El nómada digital, ese trabajador de un futuro cada vez más presente que viaja por el mundo sin dejar de trabajar para su empresa, tiene en España desde diciembre del año pasado su propia figura legal. En sus primeros diez meses en vigor, el Gobierno español ha concedido 7.116 permisos (incluyendo nómadas y familiares), un 6,7% de las 10.668 solicitudes presentadas a la Unidad de Grandes Empresas, dependiente del Ministerio de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones hasta el 31 de octubre de este año, según ha podido saber ON ECONOMIA y han confirmado fuentes del propio ministerio. Desde exteriores se han procesado 211 visados de teletrabajo de 252 solicitudes en país de origen. 

Sumados los permisos tramitados en la Unidad General de Empresas y los visados de teletrabajo gestionados por Exteriores, que tienen los mismos requisitos y condiciones para los desplazados, el resultado es que existen 7.368 nómadas digitales -o familiares de los mismos- reconocidos en España. Lo son con base en la ley 28/2022 que creó esta figura en el marco de la ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes o startups. Para ser nómada digital en España, recoge la ley, es necesario que el viajero tenga formación universitaria o profesional en escuelas "de prestigio", según el Gobierno, y que demuestre cobrar a partir del 200% del salario mínimo interprofesional, así como que demuestre la vinculación profesional con una empresa concreta o cartera de clientes que se puede realizar en remoto.

Ahora mismo, no obstante, esta modalidad viene funcionando más para los freelances y autónomos que para los trabajadores contratados. Desde el despacho especializado en extranjería Antonio Segura, la abogada Cristina Romero explica que “para los trabajadores por cuenta ajena, es muy complicado conseguirlo porque requiere que las empresas extranjeras se registren en la Seguridad Social española y no suelen querer hacerlo”. “Parece que esta autorización se acabará reduciendo a aquellos trabajadores que trabajan por cuenta propia”, añade. El visado o autorización de residencia busca ofrecer ventajas fiscales para que tributen en España los trabajadores que opten por trabajar desde aquí para sus países o abrir su negocio en remoto desde aquí. 

Los nómadas digitales ya pueden tributar en España. Fotografía: Carlos Baglietto

La abogada especializada en extranjería y colaboradora de Auris Emma Hakobyan, en cambio, no ha visto estos problemas en sus clientes. "Normalmente, la empresa emite una carta de desplazamiento que autoriza al trabajador a trabajar en otro país", dice Hakobyan, que ve en el permiso y visado de nómada digital "un atractivo para personas que viven fuera de la zona Schengen y quieren estar aquí". Hakobyan hace una valoración "muy positiva" de este permiso, si bien pone como contrapunto el pago de la cotización de la Seguridad Social. "No veo mucho sentido a que tengan que tener seguro médico privado y estén obligados a cotizar", comenta. 

Una vez el trabajador en remoto demuestra que reúne las condiciones para residir en España como nómada digital, puede proceder a cotizar en España. Si es europeo, lo puede seguir haciendo en su país de origen de acuerdo al reglamento europeo y, obviamente, no necesita ningún permiso de residencia o visado por la libre circulación de ciudadanos. Los nómadas digitales pagan un tipo impositivo fijo del 24% sobre sus ingresos hasta los 600.000 euros y un 47% sobre cualquier cantidad por encima de este límite. 

Durante los primeros meses, los nómadas digitales no contaban con el modelo 149 para tributar, aprobado específicamente para que se puedan acoger al régimen especial impositivo que marca la Ley Beckham, como preveía la nueva ley. Pero desde el pasado mes de diciembre, este modelo pasó a estar activo y ya pueden tributar con su régimen específico. 

Un estilo de vida en auge

Aunque es difícil determinar cuántos nómadas digitales viven en España y en Barcelona, un estudio de Passport-Photo estima que existen 35 millones en todo el mundo y que España está entre los seis países que más atraen, con unos 753.000 profesionales en esta situación.

El auge del sector digital y tecnológico y la popularización del teletrabajo (si bien la mayoría de empresas siguen en España apostando por la presencialidad) ha multiplicado los flujos migratorios de trabajadores que pueden hacer su trabajo desde otros países. El clima, el precio y la calidad de vida de España la convierte en un destino atractivo en Europa. Ya se han dado, sin embargo, algunas tensiones por cómo los expats y nómadas digitales, con sueldos superiores a la media local, encarecen el mercado de la vivienda y fomentan comercios de corte global con precios mayores al comercio tradicional y que amenazan algunos de ellos, esto es, aceleran la gentrificación, tanto en España como en Portugal y otros países. 

A nivel de impuestos, España, como otros países, quiere aprovechar esta llegada de trabajadores en remoto para recaudar impuestos. De ello se ocupa la poco conocida Unidad de Grandes Empresas, creada en 2007 para gestionar las inversiones en empresas e inmobiliarias que facilitarían el permiso de residencia golden, que se concede a cambio de sumas de dinero de a partir de 500.000 euros. La oficina gestiona también otros permisos como el de profesionales altamente cualificados y es, en general, más hábil y rápida que extranjería, que tramita los permisos de residencia y de trabajo de los migrantes.