En el ranking por provincias, Lleida destaca entre el resto de las provincias -no solo catalanas-, sino españolas en el mercado laboral. En el cuarto trimestre, la tasa de paro fue un 5,13% -considerada por los expertos como pleno empleo- solo por encima de Guipúzcoa, donde el paro se limita al 4,67%, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) conocidos esta semana. En el conjunto de España, el paro afecta al 10,61% de las personas mayores de 16 años que quieren trabajar; en Catalunya se reduce al 7,87% y dentro del territorio, la tasa de paro en diciembre del pasado año fue del 7,41% en Barcelona, el 7,72% en Girona, en Tarragona, el 12,67% y, como queda dicho, en Lleida el 5,13%. Con esta carta de presentación, se podría decir que, en términos de empleo, Lleida es un milagro. Sin embargo, tiene claroscuros.

Rafael Allepuz, profesor de Economía del Trabajo, de la Universidad de Lleida, empieza por matizar el dato que tiene un fuerte carácter temporal. “La tasa de paro en el cuarto trimestre es la más baja del año en Lleida, pero si hacemos un cálculo de la media anual, el desempleo es del 6,9%”, aunque reconoce que la diferencia no es tan significativa. Allepuz señala que se esperaba una buena cifra de desempleo, porque el mes de diciembre ha sido muy bueno para el empleo en la provincia. Y no solo por la campaña de Navidad, sino por la actividad turística del Vall d’Aran, uno de los polos económicos más importantes de Lleida. A pesar de la falta de nieve, este año se anunciaba un lleno total, señala el profesor.

Dinamismo en Vall d`Aran

Una tendencia que se viene manteniendo los últimos años, gracias al dinamismo de muchos pueblos de la alta montaña que han generado muchas actividades culturales y de todo tipo para atraer un turismo más allá de las pistas de esquí. “Las casas rurales estaban anunciando para diciembre, donde además de la Navidad está el puente de la Constitución, ocupación plena, es decir, por encima del 95%”. El tirón del consumo el pasado año en el conjunto de la economía española y catalana ha tenido mucho que ver, apunta el profesor de Economía del Trabajo, pues el turismo que acude a Lleida es nacional y, el aumento del consumo, ha sentado bien en los Pirineos.

Pero la baja tasa de desempleo tiene un efecto estadístico muy importante en Lleida, con una de las tasas de actividad (personas dispuesta a trabajar) más bajas. Por tanto, hay menos parados, porque hay menos personas que quieren trabajar. Una idea en la que incide Carles Rusiñol, de Domingo & Rusiñol Associats, tesorero de la Cambra de Lleida e, igualmente, profesor. Señala que es una de las provincias más extensas de España y con menos densidad de población.

Uno y otro coinciden, además, en que el empleo se concentra en actividades de poco valor añadido. La capital está volcada en el sector servicios, el turismo se concentra en los Pirineos y el resto del territorio vive de la industria agropecuaria, con una fuerte presencia de la ganadería porcina, pero también la fruta. Rusiñol destaca la transformación del sector primario de pequeñas explotaciones a grandes empresas alrededor de las cuales, se ha creado una industria que produce alimentos de mayor valor añadido que la fruta, por ejemplo los zumos.

Pero, ambos expertos señalan que es una economía, especialmente la agroalimentaria, que demanda mano de obra barata, con poca cualificación, lo que explica la presencia de muchos inmigrantes. En Guissona, sede de la Corporación Alimentaria de Guissona (Bonàrea Corporación), la mitad de la población es extranjera, uno de los ratios más alto de España. Un gigante en la provincia que cuenta con su propio banco, Caixa Guissona. Russiol reseña que en Alcarràs (que ha saltado al estrellato tras la película de Carla Simón, que se llevó el Oso de Oro en la Berlinale) gana entre 1.000 y 1.500 habitantes cada año.

¿Dónde está la mano de obra oriunda de Lleida que antes se ocupaba en el campo? Rusiñol declara que se han ocupado en el sector servicios de la ciudad, otros trabajan en Barcelona y van y vienen diariamente; otros han ido hacia el Vall d`Aran. Allepuz añade que los jóvenes con formación universitaria buscan empleo en otras ciudades, como Barcelona y Zaragoza, e incluso fuera de España. Lo que explica también una tasa de desempleo de las más bajas de España, unos porcentajes que comparte con provincias también de escasa densidad de población como Soria, Segovia, Cuenca, Teruel o Lugo.

Empleo de más valor añadido

Como consecuencia del tejido productivo, los salarios no están entre los más altos. El tesorero de la Cambra apunta la baja renta per cápita de Lleida en comparación con el resto de las comarcas catalanas. Por eso, desde esta institución se ha hecho una fuerte apuesta por dinamizar la ciudad con un gran polígono industrial que, de llevarse a cabo, será el segundo más grande de Catalunya: Torreblanca-Quatre Pilans.

Pero de momento, se trata de un proyecto que duerme en un cajón a la espera de que la ciudad y la Generalitat se pongan de acuerdo y se apruebe el Plan Director de Urbanismo. Rusiñol señala que la tardanza ha dejado cadáveres en el proceso, pues una gran multinacional, muy conocida, mostró su interés por instalarse en Torreblanca y otra de baterías. Incluso los dos gigantes agroalimentarios leridanos, Bonárea y Vall Companys habrían mostrado interés. De momento, siguen interesadas empresas medianas de entre 100 y 200 empleados.

Allepuz entiende que el proyecto no sale adelantes por temas políticos, aunque no sabe si hay suficiente inversión dispuesta a instalarse en el pretendido polígono industrial. De momento, las empresas leridanas siguen deslocalizándose, sobre todo por problemas “burocráticos”, según un reciente informe realizado por la Cambra.