La reforma del sistema de pensiones aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011 fijó una subida progresiva en la edad de jubilación que no se frena hasta el año 2027. Cada año, desde 2013, la edad de jubilación se ha retrasado unos meses y también lo ha hecho el tiempo necesario a cotizar para jubilarse antes de esa edad. En 2025, la edad de jubilación sube a 66 años y 8 meses, aunque se podrá adelantar a los 65 si se han cotizado 38 años y 3 meses o más.
Desde 2013 hasta 2027, la edad de jubilación va subiendo progresivamente desde los 65 años y un mes de 2013 hasta los 67 años con que se debe culminar el año 2027, así como la jubilación a los 65 pasa de requerir 35 años y 3 meses o más en aquel primer año, a 38 años y 6 meses o más de cotización a partir de 2027.
En 2024, la edad de jubilación ha sido de 66 años y 6 meses y la cotización necesaria para anticiparla, de 38 años y 3 meses. Después de los 66 años y 8 meses de 2025, en 2026 la edad oficial de jubilación se ampliará 4 meses más hasta los 66 años y 10 meses, aunque se mantendrá la cotización para los 65 en 38 años y 3 meses.
La reforma de pensiones se completó el pasado 2023 con una novedad: se puede escoger para el cálculo de la pensión que sea más beneficioso entre dos opciones, o los últimos 29 años de carrera descartando los 24 meses peores o el periodo de cómputo actual, esto es, los últimos 25 años.
La edad efectiva de jubilación, debido a la posibilidad de anticiparla, es de media menor que la edad legal. En 2024, la edad media ha sido de 65,2 años, con una diferencia significativa entre los 65,6 años de media para mujeres y los 64,8 para hombres.
Hasta noviembre de este año, según cifras de la Seguridad Social recogidas por EFE, se habían jubilado 338.771 personas, de las que el 71 % lo hizo a la edad ordinaria o superior con una media de 66 años, frente al 29 % que se retiró de forma anticipada con una media de 63,2 años.
En cuanto a la jubilación anticipada, la edad media sube a 64 años si es voluntaria y baja a 62,8 años para la no voluntaria. Hace diez años, la jubilación anticipada involuntaria suponía una de cada cinco altas al sistema debido al aumento de despidos posterior a la crisis financiera, mientras que ahora es minoritaria y solo representa el 3,5 % del total.
La edad sube a los 68 años en el caso de la jubilación demorada, una modalidad incentivada desde 2022 que casi se ha duplicado en el último lustro, ya que acumula un 9,4 % de las altas frente al 4,8 % que suponía en 2019.