La morosidad de la banca bajó ligeramente en octubre, desde el 3,79% de septiembre hasta el 3,77% actual, según los datos que ha publicado este viernes el Banco de España. Lo que hace que se sitúe en su nivel bajo desde 2008. Pero este buen dato todavía no refleja el impacto que las subidas de tipos de interés están teniendo en los préstamos que pagan las familias y empresas. Las condiciones de los créditos y las hipotecas que están firmadas a tipo variable se suelen revisar cada tres o seis meses, o incluso cada año. Cada banco aplica una política distinta.

Las subidas de tipos empezaron en julio, y desde ese mes, el Banco Central Europeo ha encarecido el precio del dinero tres veces más, hasta el 2,5% actual. Como las entidades tardan un tiempo en revisar las cuotas de los préstamos, está siendo ahora, en la recta final del año, cuando realmente se está notando esta subida. Por este motivo, la morosidad de la banca seguía contenida en octubre y no será hasta principios de 2023 cuando se conozca cómo ha evolucionado en noviembre y diciembre, los meses en los que ya se espera que haya impacto.

Tres de los bancos más grandes del país lo destacaron así en la última presentación de resultados. El consejero delgado del Santander, José Antonio Álvarez, aseguraba que hasta octubre no habían tenido incrementos relevantes en las hipotecas y que el “impacto más significativo” sería a partir de noviembre; El número dos de BBVA, Onur Genc, explicaba que la cartera hipotecaria del banco se actualiza con cierto retraso respecto al Euríbor, 2/3 de los créditos se revaloran cada 6 meses, y 1/3, cada año. Por eso, la mayor parte del impacto empezaría en la recta final del año y se notará mucho más en el 2023.

Cuando se revisan los préstamos, por ejemplo las hipotecas a tipo variable, se utiliza el dato del Euríbor de los últimos 30 días, de manera que a aquellos que les toque hacerlo este mes de diciembre, notarán un incremento del 2,8%, que es el nivel en que se situaba el Euríbor el mes pasado. Y los que lo hagan en enero, del 3%, al ser este el tipo de referencia en diciembre. En la misma línea, el CEO de Sabadell, César González-Bueno, recordaba que revalorar las hipotecas lleva tiempo, y por eso, la mayor subida de cuotas llegará a final de año. En octubre, por ejemplo, lo hicieron con el Euríbor mensual de agosto, que alcanzaba el 1,2%, y en este cuarto trimestre lo harán con tasas del 3%. 

La morosidad baja, pero los supervisores piden prudencia

Como ya se espera que la morosidad suba en 2023, aunque sea ligeramente y nunca llegue a los niveles de la crisis financiera, cuando alcanzó al 13%, los supervisores están lanzando continuamente mensajes a la banca para que no se relajen y mantengan provisiones para hacer frente a los posibles impagos. La consultora EY ya ha lanzado el aviso de que la tasa de morosidad de la banca alcanzará el 4,5% en 2023 y además, seguirá aumentando de forma hasta el 5,5% en 2026.

Lo que quiere decir que los expertos ya dan por hecho que las empresas y familias tendrán problemas para hacer frente al pago de sus cuotas durante los próximos meses. Y es que, al igual que los préstamos tardan en encarecerse cuando suben los tipos y la morosidad no da signos de alerta repentinamente, también tardan en abaratarse los préstamos cuando los tipos empiezan a bajar. El Banco Central Europeo ya ha dicho que seguirá subiendo el precio del dinero hasta contener la inflación, en concreto, hasta que baje al 2%, y esto no se espera que ocurra hasta 2025. .

Por eso se espera que hasta ese año la morosidad vaya al alza; La buena noticia es que la banca española está preparada y tienen carteras de créditos mucho más saneadas que en la crisis anterior. Además, conservan parte de las provisiones que hicieron en la pandemia, cuando se esperaba también que los impagos subieran. Contra todo pronóstico, y por suerte para el sector financiero, esto no ocurrió gracias a los ERTE, que sirvieron para mantener el empleo, y los créditos ICO, que dieron liquidez a las empresas.

Así, la tasa de morosidad – que es el porcentaje de préstamos impagados que hay en la banca- ha ido cayendo desde el 4,7% en el que cerró 2019 –antes de la crisis sanitaria- hasta el 3,7% actual, es decir 100 puntos básicos. Pese a ello, el entorno macroeconómico es complicado. La economía no está creciendo al ritmo que se esperaba al principio de 2022 por las consecuencias de la invasión de Ucrania, la subida del precio de la energía, de la alimentación… y en consecuencia la fuerte inflación que hay en España, que aunque es menor que la media europea, roza el 7%.

Por este motivo, tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo han pedido prudencia al sector para que preserven capital y así puedan hacer frente al impacto del deterioro de la economía en las familias y empresas.