La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se ha alineado con su homólogo en la Reserva Federal, Jerome Powell, y ha advertido que la política de la autoridad monetaria europea seguirá siendo restrictiva hasta conseguir el retorno oportuno de la inflación al objetivo a medio plazo del 2%. Lagarde ha sido clara en su discurso en el encuentro financiero de Jackson Hole: el endurecimiento de la política monetaria está logrando avances en Europa, pero "la lucha contra la inflación aún no está ganada". Por ello, el BCE mantendrá los tipos de interés en niveles suficientemente restrictivos "durante el tiempo que sea necesario". La inflación ha venido disminuyendo desde la lectura récord del 10,6% el pasado mes de octubre, hasta el 5,5% en junio.
Para Lagarde es importante la claridad para establecer el papel adecuado de la política monetaria, asumiendo que la estabilidad de precios es un pilar fundamental de un entorno favorable a la inversión, por lo que "la política monetaria no debería convertirse en sí misma en una fuente de incertidumbre", según informo Europa Press. Lagarde ha hecho referencia a aspectos como las inversiones necesarias para caminar hacia la transición energética.
La intervención de Lagarde en Jackson Hole se produce pocos días después de conocerse que el indicador de confianza PMI ha redoblado la caída de la actividad manufacturera en Europa, con los peores datos de confianza industrial desde noviembre de 2020, y en los que por primera vez se ha visto como el sector servicios también empeoraba sus perspectivas para el próximo semestre. La presión a la baja en la economía de la zona euro durante el mes de agosto proviene principalmente del sector servicios y a industria en Alemania, una economía que está dando signos de estancamiento.
En su discurso en Jackson Hole, con una tasa de tipos de interés en 4,25% en Europa, Lagarde reafirmó el objetivo y la obligación de mantener "la inflación en el 2% a medio plazo". Esto será crucial para mantener firmemente ancladas las expectativas de inflación, incluso cuando haya desviaciones temporales de nuestra meta, como puede ser el caso en una economía más propensa a sacudidas, ha defendido la presidenta del BCE, añadiendo la importancia de mantener la confianza pública en que, incluso en un entorno nuevo, no se pierde de vista el objetivo.
Lagarde ha rechazado fuertemente la posibilidad de cambiar el objetivo de los bancos centrales y ha defendido que la formulación de políticas en una era de cambios y rupturas requiere de una mente abierta y de la voluntad de ajustar los marcos analíticos en tiempo real a los nuevos desarrollos al tiempo que los bancos centrales proporcionen un ancla para la economía y garantizan la estabilidad de precios de acuerdo con sus respectivos mandatos.