenes más cualificados se derivan de su preparación para ocupar puestos de trabajo que requieren conocimientos avanzados en competencias que los mayores no pudieron adquirir. Gracias a ello, en el empleo joven de 25 a 29 años pesan más los puestos más cualificados (38,7%) que en el conjunto de los ocupados (35,6%)". El documento, dirigido por el director de investigación del Ivie Francisco Pérez, hace hincapié en que las condiciones de vida de la juventud emancipada "varían significativamente según su formación y origen socioeconómico". Prueba de ello es que los jóvenes que poseen Formación Profesional de grado superior logran salarios medios un 11,3% mayores que los jóvenes con solo educación obligatoria, mientras que los universitarios consiguen empleos un 33,8% mejor remunerados.