El Banco Central Europeo (BCE), pese a cumplir con su hoja de ruta el pasado 16 de marzo al elevar los tipos de interés en 50 puntos básicos, admite este jueves que hubo disonancias entre los miembros de la institución con sede en Frankfurt. La última variación monetaria, pese a que de cara a la mayoría de la cúpula del BCE era necesaria, se dio en un contexto cambiante, dominado por las dudas y el temor a una caída del sistema financiero europeo. La quiebra de los bancos de Estados Unidos, unido al estallido de la crisis de Credit Suisse, pusieron en un brete al Consejo de Gobierno del BCE. Pese a que, finalmente, la subida de tipos fue de un 0,50%, tal y como el BCE adelantó en la reunión de febrero, esta decisión estuvo más apretada que el resto.
Y así lo han confirmado las actas de la reunión monetaria del Banco Central Europeo del pasado 16 de marzo, en las que concluye que hubo dudas, y parte de los miembros abogaron por pausar las alzas de las tasas de interés ante la incertidumbre del mercado. Con algo más de un mes vista, el sistema financiero europeo ha soportado las tensiones del mercado y, lo más importante, no ha habido ninguna otra crisis bancaria ni quiebra, como en Estados Unidos. Pese a ello, a mediados de marzo, el sentimiento del mercado era negativo. Los inversores se hacían cuentas de lo peor, germinando un miedo a raíz del hundimiento de Credit Suisse que afectó a todas las bolsas del Viejo Continente por igual.
Pese a que ese temor e incertidumbre se han neutralizado, la cautela aún prima en los mercados financieros, un indicador de que, tanto inversores, como empresas, saben que de un momento para otro puede haber una nueva recaída. El propio BCE, en la reunión monetaria del pasado 16 de marzo, aseguró que inyectaría capital en los bancos que lo requiriesen, dando a entender que las turbulencias financieras no supondrían un problema mayor para la estabilidad monetaria de Europa.
Miembros del BCE abogaron por esperar a que la calma regresase al mercado
Aun esto, y contando con que la mayoría de los miembros del BCE se mostraron partidarios de elevar los tipos un 0,50%, hubo oradores que mostraron su disconformidad, tal y como indican las actas publicadas este jueves. “Algunos miembros hubieran preferido no aumentar las tasas de interés hasta que las tensiones en los mercados financieros hubieran disminuido y llevar a cabo una revaluación amplia de la situación en la siguiente reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno en mayo”, indica en las actas de la cita monetaria.
Estos oradores, los cuales se mostraron partidarios de pausar las alzas de tipos de interés en marzo, justificaron su posición debido a la volatilidad que, en esos momentos, había en los mercados, añadiendo que los riesgos para la estabilidad financiera no habían desaparecido. Además de esto, los miembros más cautelosos consideraron que el riesgo de no subir los tipos de interés era “mucho menos severo” que los asociados a subirlos en una crisis persistente.
Pese a que el BCE cumplió con lo establecido y elevó las tasas de interés un 0,50%, hubo estimaciones que apuntaron a que la institución podría rebajar el ritmo de las subidas o, hasta incluso, paralizarlo. Aun esto, la mayoría de los miembros optaron por endurecer al mismo ritmo que en febrero la política monetaria, algo que, para las voces más cautelosas, podría afectar severamente a la economía en un momento en el que esta estaba copada de dudas, incertidumbre y tensada por las turbulencias financieras.
Cabe destacar que, antes de la última subida de tipos de interés, la tasa en la eurozona era de un 3%, el nivel más elevado de los últimos 14 años. Tras el endurecimiento de 50 puntos básicos, los tipos se asentaron sobre el 3,50% actual, un nivel restrictivo, aunque no lo suficiente para algunos miembros del BCE, los cuales creen que el nivel actual de la inflación invita a volver a elevar las tasas de interés.
Philip Lane aboga por seguir elevando los tipos de interés en los próximos meses
Como informó ON ECONOMIA durante la jornada de ayer, Philip Lane, economista jefe del BCE y uno de los perfiles hawkish de la institución, expresó su idea de seguir elevando las tasas de interés debido a la presión del IPC, el cual, en marzo, cedió hasta el 6,9%, 4,9 puntos porcentuales más de lo deseado por el organismo liderado por Christine Lagarde. El economista irlandés fue uno de los instigadores de la subida de tipos en la última reunión monetaria, tal y como reflejan las actas del BCE. “Una mayoría muy amplia del Consejo de Gobierno estuvo de acuerdo con la propuesta del economista jefe del BCE, Philip Lane, de subir los tipos de interés en 50 puntos básicos”, indican las actas.
Según añaden las mismas, los miembros que optaron por ‘comprar’ la idea de Lane afirmaron que la incertidumbre era mayor y que había que tomar la decisión con “información imperfecta”. Pese a ello, primaron el nivel de la inflación, el cual sigue siendo “muy elevado”.
Sea como fuere, la idea de que la decisión monetaria del pasado marzo fue más apretada de lo estimado se ha convertido en una realidad este jueves. La disonancia también tuvo un papel importante en la decisión final del BCE, con unos miembros decantados por volver a endurecer los tipos y otros que, anteponiendo la cautela, expresaron su idea de frenar las alzas en marzo. Tras todo ello, los tipos de interés se mantienen sobre el 3,50%, y todo apunta a que el próximo 4 de mayo, la institución volverá a endurecer la política monetaria.