La OCDE ha revisado al alza su previsión de crecimiento para España este año hasta el 2,3%, por encima de la que hizo el Gobierno en primavera y de la que presentó la Comisión Europea la semana pasada. De cumplirse la estimación, sería la cifra más alta de los grandes países desarrollados.
Con esa mejora de dos décimas en las expectativas del informe de Perspectivas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) respecto a las anunciadas en junio, el crecimiento de España casi cuadruplicará el del conjunto de la zona euro, que se quedará en un anémico 0,6%, tres décimas menos que antes del verano. Para 2024, los autores del estudio han mantenido sin cambios las cifras que presentaron antes del verano y esperan un aumento de la actividad en España del 1,9 %.
La OCDE no ha integrado aún la última revisión del INE
Esta previsión con casi total seguridad tendrá que corregirse en el próximo informe de finales de noviembre, ya que se ha hecho antes de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisara sustancialmente sus cálculos sobre el producto interior bruto (PIB) español en 2021 y 2022, que al final de este último ejercicio era 20.000 millones de euros mayor de lo estimado inicialmente.
En cualquier caso, al menos hasta que eso ocurra, España aparece como uno de los países de la OCDE con un crecimiento más elevado este año, y el primero entre los grandes países ricos del club, por encima no solo de las otras potencias de la eurozona que son Francia (1 %), Italia (0,8 %) o Alemania (-0,2 %), sino también de Japón (1,8 %), Corea del Sur (1,5 %) y Estados Unidos (2,2 %).
Entre los miembros de la OCDE que también forman parte del G20, los únicos que estarán por encima son México (3,3 %) y Turquía (4,3 %), que tienen muchas características de países en desarrollo. La OCDE es un poco más optimista que la Comisión Europea, que la semana pasada calculó que la producción española progresaría un 2,2 % este año y un 1,9 % el próximo. El Gobierno, por su parte, en el escenario macroeconómico plurianual que presentó a finales de abril -antes de una temporada turística estival que se ha revelado de récord- esperaba un 2,1 % en 2023 y un 2,4 % en 2024.
Una inflación de las más bajas de la OCDE
Por lo que respecta a la inflación, la OCDE se muestra más esperanzada que en junio sobre la capacidad de España para situarla en niveles más moderados: un 3,5% este año (cuatro décimas menos) y un 3,4% (cinco décimas menos) en 2024. Eso significa que, de cumplirse sus predicciones, la inflación española en 2023 sería dos puntos porcentuales inferior a la de la media de la zona euro, con todo lo que significa de mejora de la competitividad respecto a sus socios más directos.
En 2024, sin embargo, la inflación en España sería cuatro décimas más elevada que en el conjunto de la eurozona. Si se compara con los otros miembros de la OCDE que pertenecen al G20, la inflación española solo estaría en 2023 por encima de las de Japón (3,1 %) y Corea del Sur (3,4 %). Incluso en Estados Unidos se estima que será superior (3,8 %).
Con esos niveles relativamente bajos de inflación, la duda que surge es si la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) es adecuada para un país como España, después de haber decidido la semana pasada la décima subida de sus tipos de interés de referencia desde julio de 2022, hasta un nivel récord del 4,25 %. La OCDE no entra en particular en el caso español y lo que dice es que con carácter general la política monetaria tiene que seguir siendo restrictiva "hasta que haya signos claros de que las presiones inflacionistas subyacentes han disminuido de forma duradera".