El psicólogo Daniel Kahneman, que ganó el premio Nobel en el año 2002 por sus investigaciones cuestionando los comportamientos racionales de la economía, falleció este miércoles a los 90 años de edad, según ha informado el The Washington Post.
Kahneman cuestionó la supuesta racionalidad que hay detrás de comportamientos económicos como las inversiones en Bolsa. Así, la Teoría de las Perspectivas, que desarrolló de la mano del también psicólogo Amos Nathan Tversky, fallecido en 1996, explicó basándose en ejemplos empíricos cómo el miedo a la pérdida tenía un papel fundamental a la hora de realizar una inversión y cómo la percepción de una pérdida es mayor que la de una ganancia para un inversor aunque sean del mismo calibre.
Kahneman apuntaba, por poner un ejemplo, que un inversor que puede ganar 150 dólares o perder 100 en el mismo juego tiende a optar por no jugar porque la percepción de la pérdida es más aguda que la de la ganancia. Alguien que, tras un movimiento en Bolsa, pierde 500 euros y se queda en ganancias de 1.000, tiene una satisfacción mucho menor que otra persona que, tras un incremento del valor, gana 500 euros y alcanza los 1.000 de ganancia. O sea, que a misma ganancia, la percepción de quien avanza es mucho mejor que la del que recula.
Para desarrollar esta teoría, los pensadores crearon un patrón de cuatro variables y fórmulas matemáticas que implicaban las incertidumbres y las certezas a las conductas económicas.
Nacido en Tel Aviv el 5 de marzo de 1934, cuando aún era protectorado británico, Kahneman se licenció en Psicología por la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1954. Su padre fue un químico judío detenido durante la Segunda Guerra Mundial y luego puesto en libertad en Europa. Después migraron a Palestina, donde nació Kahneman.
En 1961, se doctoró en la Universidad de California en Berkeley y en 1969 conoció a Tversky, su colaborador durante más de una década hasta su obra ganadora del Premio Nobel. Juntos inventaron también el juego del ultimátum, que demostraba que una persona a la que se le ofrecía parte de un premio ganado por otra persona no aceptaba menos del 30 o del 20%, aunque lo lógico era que aceptara cualquier cantidad. En definitiva, Kahneman cuestionó certezas que se daban por hechas de la conducta económica aplicando bases de la psicología.